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Peligrosa incitación a la rebelión, al golpe, a la injerencia foránea ¿y a una guerra civil?

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Peligrosa incitación a la rebelión, al golpe, a la injerencia foránea ¿y a una guerra civil?



Por: Aram Aharonian

Aporrea


La  unicameral Asamblea Nacional de Venezuela, dominada por la oposición de derecha, declaró este domingo que el gobierno realizó un golpe de Estado, durante una ruidosa sesión que fue interrumpida cuando militantes oficialistas irrumpieron en la cámara. Los legisladores se comprometieron a enjuiciar al presidente Nicolás Maduro después de que el Consejo Nacional Electoral (CNE) bloqueó el jueves la campaña de la oposición para revocar el cargo al mandatario.


“Es una peligrosa inicitación a crear situaciones de ingobernabilidad, pedir la intervención militar en apoyo a sus posiciones y la demanda sistemática de una interveción extranjera de la mano de la OEA. Hasta ahora, los chavistas no han repelido las acciones de calle y desestabilización de la oposición, pero no existe seguridad que esta situación se mantenga, lo que bien podría dar lugar a una guerra civil”, alertó el sociólogo Álvaro Verzi Rangel.


La pugna de poderes se agudiza con las recientes decisiones emanadas de tres poderes: Ejecutivo, Judicial y Electoral y la reacción del Legislativo. La estrategia para la aprobación del Presupuesto 2017;  la decisión de la Sala Electoral del TSJ en torno al 20% y el   calendario electoral 2017  fijado por el Consejo Nacional Electoral enmarcan la confrontación: para unos se trata de la defensa de la democracia,  mientras que para otros,  es videncia de que “en el país ya no hay democracia


“Nos encontramos en una etapa de crisis que nos advierte de peligros que acechan al sistema democrático y la paz del país (…),  se podría generar un efecto expansivo sobre el resto de instituciones y en las prácticas políticas y sociales”, indica la socióloga Maryclén Stelling. Tan grave la situación que la Iglesia católica abandona temporalmente los relatos salvajes de la crisis política,  y bendice la reconciliación, el diálogo y la convivencia. Arturo Sosa, supérior de la jesuitas, señaló que “En la coyuntura actual los puentes para el diálogo hay que construirlos. Apenas se han puesto algunas bases para esa construcción”.


La lucha por el poder entre las dos grandes fuerzas  que marcan el acontecer venezolano se hace cada día más tensa y exacerbada, hasta el punto de que se ha llegado a considerar que el conflicto pudiera ser zanjado por una intervención militar, mientras se dificultan cada vez más las  negociaciones para la superación de la situación, caracterizada por una divergencia de base: la oposición, a partir de varias consideraciones,  exige la salida de Nicolás Maduro de Miraflores; el sector gubernamental está en desacuerdo con ese planteamiento y argumenta en sentido contrario.

Mientras, el presidente sigue de gira en Medio Oriente y será recibido por el Papa en El Vaticano. Para la oposición abandona el poder, para otros es muestra de “normalidad”.


La semana pasada la mayoría parlamentaria opositora aprobó en la Asamblea Nacional una declaración en la que se expresa que  se está en presencia de “la violación de los derechos fundamentales, de los principios y valores consagrados en la Constitución” por parte del Ejecutivo, y en la que se insta a la institución militar a actuar en función del “restablecimiento del Estado de derecho, de la vigencia de los derechos fundamentales y de los principios democráticos” y “a desconocer los actos del Ejecutivo Nacional y del TSJ que lesionen la Constitución”.


La Asamblea Nacional denunció una ruptura del orden constitucional cometida por el régimen de Maduro, y resolvió convocar “al pueblo de Venezuela a la defensa activa de nuestra Carta Magna” hasta lograr la restitución del orden constitucional y solicitar a la comunidad internacional la activación de mecanismos para el retorno de la democracia.


Julio Borges, el jefe de la bancada opositora, del derechista Primero Justicia, dijo que el Congreso está ahora en abierta rebelión contra el gobierno. Más aún, la Asamblea Nacional llamó a la rebelión popular y a una presión internacional.


El acuerdo –que señala que al suspenderse la recolección de firmas para convocar al referendo por órdenes de tribunales penales se arrebató a los venezolanos el derecho a revocar el mandato del gobierno mediante los votos– elevó la confrontación de poderes entre el Ejecutivo y el Legislativo.


Asimismo la declaración advierte de la presunta doble nacionalidad de Maduro, quien según sus detractores tiene madre colombiana, lo que de ninguna le impide ejercer la primera magistratura, pese a que ser uno de lospuntos del orden del día de la sesión de este martes.La Cancillería de Colombia envió una nota oficial al Presidente de la Assemblea Nacional informándole que en ninguna agencia de su gobierno habían registros de nacionalidad de Maduro.


La Asamblea Nacional exigió a la fuerza armada no obedecer o ejecutar ningún acto contrario a la Constitución. Pero, por hasta ahora los militares se han manifestado en el apoyo al gobierno de Maduro


Antes de votar la declaración, simpatizantes del gobierno irrumpieron en el Palacio Legislativo e interrumpieron la sesión a los gritos. Los chavistas llevaban camisetas rojas, el símbolo del oficialista Partido Socialista Unificado de Venezuela. Un tumulto paralizó la sesión cuando el primer vicepresidente de la Asamblea, Enrique Márquez, pronunciaba un duro discurso contra el gobierno. Tras el desalojo continuó la sesión.


La declaración por la restitución del orden constitucional sorprendió a Maduro en Arabia Saudita, en el curso de una gira por los países de la OPEP en busca de acuerdos para recuperar el precio del barril de petróleo, y para cuya ausencia no solicitó autorización al Legislativo.


Héctor Rodríguez, jefe de la bancada oficialista, denunció que la oposición hizo un intento erróneo de copiar el golpe de Estado en Brasil que destituyó a la presidenta Dilma Rousseff. “Nos han hecho perder el tiempo hoy. Es un intento burdo de copiar el golpe de Estado en Brasil. En Venezuela no hay condiciones para que ellos impongan un golpe, aquí se va a imponer la democracia, la paz y la Constitución”, alegó.


Rodríguez también llevó un mensaje del mandatario a los diputados opositores: diles que les doy un saludo y un abrazo, y que los espero en la mesa de diálogo a todas y a todos.


Borges, jefe de la bancada de la oposición, propuso la declaración en la que pidió proclamar la rebelión de la Asamblea Nacional tras la ruptura constitucional.


El jueves pasado el CNE decidió suspender hasta nuevo aviso la recolección de firmas para activar el referendo, cuando la oposición se preparaba para reunir, la próxima semana, al menos 4 millones de rúbricas de electores, o 20 por ciento del padrón electoral, amparándose en órdenes de varios tribunales penales que admitieron las denuncias de un supuesto fraude de la oposición con las firmas recolectadas y validadas entre abril y junio para solicitar el referendo.


La derecha debía recoger sólo 195.000 firmas para cumplir el requisito del 1%, sin embargo, consignó al CNE 1.957.779 firmas, de las cuales fueron identificadas en la auditoría donde la derecha y el oficialismo estaban representados, nada menos que 605.727 firmas fraudulentas, entre ellas 10.995 personas fallecidas, 53.658 personas que no están inscritas en el Registro Electoral, 3.003 menores de 18 años, 1.335 inhabilitadas por delitos graves (homicidios, narcotráfico, robo, estafa, abuso sexual). Más de 9 mil denuncias por usurpación de identidad se presentaron en todos los estados.


La decisión eliminó la posibilidad de que se celebre antes del 10 de enero de 2017 el plebiscito contra Maduro. De realizarse el referendo luego de esa fecha, no es necesario celebrar nuevas elecciones y sería el vicepresidente quien concluiría el mandato de Maduro lo que aseguraría la permanencia del chavismo en el poder hasta 2019.


Los diputados opositores acusaron a las rectoras del CNE de parcialidad política para favorecer al gobierno. Igualmente dijeron que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) se ha convertido en un defensor de Maduro, lo que provocó que el Parlamento también decidiera proceder de manera inmediata al remplazo de las autoridades del CNE y del TSJ.


Hace dos meses, la Asamblea Nacional fue declarada en desacato por el Tribunal Supremo de Justicia y todos sus actos son considerados nulos. La suspensión del referendo aumentó aún más la tensión política en Venezuela, que además enfrenta una profunda crisis económica, con severa escasez de alimentos y medicinas, y una inflación que el Fondo Monetario Internacional calcula en 475 por ciento para 2016.


Mientras, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) declaró en desacato a la junta directiva de la Asamblea Nacional por juramentar a tres ciudadanos sin autorización del máximo tribunal. La Asamblea Nacional (AN) de Venezuela realizó la sesión ordinaria el domingo, a pesar de que se encuentra en desacato al (TSJ), con el objetivo de desconocer el mandato constitucional del Gobierno del presidente Nicolás Maduro, y dar así un golpe de Estado.


El abogado constitucionalista Enrique Tineo explicó que “Venezuela corre el riesgo de que se pueda entronizar la impunidad ya que la oposición está atentando a la constitucionalidad, creando falsos supuestos de que el Presidente abandonó el país, cuando solo está cumpliendo sus facultades como jefe de Estado al realizar una gira internacional” por países productores de petróleo.


Las preguntas en el tintero

¿Quién dio el Golpe a quién? ¿La derecha cometió fraude en la recolección del 1% de las firmas y el responsable es el Gobierno? ¿Busca la derecha justificar una intervención extranjera a gran escala con la excusa de la suspensión del revocatorio y de una supuesta crisis humanitaria?


¿Un parlamento en desacato judicial, puede destituir a rectores electorales o magistrados del máximo tribunal del país sólo porque velan por el cumplimiento de la Constitución y protegen a la nación entera de un fraude contra la soberanía popular? ¿No es a caso un Golpe de Estado que el parlamento pretenda desconocer todas las autoridades y las decisiones de los demás Poderes Públicos, además de buscar su destitución por vías no constitucionales?


El paralelo chileno

No se debe olvidar lo que ocurrió en Chile luego del acuerdo del parlamento. En tres semanas los militares procedieron a cumplir con el acuerdo de la Cámara que les había solicitado el “restablecimiento del Estado de derecho” y los actos del Ejecutivo fueron desconocidos, recordó el politólogo opositor Leopoldo Puchi.


Ya se conoce en la historia de Latinoamérica el significado y las consecuencias de este tipo de pronunciamientos. El 22 de agosto de 1973 la Cámara de Diputado de Chile aprobó por mayoría de votos un acuerdo redactado con la misma estructura y en los mismos términos del texto de la Asamblea venezolana. En el acuerdo chileno se comenzaba por enunciar las condiciones que deben darse para que exista un Estado de Derecho, luego se describían las violaciones a la Constitución y las leyes por parte de Salvador Allende y por último se hacía un llamado a la Fuerza Armada a “restablecer las condiciones de pleno imperio de la Constitución”.



Es posible que en las condiciones de Venezuela hoy no ocurra lo mismo y que el texto emitido sea parte de la retórica insustancial que banaliza las palabras, pero es innegable que de manera temeraria y sin tener en cuenta los antecedentes históricos, se ha hecho un llamado.


Declaración del Oilwatch por un Hábitat despetrolizado

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Declaración del Oilwatch por un Hábitat despetrolizado



La Asamblea General de Oilwatch, celebrando sus 20 años de existencia, reunida en Quito en el marco del Foro Social Resistencia al Hábitat III declara:


1.                  Las Conferencias de Naciones Unidas sobre Asentamientos Humanos realizados en Vancouver en 1976, Estambul en 1996, y Quito en 2016 son un testimonio claro de la relación entre la industria petrolera y la agenda de la urbanización planetaria: las ciudades crecientesson motor, justificación y destino de los hidrocarburos y sus derivados; se constituyen en fuente de energía; y permiten incrementar los ingresos y el poder de la industria del petróleo, gas y carbón, de la  abrumadora industria automotriz, la petroquímica, la minería, así como del capital financiero especulativo. Este modelo urbano es una expresión de la civilización petrolera y está profundamente vinculado con la crisis ambiental mundial.


2.                  La Nueva Agenda Urbana, lema y objetivo del Hábitat 3, abre la puerta a nuevos patrones de producción, distribución y consumo “sostenibles y responsables”, calificativos que ocultan la obsolescencia, la explotación de la naturaleza y del trabajo humano; el sacrificio de los cuerpos y de territorios como consecuencia de la extracción de petróleo, gas y carbón, fuentes de energía y de insumos para la petroquímica.


3.                  Hábitat III promueve e imagina un futuro global esencialmente urbano, desconociendo la importancia de los territorios rurales y el aporte de las comunidades indígenas y campesinas en la sustentación de la vida en el planeta. Justifica el despojo territorial de pueblos ancestrales; el vaciamiento de los territorios para proveer con materia prima a la industria; la urbanización de las selvas, bosques y comunidades campesinas a través de proyectos de “vivienda para los pobres”,“ciudades del milenio”u otros proyectos que se presentan como parte de las agendas sociales, de conservación o de “compensación”.


4.                  Para enfrentar la crisis del hábitat, se propone la economía verde, se impone el discurso de la sostenibilidad y se promueven proyectos como los de compensación  de la biodiversidad y absorción de carbono, que son más bien estrategias para perpetuar la primacía del mercado y permite que los responsables de esta crisis puedan evadir sus responsabilidades. Estos proyectos justifican la destrucción, desmovilizan y desplazan las comunidades, y enriquecen a las empresas con nuevos negocios, mientras se mantiene y fortalece el capitalismo petrolero.


5.                  Los agresivos procesos de urbanización, siempre organizados alrededor de millones de automóviles, provocan desalojos, desplazamientos, invasiones tanto en las fronteras de las ciudades como en los territorios de extracción. La agenda de crecimiento urbano con la construcción de carreteras y la supervehiculación de las sociedades, es sobre todo funcional a la expansión de las fronteras extractivas de nuevas y viejas empresas de hidrocarburos, con viejas y nuevas tecnologías.


6.                  Es de especial preocupación para Oilwatch en el marco de la petrolización del hábitat, la ausencia de discusión sobre:


  1. El uso y fomento de energías extremas para apuntalar la urbanización agresiva

Las nuevas tecnologías de la industria de petróleo, gas y carbón ligadas a la búsqueda, extracción, transformación, y manejo de desechos,  en lugar de proteger la naturaleza,   y respetar los derechos de las comunidades aumentan los riesgos y los impactos.  La extracción de crudos extrapesados, el gas y aceite del fracking, la extracción de gas asociado al carbón, la minería de carbón y petróleo, la explotación de aguas superprofundas, la biotecnología para la industria petrolera y la expansión de la petroquímica tienen los mismos y peores impactos de los ya observados en el planeta.

            2. La creación de nuevas zonas de sacrificio


Las nuevas fronteras de extracción de petróleo, gas y carbón son parques nacionales, territorios indígenas, arrecifes de coral, mares profundos, glaciares y otras zonas de extrema vulnerabilidad, así como los cuerpos de los trabajadores y las poblaciones cercanas a estos proyectos. Destruir estas zonas no solo implica la pérdida de un patrimonio de la humanidad, sino que desatará fuerzas incontrolables de la naturaleza. Las industrias ligadas a los hidrocarburos, incluyendo las petroleras, las de servicios, la minera, la automotriz y la petroquímica están ejerciendo  presiones criminales sobre el planeta y su gente. Se hace indispensable establecer las redes de responsabilidad  que actúan frente a este ecocidio y etnocidio. 


La frontera extractiva se expande incluso en las ciudades, causando accidentes, derrames, contaminación, despojo de tierras, entre otros impactos adversos, con riesgos enormes para la vida en el planeta.


            3. El análisis sobre las causas del cambio climático y los riesgos de sus efectos sobre las ciudades


La extracción de carbón, petróleo y gas no sólo ha provocado la crisis climática planetaria sino que está provocando desastres extremos, en gran parte, por el carácter experimental de las tecnologías que se usan. Por ejemplo, el fracking está asociado a la generación e incremento de sismos y explosiones. La perforación en aguas profundas y la combustión in situ implica graves riesgos para trabajadores y el territorio. Las ciudades cada vez más grandes, son vendidas como espacios de seguridad, bienestar y salvación para las poblaciones que se pretende desplazar, pero son realmente espacios de colapso, en donde se están desatando las peores crisis climáticas.


4. El exterminio de  poblaciones de extrema vulnerabilidad


Los últimos pueblos indígenas aislados que habitan la selva amazónica y el Gran Chaco sudamericano, las comunidades del bosque de la cuenca del Congo, los pueblos pastores del continente africano, las minorías étnicas de Arakan en el sudeste  asiático, los pescadores artesanales y recolectoras entre otros, están siendo acorralados por los planes de desarrollo y  extracción de minerales e hidrocarburos.


En los últimos meses en Bolivia, Ecuador y Perú en territorios en donde se realizan actividades de exploración sísmica y de extracción de crudo se ha reportado la presencia de estos pueblos aislados.  Siendo estos una prioridad de protección para las Naciones Unidas, urgen acciones inmediatas y la paralización de los proyectos petroleros que amenazan su existencia.


NUESTRA AGENDA POR EL HABITAT ES:


Oilwatch trabaja por una civilización post-petrolera, para desfosilizar la economía y  descentralizar y diversificar la energía, despetrolizar el sistema alimentario industrial,  desurbanizar las vidas de las sociedades, desautomovilizar el transporte, proteger los territorios/comunidades y recuperar las aguas, cuerpos y las selvas.


Oilwatch demanda a las Naciones Unidas bloquear la influencia de empresas en los escenarios de decisión internacional, controlarlas y sancionarlas por sus delitos, transparentar las relaciones de la industria de hidrocarburos y de automóviles con la agenda de crecimiento urbano.


Oilwatch reconoce que los defensores y defensoras de la naturaleza son los únicos que están actuando en responsabilidad con nuestro Hábitat, y demanda para inmediatamente su criminalización, hostigamiento, estigmatización, desprestigio y judicialización.


Oilwatch celebra las formas cómo la naturaleza se rebela reencauzando los ríos a sus cauces naturales, impidiendo el hallazgo y extracción de los fluidos de la tierra (la sangre de la tierra de acuerdo a los pueblos indígenas) y poniendo frenos a la expansión urbana.


Oilwatch se presta a la construcción de  alianzas con las organizaciones urbanas para promover juntos nuevas formas de convivencia, armoniosas con la naturaleza, respetuosas de las sociedades, que construyan solidaridad, democracia  yplanes de vida en común y por el bien colectivo.


Quito, 20 de octubre de 2016

Los ecologismos populares en Venezuela: ambientalizar todas las luchas sociales

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Los ecologismos populares en Venezuela: ambientalizar todas las luchas sociales



MARTES 1 DE NOVIEMBRE DE 2016 – 5 PM

ATENEO POPULAR DE LOS CHAGUARAMOS


La crisis que vivimos en la actualidad, a nivel nacional y a escala global, es también una crisis del modo en el que nos hemos venido relacionando con la naturaleza, con la tierra, los territorios, el agua, la energía. Nuevos tiempos parecen estar configurándose y con estos, las luchas ambientales tendrán cada vez más importancia en Venezuela.

Nuevos espacios han de florecer para abrir más posibilidades para el encuentro de los múltiples ecologismos populares, de los que fueron, de los que son y de los que serán.

Los invitamos a este espacio para re-pensarnos y articularnos desde las experiencias de las luchas ambientales que se están desarrollando en el país, desde el ecologismo ancestral indígena, desde los defensores y defensoras de los territorios y el agua, pero también desde los colectivos urbanos, agrupaciones culturales, las feministas, los sindicatos y todas las luchas que están incorporando la ecología en sus agendas de lucha.

Potenciar nuestro encuentro y hacer converger nuestras agendas desde la defensa de la Vida y los territorios, es esencial.

Los esperamos este martes 1 de noviembre a las 5 pm en el Ateneo Popular de Los Chaguaramos, donde Nicanor Cifuentes Gil y Emiliano Teran Mantovani plantearán algunas ideas para la discusión.


Te esperamos

Las luchas territoriales anuncian un cambio civilizatorio

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Las luchas territoriales anuncian un cambio civilizatorio



Víctor M. Toledo

La Jornada


"Ante el avasallante proyecto globalizador neoliberal, las luchas por los territorios se convierten en luchas por los muchos mundos que habitan el planeta. En palabras del pensamiento zapatista, se trata de luchas por un mundo en que quepan muchos mundos; o sea, luchas por la defensa del pluriverso."


Acaba de aparecer un libro sobre las luchas territoriales, escrito por tres de los intelectuales más involucrados en el tema: Carlos Walter Porto-Gonzalvez, Milson Betancourt y Armando Bartra. El libro se titula Se hace terruño al andar: las luchas en defensa del territorio, y por la riqueza de lo que ahí se describe, documenta, analiza y reflexiona será una lectura obligada de un fenómeno de enorme trascendencia en más de un sentido. Ahí se consigna el explosivo impacto que han tenido las luchas por la defensa de los territorios en la última década, a tal punto que no hay ya estado de la República Mexicana en que no exista una batalla territorial (el número de conflictos socioambientales debe andar por los 400), y en el caso de Bolivia el principal conflicto territorial que tuvo lugar en las tierras bajas amazónicas generó la mayor marcha de protesta conocida en ese país con medio millón de manifestantes. El libro viene a sumarse a la abundante literatura que sobre este tema ya existe en América Latina y especialmente en Colombia, donde destacan los estudios de Arturo Escobar (Sentipensar con la Tierra,2014) o de Carlos Corredor (Globalización, sistema mundo y territorialidades locales, 2014) y, por supuesto, los de Orlando Fals-Borda (1925-2008) y su utopía del socialismo raizal, quien es sin duda el precursor de estas corrientes. ¿Por qué se han multiplicado e intensificado tan rápidamente estas batallas en México y en América Latina?


La respuesta es múltiple. La primera es porque estas batallas surgen como una reacción ante la devastación producida por los proyectos extractivos depredadores impulsados desde la complicidad entre el capital y el Estado. Minería, petróleo y gas, hidroelectricidad, parques eólicos, pero también proyectos carreteros, turísticos, habitacionales, forestales, agroindustriales y biotecnológicos. Pero no sólo eso. El territorio es una de las dimensiones del espacio vital de individuos y colectividades; ahí se produce y reproduce la memoria biocultural (ver), el proceso metabólico entre lo natural y lo social. Defender el territorio es defender la vida. Y aún más para algunos autores se trata de batallas epistemológicas (B. De Sousa-Santos) y ontológicas (A. Escobar). En este caso “…lo que ocupa es el proyecto moderno de un mundo que busca convertir a los muchos mundos existentes en uno solo” (Escobar, 2014: 76). Ante el avasallante proyecto globalizador neoliberal, las luchas por los territorios se convierten en luchas por los muchos mundos que habitan el planeta. En palabras del pensamiento zapatista, se trata de luchas por un mundo en que quepan muchos mundos; o sea, luchas por la defensa del pluriverso (Escobar, 2014: 77).


Vistas desde la ecología política, las luchas territoriales no son sino la ecologización de las luchas campesinas, indígenas, de pescadores y de afrodescendientes, y al mismo tiempo la popularización (campesinización, indianización, etcétera) del ambientalismo, cuyo origen fue no solamente urbano, sino industrial y eurocéntrico. Esto lo advertí hace más de dos décadas en un texto titulado Toda la utopía, el nuevo movimiento ecológico de los campesinos e indígenas de México(1992); y años después lo desarrollé ampliamente al analizar la rebelión zapatista en mi libro La paz en Chiapas: ecología, luchas indígenas y modernidad alternativa(2000).


Hay todavía una dimensión más que creo rebasa en trascendencia todas las anteriores. Las luchas territoriales cimbran la noción de nación-Estado, al traer de nuevo el tema de la diversidad de los espacios (que siempre ha sido una papa caliente). Todo país es, en mayor o menor medida, un complejo mosaico de regiones, comarcas, municipios, departamentos, provincias, cada uno conteniendo su propia identidad biocultural y donde los pueblos poseen maneras particulares de pensar y actuar y de interpretar su entorno y el mundo todo. Frente a esta realidad la idea de Estado-nación aparece como un yugo que uniformiza, más aún en estos tiempos en que la civilización moderna busca aplastar y desaparecer toda alteridad o diferencia. Los estados-nación son arquitecturas societarias insostenibles porque están fincadas en la supresión de diversidades bioculturales y sus múltiples expresiones. Por ello las luchas territoriales no solamente son multiclasistas y anticapitalistas (A. Bartra), también son multisectoriales y civilizatorias. El fin último de las r-existencias territoriales (C.W. Porto-Goncalvez) es la autonomía de los espacios e ineludiblemente la autogestión, autosuficiencia y autodefensa. Ahí están ya los ejemplos concretos a escala regional (los caracoles zapatistas de Chiapas) y municipal (Cherán, en Michoacán, y Cacahuatepec, en Guerrero). En los próximos años veremos entonces una explosión de movimientos autonómicos regionales, principalmente en Bolivia, Ecuador, Colombia, Guatemala y México, que seguirán el ejemplo neo-zapatista sin disparar un tiro. De ahí seguirán las confederaciones de regiones, y quizás de naciones fincadas en la identidad cultural (Guatemala podría ser Mayalandia).



A la crisis de la civilización moderna e industrial, que es tanto ecológica como social, se irán sumando más y más batallas por el territorio, entendido como el espacio vital en todas sus escalas. Los seres humanos defienden su hábitat a diferentes niveles: el hogar en primer término, la comunidad, el edificio o el barrio, la región, el país, el planeta. Contra la dupla capital-Estado, la lucha por la vida mueve ya al cambio civilizatorio.

El reposicionamiento de Beijing en América Latina

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El reposicionamiento de Beijing en América Latina



Ulises Noyola Rodríguez

Alai


La caída de los precios de las materias primas evidencia la fragilidad de la relación económica entre China y América Latina que en la actualidad registra una importante desaceleración en las transacciones comerciales, situación de la cual Estados Unidos busca sacar ventaja a fin de reposicionarse en la región.


El gobierno chino decidió apoyar la construcción de grandes obras de infraestructura en América Latina, que seguramente serán edificadas con materiales provenientes del gigante asiático por medio de la creación de diversos fondos de infraestructura con los gobiernos latinoamericanos que alcanzaron un total de 45,000 millones de dólares en 2015.


De esta manera, el interés que el gigante asiático mantiene hacia América Latina está enfocado básicamente en el financiamiento de proyectos de infraestructura que garanticen la provisión de materias primas. La puesta en marcha de ambiciosas iniciativas de alcance continental para transportar los recursos naturales de la región hacia el Pacífico así lo evidencia.


La construcción del Canal de Nicaragua, por su parte, cambiará la relación geopolítica de China con América Latina, ya que el tránsito de mercancías será realizado con el apoyo de la seguridad proporcionada por el gobierno nicaragüense, con lo cual, Washington no tendrá ningún tipo de control militar sobre esta zona a partir de 2020[1].


No obstante, la construcción de infraestructura en América Latina derivada de las inversiones de China no conseguirá aumentar sustancialmente el valor agregado de las exportaciones latinoamericanas, pues esos proyectos de inversión sólo aseguran una alta rentabilidad de corto plazo. Esta situación no modificará la estructura primario-exportadora de los países latinoamericanos[2].


Por añadidura, las nuevas relaciones estratégicas que China ha logrado consolidar con varios países de Asia y el Medio Oriente (Rusia, Arabia Saudita e Irán) con el fin de diversificar sus fuentes de suministro de recursos naturales estratégicos, intensificará la competencia con los países latinoamericanos por el mercado chino.


En este sentido, la sobreproducción de petróleo impulsada por la competencia internacional sigue acentuando la tendencia deflacionaria del precio del petróleo cotizado actualmente a un precio de 50.35 dólares el barril en los mercados internacionales, que terminó por disminuir aún más el ritmo de crecimiento de las economías latinoamericanas.


Los intentos de los países miembros de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP) por estabilizar el precio del petróleo resultan aún insuficientes. El cartel petrolero y Rusia acordaron una reducción de la producción de 700,000 barriles por día, cifra que representa solamente 1% de la producción mundial de petróleo[3].


Adicionalmente, las empresas exportadoras chinas intensivas en trabajo con problemas de sobrecapacidad registran una desaceleración de la demanda de materias primas provenientes de América Latina, lo cual dificulta el relanzamiento de la relación comercial con el gigante asiático.


La presión de Washington sobre Beijing provocó el compromiso del gobierno chino de reducir un 13% del exceso de la capacidad productiva durante el período 2014-2020 en la pasada cumbre del G-20, por lo tanto, no es previsible un aumento sustancial de la demanda de materias primas por parte de empresas exportadoras[4].


Por otro lado, las empresas exportadoras chinas también acentúan la tendencia deflacionaria en la economía mundial dado el precio reducido de sus mercancías comercializadas en los mercados internacionales en los sectores productivos que operan con sobrecapacidad.


El precio reducido de las mercancías producidas por las empresas exportadoras chinas en los sectores intensivos en trabajo tienen una fuerte penetración en los países latinoamericanos, lo cual afecta la rentabilidad de las empresas latinoamericanas, ya que disminuye la producción nacional, la inversión privada y la generación de empleos.


De esta manera, las empresas latinoamericanas ya iniciaron demandas antidumping por prácticas inequitativas de competencia comercial de parte de las corporaciones chinas pues éstas reciben el apoyo de su gobierno a través de ayudas estatales bajo la forma de inversión pública, subsidios y créditos bancarios[5].


Las consecuencias serían graves para las empresas chinas con la disminución de las importaciones de los países latinoamericanos provenientes de China, que ya recibieron las restricciones comerciales de Estados Unidos y desacelerarían aún más las transacciones comerciales entre China y América Latina.


La respuesta del gobierno chino fue atenuar los efectos regresivos de la sobrecapacidad de los sectores intensivos en trabajo a través del aumento del consumo por medio de incrementos salariales, prestaciones sociales y servicios públicos, con el fin de crear una clase media favoreciendo la demanda de alimentos provenientes de América Latina.


Sin embargo, la deslocalización productiva de las empresas chinas en los países asiáticos con salarios inferiores amenaza con destruir los esfuerzos del gobierno chino de cambiar la estructura del nuevo modelo productivo basado en la demanda interna, lo cual limitaría el aumento de los salarios y la demanda de alimentos en China[6].


Las dificultades económicas de los países latinoamericanos para apoyar las exportaciones con destino al gigante asiático provocaron un acercamiento comercial de las economías más grandes de la región como Brasil y Argentina con Estados Unidos.


Este acercamiento comercial con Estados Unidos podría ser el primer paso para abrir las negociaciones sobre la incorporación de los países latinoamericanos con un mayor peso económico en América Latina a los proyectos de integración (TPP y Alianza del Pacífico) impulsados por Washington.


La consolidación de los proyectos de integración apoyados por Estados Unidos permitiría recuperar el terreno perdido en la participación de las exportaciones latinoamericanas que pasó de 60 a 40% durante el período 2000-2014 con el ascenso de China como primer socio comercial de varios países latinoamericanos principalmente en el Cono Sur[7].


Sin embargo, el retraso de la aprobación del TPP en el Congreso norteamericano debido a las consecuencias perniciosas para la industria local, el nivel de los salarios y la pérdida de empleos, pone en cuestión la capacidad de Washington de revertir el golpe asestado por China en América Latina.


Por otra parte, el gobierno chino desea también mantener su influencia económica en América Latina con el anuncio de la incorporación de Brasil y la candidatura de varios países latinoamericanos (Venezuela, Chile, Colombia) en el Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura (BAII) a principios de 2016[8].


De esta manera, la participación de los países latinoamericanos en las cadenas de valor de Asia fortalecería las relaciones económicas con el gigante asiático e incrementaría las transacciones en el comercio intrarregional con el financiamiento de proyectos que apoyen la integración productiva en el continente asiático.


No obstante, los proyectos de inversión financiados por el BAII avanzan con demasiada lentitud, puesto que incluyen solamente el financiamiento de cuatro pequeños proyectos en el continente asiático, de tal suerte que aún no se contemplan grandes proyectos de inversión para América Latina en 2016.


Además, los proyectos de inversión financiados por el BAII fueron cofinanciados con el Banco Mundial, el Banco Asiático de Desarrollo y el Departamento para el Desarrollo Internacional del Reino Unido, instituciones que están fuertemente influenciadas por Estados Unidos, lo cual limita la autonomía del gigante asiático en la inversión de proyectos en América Latina.


De forma similar, el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS financió proyectos de inversión por un monto de apenas 811 millones de dólares en los países miembros (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y firmó un memorándum de entendimiento con el Banco Mundial para financiar proyectos conjuntos en las siguientes operaciones de la entidad financiera[9].


Por lo tanto, la voluntad de Beijing se dirige a fortalecer las relaciones con las instituciones financieras dominadas por Washington que todavía tienen un rol importante en Latinoamérica, lo cual debilita las posibilidades de China de establecer una relación autónoma en América Latina con respecto a Estados Unidos.


Finalmente, el rol de China como exportador de capitales siguió aumentando su presencia en América Latina, donde los bancos estatales chinos proporcionaron préstamos a los países latinoamericanos por un monto equivalente a 29,000 millones de dólares en 2015, cantidad que superó los préstamos otorgados por el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo[10].


Pero la nueva fase de la crisis económica mundial caracterizada por la caída del precio de las materias primas alteró las operaciones de los bancos estatales chinos en América Latina, ya que los préstamos se encuentran respaldados porcommodities, situación que anteriormente beneficiaba a los países latinoamericanos por medio del precio elevado de las materias primas.


Por lo tanto, el reembolso de los préstamos demanda la sobreexplotación de los recursos naturales de los países latinoamericanos, que están seriamente expuestos a los bancos estatales chinos con el caso representativo de Venezuela por la caída del precio de las materias primas, lo cual enfrenta la oposición de las clases populares.


Por añadidura, la ambición de China de incorporar el yuan en la canasta de monedas de los Derechos Especiales de Giro estuvo acompañada del aumento de la participación en el financiamiento de Fondo Monetario Internacional que pasó casi a duplicar sus recursos financieros a 659,000 millones de dólares a finales de 2015, lo que volvió a dar a Washington el poder de intervenir en los países latinoamericanos en un futuro[11]


En conclusión, la turbulencia económica global mantuvo la estrecha cohesión de China con Estados Unidos, que resultó en el planteamiento conjunto de la nueva arquitectura financiera a nivel global, lo cual planteó la cuestión del rol que asumirán ambas potencias en América Latina.


Ulises Noyola Rodríguez

Colaborador en la División de Estudios de Posgrado de Economía en la UNAM.




[1] Asia Times. Nicaragua canal boosts China power. Fecha de publicación: 22/11/2013.

[2] Xinhua. Fondo de Inversión para Cooperación en Capacidad Productiva China-América Latina destaca sostenibilidad y control de riesgos. Fecha de publicación: 6/06/2016.

[3] The New York Times. OPEC Agrees to Cut Production, Sending Oil Prices Soaring. Fecha de publicación: 28/9/2016. 

[4] Bloomberg. Global Steel Glut Concerns Raised in G-20 Draft Statement. Fecha de publicación: 3/09/2016.

[5] Alacero. Investigaciones antidumping contra China: Avances hacia una competencia justa en la industria del acero de América Latina. Fecha de publicación: 22/06/2015.

[6] Wall Street Journal. China lucha para evitar que sus fábricas se muden. Fecha de publicación: 13/06/2016.

[7] Comisión Económica para América Latina y el Caribe. América Latina y el Caribe y China: Hacia una nueva era de cooperación económica. Fecha de publicación: 22/05/2015.

[8] Financial Times. AIIB gathers for inaugural annual meeting. Fecha de publicación: 24/06/2016.

[9] Xinhua. World Bank, BRICS bank to enhance co-op in infrastructure development. Fecha de publicación: 10/09/2016.

[10] Financial Times. China doubles bets on ailing Latin America economies. Fecha de publicación: 12/02/2016.


 [11] Fondo Monetario Internacional. Reformas históricas que duplicarán los recursos de las cuotas y reforzarán la representación de las economías emergentes y en desarrollo. Fecha de publicación: 27/01/2016.

¿Qué significa Trump?

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¿Qué significa Trump?



Oscar Ugarteche

Alai


Donald Trump, como su nombre lo indica,[i] triunfó en las elecciones de Estados Unidos. Con una formación universitaria básica en la escuela de negocios de Wharton de la Universidad de Pensilvania amasó una fortuna y sobre todo visibilidad en los últimos cuarenta años. Como es tradición en los candidatos del Partido Republicano de las últimas décadas (Ronald Reagan, George W. Bush Jr.)  es un hombre de pocas luces y escasa visión del mundo y sobre todo ignorante. Sobre todo es un hombre que no tiene mucha idea de las repercusiones que tiene sobre el mundo las políticas económicas que efectúan en dicho país. En cualquier caso, no le interesa.


Dice Zizek[ii] que hace 26 años Fukuyama había decretado el Fin de la Historia. El capitalismo democrático liberal se estaba instalando gradualmente en todo el mundo. Hoy la historia ha reaparecido con fuerza con el regreso triunfal de las divisiones, las crisis, la violencia y la amenaza de la guerra mundial. Se pregunta y nos pregunta ¿Cómo hemos reaccionado a este giro imprevisto en el Occidente desarrollado?


Yo me pregunto cómo hemos reaccionado a este giro en América Latina. En ambos casos es un giro político a la derecha. En Occidente es un giro más cercano al viejo fascismo con la legalización de la tortura, la detención arbitraria por tiempo indefinido y sin acusación, y el resurgimiento del discurso racista y misógino extremo. En América Latina tiene que ver con gobiernos tecnocráticos de espaldas a las demandas democráticas alineados políticamente con Estados Unidos y cerrados a las posibilidades de integración regional.


El regreso del racismo y la misoginia ocurre tras cuarenta años de incorporación en Estados Unidos de los elementos raciales y de presencia de la mujer en el discurso político en términos de igualdad por la labor tanto del American Civil Liberties Union y elNational Association for the Advancement of Colored People (NAACP) como de las feministas en los años 60. Esto se obtuvo al costo al menos del asesinato de los hermanos Kennedy, de Malcom X y de Martin Luther King, sin tomar en cuenta los caídos en las revueltas por la igualdad (derecho al voto, igualdad de derechos ciudadanos, igualdad de trato- buses, taxis, escuelas, caminar en las veredas) de los afroamericanos en diversas ciudades del sur (Selma, Birmingham. Memphis, Montgomery, por nombrar las más significativas) y la incorporación de la mujer con igualdad de condiciones al mercado de trabajo y a la vida pública.


Trump ha regresado al podio político el discurso racista y misógino, dándole legitimidad tras cuarenta años. De esta forma se ha incorporado a lo que Anne Applebaum[iii] ha bautizado como la INTERNACIONAL POPULISTA que contiene al Partido de la Libertad de Austria, el Partido por la Libertad de Holanda, el UKIP británico, el Fidesz húngaro, Ley y Justicia de Polonia, y yo le agregaría el Frente Nacional francés, el Partido Popular danés, el Partido del Progreso en Noruega, y el Alternativa para Alemania.


En común, según el Boston Review , tienen un electorado masculino, blanco, de poca educación, y de trabajadores manuales o de servicios de poca calificación.[iv] Otros elementos del discurso común es que todo tiempo pasado fue mejor, por tanto es antiglobalización, pretenden acabar con las instituciones existentes, para recuperar, por la fuerza, otras del pasado (¡glorioso!). Para esto hay que hacer la revolución y expulsar a los inmigrantes volviendo a tener sociedades que son blancas (o totalmente nacionales), dar vuelta atrás a los derechos de las mujeres y de los homosexuales, terminar con la integración racial, la tolerancia religiosa y los derechos humanos. Para asegurar esto se debe acabar con las instituciones internacionales y los mecanismos de cooperación externa. Finalmente ellos proponen usar la violencia como método para obtener los resultados deseados.


Esta Internacional Populista trabaja con apoyo mutuo interviniendo en la vida política de los países donde sus partidos hermanos compiten. Por ejemplo el inglés Farage del UKIP apareció hablando en la campaña de Trump. También lo hizo el holandés Geert Wilders en una reunión de la Convención Nacional Republicana.  


El surgimiento de este movimiento es análogo al surgimiento del fascismo, dice Mazower[v]. La diferencia es que mientras el fascismo estaba asustado por la llegada de la revolución bolchevique y el surgimiento de partidos comunistas dentro de sus países, hoy, desde mi punto de vista, están asustados ante la pérdida de poder mundial. La debilidad hegemónica occidental (estadounidense, británica y europea) ante un mundo cambiante lleva a esto. La islamofobia ha sustituido el antisemitismo en Europa y la latinofobia apareció renovada en Estados Unidos.


Entre los rasgos del fascismo, dice Mazower, citando a Fritz Stern, está la irracionalidad del pueblo y el misterioso carisma del dictador.  Si bien el fascismo no puede regresar por las condiciones históricas que le dieron pie, hay elementos que siguen vivos como el racismo y la xenofobia. Dice Mazower que hay que preguntarse por quienes han perdido la fe en el gobierno parlamentario, en sus mecanismos de control y equilibrio y sus libertades básicas. 


Agrega que los partidos políticos se han vuelto más extremistas y han comenzado a considerarse mutuamente ilegítimos. La policía y el poder judicial se han politizado recordando a la república de Weimar. El verdadero problema está, dice, en las condiciones que permiten el surgimiento del líder.


El diagnóstico económico[vi] de Trump es que en los últimos siete años, 14 millones más de personas han abandonado la fuerza de trabajo lo que da la menor tasa de participación en la fuerza de trabajo desde los años setenta.


  • 1 de cada 5 hogares estadounidenses no tiene un solo miembro de la familia en la fuerza de trabajo.


  • 23,7 millones de estadounidenses en sus primeros años de ingresos [edades 25-54] están fuera de la fuerza de trabajo - un aumento de 1,8 millones en los últimos siete años.


  • El PIB real creció sólo un 1,1% en el segundo trimestre del 2016. En los últimos siete años, el PIB real creció un 2,1% el período más lento de siete años desde al menos la década de 1940.


  • Es la más débil recuperación llamada desde la Gran Depresión.


  • Los ingresos por hora y los ingresos débiles son hoy más bajos que en 1973.


  • El número de estadounidenses que reciben bonos de comida durante la presidencia de Obama ha aumentado en más de 12 millones de personas.


  • 2 millones más de latinos están en la pobreza hoy que cuando el presidente Obama tomó su juramento hace menos de ocho años.


  • 45% de los niños afroamericanos menores de 6 años viven en la pobreza.


  • 1 en 6 hombres americanos entre las edades de 18-34 están en la cárcel o fuera del trabajo.


  • La deuda de préstamos estudiantiles supera los 1,3 billones de dólares, casi duplicándose bajo la administración de Obama.


  • Desde que el presidente Obama asumió el cargo, la deuda nacional se ha duplicado.


  • El déficit comercial de los Estados Unidos en bienes alcanzó casi 800 mil millones de dólares el año 2015 solamente.


  • La tasa de propietarios de viviendas en los Estados Unidos cayó a 62,9 por ciento en el segundo trimestre del 2016, la tasa más baja en 51 años.


Este diagnóstico descriptivo de la economía americana no permite ver ni los problemas de productividad ni los de cambio estructural en curso. Tampoco permite ver los problemas de concentración del ingreso y la debilidad fiscal americana fruto de las reducciones fiscales corporativas llevadas a cabo desde los años 50 en todos los gobiernos republicanos. La visión del presidente electo por el Partido Republicano es crear una economía dinámica en auge que creará 25 millones de nuevos puestos de trabajo durante la próxima década.


Buscará – no dice como - aumentar el crecimiento del PIB en un 1,5 por ciento daría lugar a 18 millones de empleos por encima de las cifras proyectadas de trabajo de 7 millones, produciendo un total de 25 millones de nuevos puestos de trabajo para la economía estadounidense.


Reformar las políticas con un plan tributario para el crecimiento – bajar impuestos a lo Reagan y Bush-, un nuevo marco regulatorio moderno, una política comercial de América-Primero, un plan de energía desencadenada estadounidense y el "plan de peniques". Sobre energía ha dicho que volvería a poner las minas de carbón de nuevo en línea y desatar los beneficios económicos de la minería del carbón.[vii]


Con esto espera aumentar el crecimiento de 2.0 a 3,5 por ciento por año en promedio, con el potencial de alcanzar una tasa de crecimiento del 4 por ciento.


Ha dicho que cree en el estado mínimo, es decir que haría una reforma estructural donde el peso del gobierno se reduciría en el PIB, desregularía y dejaría al mercado los desbalances, y sobre todo quitaría las interferencias en los procesos de inversión, lo que es importante en el tema de la energía por los efectos ambientales de tales inversiones. Ha dicho que no cree en el calentamiento climático y que cancelará 100,000 millones de dólares en gastos para el cambio climático con las Naciones Unidas en dos periodos presidenciales, y en su lugar usar ese dinero para proveer infraestructura americana incluyendo agua potable, aire limpio y seguridad.[viii]


En cuanto el papel de Estados Unidos en el mundo, ha dicho que no cree en la OTAN ni en Naciones Unidas, que ambas son muy costosas para lo que son y que si dejan de existir no hay problema pero que él pondrá a Estados Unidos primero, lo que encaja con la doctrina neoconservadora del Proyecto del Nuevo Siglo Americano de Bolton, Kagan y Kristol, entre los más conocidos y del Proyecto para la Nueva Seguridad Americana de Kagan, Zoellick, y Fontaine.


Esta visión libertaria del mundo y de la economía está apoyada por su equipo económico que es esencialmente del mundo financiero. Si la crítica era que con Clinton gobernaba Wall Street sobre Main Street, con Trump es igual.


  • Los asesores son:

  • Tom Barrack, Colony Capital

  • Andy Beal, Beal Bank

  • Stephen Calk, Federal Savings Bank

  • Dan DiMicco, former CEO of Nucor

  • Steve Feinberg, Cerberus Capital Management

  • Dan Kowalski, deputy policy adviser for the Trump campaign

  • Howard Lorber, Vector Group

  • David Malpass, Encima Global antes de Bear Sterns

  • Steven Mnuchin, Dune Capital antes de Goldman Sachs

  • Stephen Moore, Heritage Foundation

  • Peter Navarro, University of California Irvine

  • John Paulson, Paulson & Co.

  • Steve Roth, Vornado Realty


Finalmente, con la carga ideológica de la Internacional Populista y con los vacíos de conocimientos la interrogante es cuánto podrá hacer el presidente electo de su agenda. ¿Desmantelará las discusiones sobre desarrollo sostenible y cambio climático? Si lo logra, ¿esto hará a Estados Unidos más poderoso?


Si echa a todos los mexicanos ¿la economía de los Estados de Texas y Arizona como se verán afectadas? ¿Qué pasará con la agricultura? ¿Con la mano de obra barata? ¿Cómo reaccionará el sector automotriz estadounidense y europeo si desarma el TLCAN? La ignorancia es osada y hay la historia de los años 20 para recordarnos que sí son capaces de salirse de Naciones Unidas y la OTAN, como se salieron en 1921 de la Liga de las Naciones que Wilson fundó en 1919.  También son capaces de poner aranceles de 180% como puso Hoover en 1930, empujando al mundo a una depresión inconmensurable. Lo han hecho antes. Pero hay historia escrita sobre las consecuencias. Esto sin duda frenará sus pulsiones tanáticas o encenderá luces de alerta a su entorno.


Lo que es irreversible es la liberación de los prejuicios raciales contra los mexicanos en particular y los latinos en general y la misoginia. Eso que es irracional está liberado y junto con un discurso sobre la violencia para los fines “correctos” puede tener efectos muy perjudiciales para todos. El surgimiento de un Ku Klux Klan anti latino no sería extraño.


Mientras tanto el 9 de noviembre la bolsa de Nueva York reaccionó con felicidad a la elección. El resto del mundo reaccionó con nerviosismo.


9 de noviembre de 2016



Notas



[i] Trump en inglés significa triunfo


[ii] “Después del fin de la historia”, Babelia, El País, 20 de octubre 2016.


[iii] “Trump y la Internacional Populista”, El País, 9 de noviembre 2016, p.19



[v] “La bestia del fascismo”, El País, 9 de noviembre 2016, p.20



(viii) Donald Trump Finally Said Something Concrete About Climate Policy, 11 de junio del 2016,



Oscar Ugarteche, economista peruano, es investigador titular del Instituto de Investigaciones Económicas UNAM (México), SNI/CONACYT, Coordinador del proyecto Obela www.obela.org.

Orinoco al extremo: Faja Petrolífera y Arco Minero, extractivismos de alto riesgo

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Por Emiliano Teran Mantovani*
Si analizáramos la extraordinaria crisis que vive Venezuela en clave histórica, podríamos notar que se trata de una crisis de largo plazo, determinada por el agotamiento del modelo de acumulación rentista petrolero.1 Esto no solo se evidencia en las consecuencias de la “enfermedad holandesa” en la estructura económica venezolana, la notable inestabilidad del mercado energético internacional, los marcados desequilibrios macroeconómicos que se desarrollan desde la década de los años 80, o el crecimiento sostenido del consumo doméstico de recursos naturales y en general del metabolismo social2, sino también en transformaciones significativas en la composición del petróleo venezolano. Esto último supone que las condiciones favorables que permitieron un acelerado desarrollo del capitalismo rentístico entre las décadas de los años 20 y 60 han venido modificándose progresivamente, con importantes implicaciones económicas, políticas, geopolíticas y ambientales. Los yacimientos convencionales del Zulia (Occidente) y Norte de Monagas y Anzoátegui (Oriente), en su mayoría con más de setenta años de explotación masiva, se encuentran en proceso de agotamiento y con costos crecientes de recuperación primaria y secundaria.
Esta condición le ha otorgado mayor importancia histórica a la Faja Petrolífera del Orinoco (FPO), una extensa acumulación de crudos pesados y extrapesados ubicada al norte del río Orinoco, que abarca más de 55.000 kms span style=”font-size: medium;”>2. Desde el gobierno del presidente Hugo Chávez –principalmente a partir de 2004–, el proyecto es relanzado y reformulado, planteando enormes metas de “producción” para elevar las cuotas hasta 4 millones de barriles diarios solo en la FPO, con niveles de inversión de hasta US$ 236.000 millones hasta el 2021. En su momento el propio presidente Chávez catalogó a la FPO como la base para convertir a Venezuela en una “Potencia energética mundial”3.
El Gobierno nacional ha logrado que las cuotas de extracción en la FPO den un salto histórico en los últimos años, para llegar a 1.228.300 barriles diarios en el año 20144–563.000 barriles diarios en 2006–, fundamentalmente en los bloques Junín y Carabobo. Esto implica que la extracción de crudos pesados y extrapesados pasó de representar el 38% del total del petróleo extraído en Venezuela en 2006 al 58,8% en 2014.
No obstante, es necesario señalar que el derrumbe de los precios del crudo a partir del año 2014 y la crisis económica nacional, suponen que las metas de expansión planteadas en la FPO enfrentan enormes obstáculos, y el propio negocio se ha vuelto muy inestable. Los proyectos de la faja requieren de la perforación constante para mantener la producción y la crisis de liquidez de Petróleos de Venezuela (PDVSA) impide sostener este ritmo. Es probable una situación de ralentización del crecimiento de la producción en la FPO, lo que además está en el marco de una caída sostenida de la misma a escala nacional -al menos desde 2011. La cuota total de producción petrolera en 2015 fue de 2.746.000 barriles diarios5, en un país que tiene ya varios años promediando por encima de los 3 millones de b/d.
A pesar de que la apuesta gubernamental es mantener y acelerar las inversiones en la faja, al menos hasta el momento este proyecto no parece resolver la encrucijada histórica en la que se encuentra el modelo nacional de acumulación de capital. En ese sentido, en el país no sólo se está avanzando hacia el camino de los hidrocarburos no convencionales sino a una extendida e intensa penetración de las nuevas fronteras de las commodities6. Esto implica una significativa reorganización geoeconómica del territorio nacional para así relanzar el extractivismo, ahora con un perfil que podemos catalogar de extremo.
En este nuevo mapa nacional, que comienza a esbozarse a partir de 2004-2005 en el gobierno del presidente Chávez, y se va formalizando con el actual gobierno del presidente Nicolás Maduro, la cuenca del Orinoco representa ahora un núcleo geográfico central donde se va imponiendo un gran polo de desarrollo, uniendo la FPO con el mega-proyecto del Arco Minero del Orinoco (AMO). El AMO es un extenso cinturón de minerales de 111.843,70 kms2 (12% del territorio nacional, con el mismo tamaño de Cuba) que cubre toda la zona norte del extenso estado Bolívar, al sur del río Orinoco, y que se está negociando para la explotación de oro, diamantes, hierro, coltán, bauxita, entre otros minerales7. Juntos, el AMO y la FPO conforman un enorme polo de desarrollo de 175.000 kms2, en el marco de lo que en 2011 el presidente Chávez denominara el “Plan de Acción Estratégica en Dos Horizontes”.
Orinoco al extremo: el nuevo polo geográfico de un extractivismo de alto riesgo
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El giro del extractivismo petrolero hacia la FPO y el AMO, junto con un potente relanzamiento de proyectos gasíferos offshore en la extensa fachada caribeña y atlántica, o el avance de la frontera de carbón en la Sierra de Perija, entre otros, evidencia que hemos entrado en una nueva fase histórica de la economía venezolana, ahora bajo un perfil de energías extremas. Esto es así, sea por los mayores riesgos ambientales y geológicos implicados en estos proyectos, por la colonización de muchas de las últimas fronteras poco intervenidas del país, por el mayor nivel de intensidad de los métodos de intervención y transformación de los territorios, por las más altas cantidades de energía empleadas en estas actividades extractivas, por sus más altos costos de producción; pero a su vez, por las pautas cada vez más desreguladas de acumulación de capital (en forma de acumulación originaria) que se plantean en los acuerdos con las corporaciones transnacionales, y por los dispositivos policiales y militares de control y vigilancia en las zonas ocupadas. Todos estos elementos se desarrollan en un entorno ambiental en el país mermado por cien años de explotación petrolera, junto a otros ecosistemas poco intervenidos en las nuevas fronteras de la extracción, que son muy vulnerables al impulso de estos factores de colonización territorial.
En la FPO son utilizados entre 3 y 4 barriles de agua para obtener un barril de crudo sintético (mejorado); es necesario desplegar una red de infraestructuras mucho más grande para la extracción, procesamiento (que en este caso es doble, pues antes de la refinación pasa por el mejoramiento) y distribución de estos crudos extrapesados; se generan grandes cantidades de desechos tóxicos (tales como el coque y el azufre); y los derrames pueden ser más devastadores8; por mencionar algunas consecuencias. En el AMO, los niveles de intensidad minera propuesta no tienen precedentes en la historia de Venezuela. La alta huella de materiales de esta megaminería a cielo abierto implica enormes niveles de deforestación y pérdida de biodiversidad en una de las biorregiones más delicadas del país, donde habita la mayor cantidad de pueblos indígenas. Grandes cantidades de agua serían utilizadas para obtener un gramo de oro, y una severa contaminación con cianuro, arsénico y otras sustancias tóxicas amenazan muchos de los vitales ríos que componen la cuenca del Orinoco, una de las principales reservas hídricas del país9.
Es importante destacar que estos proyectos no solo entrañan impactos en los territorios donde se desarrollan, sino que afectan la vida integral del país debido a que perjudican la distribución de agua de las densas áreas urbanas, los regímenes de lluvia o contribuyen más intensamente al agravamiento del problema del cambio climático, por mencionar algunas secuelas. Como ya ha sido mencionado, además de las externalizaciones socio-ambientales, también se extrema la externalización económica. A pesar del mal momento –en términos de inversiones y rentabilidad– para impulsar la expansión de los hidrocarburos no convencionales, las grandes necesidades de recursos naturales de los centros capitalistas y de las economías emergentes, y los vínculos en Venezuela entre el endeudamiento externo y los pagos con petróleo –principalmente a China–, promueven y empujan al mantenimiento y crecimiento de estos proyectos.
A principios de 2016 PDVSA daba a conocer planes para invertir US$ 9.000 millones para áreas de exploración y producción, fundamentalmente en la FPO10. En septiembre de este año se anunciaba la puesta en marcha de un proyecto de enormes magnitudes –“como pocos en el mundo”– para la perforación de 480 pozos con la meta de incrementar la producción en la faja en 250 mil barriles diarios para los siguientes 30 meses. La inversión alcanza los US$ 3.230 millones e involucra corporaciones como Schlumberger, Horizontal Well Drillers, Baker Hughes, Halliburton y la venezolana Y&V11. Del mismo modo, Venezuela ha conseguido apoyo financiero de China para levantar esta producción12, el compromiso de compañías rusas como Rosneft13 y federaciones empresariales venezolanas para mantener las inversiones en el proyecto14.
La clave del negocio está en profundizar la flexibilización económica de los marcos de los acuerdos, derribando al máximo posible los obstáculos a las ganancias que perciban las corporaciones involucradas. Por ejemplo, desde principios de 2016 el ministro de petróleo, Eulogio Del Pino, ha planteado que la FPO debe tener un “régimen especial de inversiones para lograr su pleno desarrollo”15. Estas medidas se enmarcan en la Ley de Regionalización Integral (LRI) decretada en noviembre de 2014 –Gaceta Oficial No. 6.151 Extraordinario, decreto 1.425–, la cual plantea las figuras de las “Zonas Estratégicas de Desarrollo Nacional” (ZEDN) y las “Zonas Económicas Especiales” (ZEE) –tomadas del modelo chino. En estas zonas se formaliza un proceso de liberalización integral de regiones del país, con suspensión de restricciones arancelarias y de impuestos, simplificación de trámites, estímulos fiscales y aduanales para las empresas, flexibilización laboral (y se intuye que también ambiental), creación de autoridades territoriales ad hoc, entre otras. El 19 de febrero, el presidente Maduro decretó la FPO como ZDEN16, haciendo lo mismo el 24 de ese mes con el AMO17.
Estos proyectos, sobre todo el AMO, son impuestos de manera autoritaria, sin ninguna consulta a los pobladores y pobladoras de las zonas afectadas, muchos de ellos pueblos indígenas. Tampoco existe transparencia con los acuerdos realizados, tomando en cuenta no solo la falta de información y datos de las operaciones realizadas, sino también el secretismo que ha caracterizado hasta la fecha los acuerdos firmados con las empresas mineras transnacionales. El factor que completa estas modalidades extremas de apropiación de recursos naturales y generación de energía se encuentra en los dispositivos de seguridad asignados a las zonas de explotación. En simultáneo con el decreto de creación de la ZDEN del AMO se estableció una Zona de Seguridad Militar, “con el fin de reimpulsar los nuevos negocios que permitirán el desarrollo integral del margen sur del Río Orinoco”18. De la misma forma, a fines de octubre el ministro para la Defensa, Vladimir Padrino López, activó la Unidad Especial de Seguridad y Protección en la FPO19. Estas figuras de administración territorial constituyen una militarización de los recursos naturales y la conformación de estados de excepción de baja intensidad, en el marco de una intensa disputa política en el país y de tensiones geopolíticas por el control de estos recursos estratégicos.
Como hemos visto, las energías extremas se desarrollan no solo en la búsqueda de hidrocarburos y recursos mineros en zonas ambiental y geológicamente más riesgosas y complicadas, sino que conllevan adicionalmente una política integral sobre los territorios, la economía y la vida. La crisis del período progresista en América Latina, el estancamiento de la economía global y las peligrosas disputas geopolíticas por el control de recursos naturales estratégicos son factores que presionan al avance de estas extracciones de alto riesgo.
Lejos de representar una solución, estas tendencias van profundizando el carácter extractivista y rentista de la economía venezolana, su profunda dependencia a la importación de alimentos, su propensión a los altos niveles de consumo de energía y materiales y a la insostenibilidad socio-ecológica. Y adicionalmente representan una declaración de la incapacidad de los gobernantes de turno y de los sectores de oposición para plantear un modelo alternativo que promueva la autonomía de los territorios y de la economía, y la capacidad de garantizar una vida digna y sana a las generaciones actuales y futuras. Mientras tanto, comunidades indígenas y organizaciones sociales y ambientales continúan planteando resistencias dentro y fuera de las nuevas fronteras de las commodities en Venezuela, para intentar detener el avance de este extractivismo extremo.
*Emiliano Teran Mantovani es sociólogo, investigador y master en economía ecológica. Hace parte de la Red Oilwatch Latinoamérica. Mención honorífica del Premio Libertador al Pensamiento Crítico 2015.
Fuentes consultadas
Baptista, Asdrúbal. (2004). El relevo del capitalismo rentístico: hacia un nuevo balance de poder. Caracas: Fundación Polar.
Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela. (2014). Decreto con rango, valor y fuerza de Ley de Regionalización Integral para el Desarrollo Socioproductivo de la Patria. No. 6.151 Extraordinario. Decreto 1.425.
Ministerio del Poder Popular de Petróleo. (2016). Del Pino y Sechin conversaron sobre el consenso entre productores.
Moore, Jason. W. (2000). Sugar and the Expansion of the Early Modern World Economy.Review23(3), 409–433.
Navarro, Ingrid. (2016). Pymes y Pdvsa invertirán $900 millones en la Faja. El Universal.
Teran Mantovani, Emiliano. (2014). El fantasma de la gran Venezuela. Caracas: Fundación Celarg.
Notas:
1 Sobre esto, véase Baptista, Asdrúbal. El relevo del capitalismo rentístico: hacia un nuevo balance de poder.
2 UNEP. Recent Trends in Material Flows and Resources Productivity in Latin America.
3 Teran Mantovani, Emiliano. El fantasma de la gran Venezuela.
4 PDVSA. Informe de Gestión Anual 2014.
5 PDVSA. Informe de Gestión Anual 2015.
6 Moore, Jason. W. Sugar and the Expansion of the Early Modern World Economy.
7 Para más detalles de este proyecto, véase Teran Mantovani, Emiliano. Las luchas contra el mega-proyecto del Arco Minero del Orinoco, Venezuela.
8 Teran Mantovani, Emiliano. El fantasma de la gran Venezuela.
9 Teran Mantovani, Emiliano. Las luchas contra el mega-proyecto del Arco Minero del Orinoco, Venezuela.
10 AVN. Proponen para la Faja Petrolífera del Orinoco régimen especial de inversiones.
11 Ultimas Noticias. Pdvsa inicia la perforación más grande del mundo en la Faja Petrolífera del Orinoco.
12 Reuters. Venezuela y China unen esfuerzos para elevar producción de la Faja Petrolífera del Orinoco.
13 Ministerio del Poder Popular de Petróleo. Del Pino y Sechin conversaron sobre el consenso entre productores.
14 Navarro, Ingrid. Pymes y Pdvsa invertirán $900 millones en la Faja.
15 AVN. Proponen para la Faja Petrolífera del Orinoco régimen especial de inversiones.
16 Ministerio del Poder Popular de Petróleo. Presidente Maduro decretó Faja Petrolífera del Orinoco como Zona de Desarrollo Estratégico.
17 Ultimas Noticias. Crean Zona de Desarrollo Estratégico del Arco Minero del Orinoco.
18 PDVSA. Presidente Maduro firmó decreto de Zona de Desarrollo Nacional del Arco Minero del Orinoco.
19 AVN. Activan unidad especial de seguridad en Faja Petrolífera del Orinoco.
Este artículo es parte del proyecto Aportes para la crítica y acción contra las energías extremas en América Latina, de OPSur-Oilwatch Latinoamérica, y cuenta con el apoyo deGlobal Greengrants Fund.

Segundo encuentro "Los ecologismos populares en Venezuela". MIE 23 nov. 12.30pm. CASA DE LAS PRIMERAS LETRAS

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NOS VOLVEMOS A ENCONTRAR¡¡¡

MIERCOLES 23 DE NOVIEMBRE DE 2016 – 12.30 PM

CASA DE LAS PRIMERAS LETRAS


La crisis que vivimos en la actualidad, a nivel nacional y a escala global, es también una crisis del modo en el que nos hemos venido relacionando con la naturaleza, con la tierra, los territorios, el agua, la energía. Nuevos tiempos parecen estar configurándose y con estos, las luchas ambientales tendrán cada vez más importancia en Venezuela.

Nuevos espacios han de florecer para abrir más posibilidades para el encuentro de los múltiples ecologismos populares, de los que fueron, de los que son y de los que serán.

Los invitamos a continuar con estos espacios de encuentro para re-pensarnos y articularnos desde las experiencias de las luchas ambientales que se están desarrollando en el país, desde el ecologismo ancestral indígena, desde los defensores y defensoras de los territorios y el agua, pero también desde los colectivos urbanos, agrupaciones culturales, las feministas, los sindicatos y todas las luchas que están incorporando la ecología en sus agendas de lucha.

Potenciar nuestro encuentro y hacer converger nuestras agendas desde la defensa de la Vida y los territorios, es esencial.

Los esperamos este miércoles 23 de noviembre a las 12.30 pm en la casa de las primeras letras, donde Francisco Javier Velasco, Emiliano Teran Mantovani y el Colectivo socioambiental Marahuaka plantearán algunas ideas para la discusión.

Los esperamos

Agencia Internacional de la Energía: Del sueño a la pesadilla

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Agencia Internacional de la Energía: Del sueño a la pesadilla


Gerardo Honty

Alai


La Agencia Internacional de la Energía (AIE) presentó el pasado 16 de noviembre su Prospectiva Mundial Energética 2016 con una actualización de los escenarios esperados hacia el 2040. En un mes signado por la entrada en vigor del Acuerdo de París sobre cambio climático (el pasado 4 de noviembre), el citado reporte no trae buenas noticias. La proyección de la AIE incorpora las promesas que los países presentaron a la Convención a través de sus Contribuciones Nacionales Determinadas. El resultado ya es bastante conocido, las promesas no alcanzan para evitar que la temperatura aumente más de 2º C en el futuro.


Según este informe las emisiones de gases derivadas de la energía se estabilizaron en el año 2015 debido a una mejora de 1,8% en la intensidad energética de la economía mundial y el avance de las fuentes renovables. La inversión en estas fuentes energéticas se vio favorecida por el descenso en la exploración y producción de gas y petróleo así como de los recortes a los subsidios fósiles globales que cayeron de USD 500 mil millones en 2014 a USD 325 mil millones en 2015. Sin embargo hacia el futuro se espera un aumento en la producción de hidrocarburos no convencionales que mantendrá a los combustibles fósiles como la mayor fuente de energía a nivel global. Es más, la AIE alerta que esta inversión debe comenzar a hacerse ya, so pena de una crisis de abastecimiento hacia el 2020.


Arriba de los dos grados


Se estima que el consumo de energía crecerá en un 30% de aquí al 2040 y a pesar del esperado incremento en el uso de fuentes renovables, el petróleo, el gas natural y el carbón seguirán siendo las principales fuentes energéticas. Este aumento del consumo se verá principalmente en países  de creciente industrialización y urbanización como la India, el Sudeste Asiático, China, América Latina y Oriente Medio, en tanto que los países de la OCDE el consumo va en descenso.


El incremento constante de las emisiones de CO2 relacionadas con la energía –hasta 36 gigatoneladas en 2040– significa que no se cumplirá con el objetivo del Acuerdo de París de alcanzar un punto máximo de emisiones ‘‘lo antes posible’’. Para alcanzarlo la demanda de petróleo debería reducirse hasta los niveles de la década de 1990 (por debajo de los 75 millones bdp) y el consumo de carbón debería retroceder a los niveles registrados en la década de 1980, por debajo de los 3 000 millones de toneladas anuales.


Para la Agencia Internacional de la Energía las oportunidades de reducir emisiones se encuentran en el sector eléctrico, a través del desarrollo de las energías renovables y de la eficiencia energética. Pero también por la vía de dos tecnologías bastante cuestionadas a nivel global: la energía nuclear y la captura y almacenamiento de CO2.


La electricidad registra una proporción cada vez mayor del crecimiento del consumo final en 2040 alcanzando el 40%. Aunque aún para esa fecha los vehículos eléctricos sean un factor pequeño en la demanda total de electricidad, el incremento previsto de su utilización en el transporte por carretera es importante. El número de coches eléctricos en el mundo alcanzó los 1,3 millones en 2015, casi el doble del nivel registrado en 2014. Esta cifra ascenderá a más de 30 millones en 2025 y sobrepasa los 150 millones en 2040. Sin embargo, para alcanzar los objetivos de París, el número de autos eléctricos en las calles debería aumentar hasta 715 millones, según el informe.


En el período que va desde ahora hasta 2040, el mundo invertirá 44 billones de dólares para el abastecimiento de energía, de los cuales el 60% se destinará a la extracción y suministro de combustibles fósiles. El principal estímulo para la inversión en exploración y producción de petróleo y gas es el descenso de producción de los yacimientos existentes y la necesidad de la explotación de los llamados hidrocarburos no convencionales como el gas y petróleo de esquisto (shale).


Agua y pobreza


Sin embargo, a pesar de todo este aumento de la oferta energética, más de 500 millones de personas aún carecerán de electricidad en 2040 y 1.800 millones dependerán aun de la leña y residuos de biomasa para cocinar. Y es probable que a la falta de energía se le sume la falta de agua.


La interdependencia entre la energía y el agua se intensificará en los próximos años, ya que las necesidades de agua del sector de la energía y las necesidades energéticas para la provisión de agua potable van en aumento. El agua es esencial para todas las fases de la producción energética: el sector de la energía es responsable del 10% de las extracciones mundiales de agua, esencialmente para operar centrales eléctricas y producir combustibles fósiles y biocombustibles. Pero estos requisitos aumentarán de aquí a 2040 elevando el consumo mundial de agua.


Por otra parte, este informe de la AIE proporciona por primera vez una estimación global de la cantidad de energía usada para abastecer de agua a los consumidores. En 2014, en torno al 4% del consumo eléctrico mundial se utilizó para extraer, distribuir y tratar el agua y las aguas residuales. Para 2040, se prevé que la cantidad de energía usada en el sector del agua sea más del doble que la actual, a la vez que se espera que el cambio climático exacerbe el estrés hídrico.  Ciertas tecnologías de bajas emisiones de CO2, como la eólica y la solar fotovoltaica, requieren muy poca agua; pero, según adelanta la Agencia Internacional de la Energía, cuanto más se apoye la reducción de emisiones de CO2 en los biocombustibles, en la energía solar concentrada, en la captura de CO2 o en la energía nuclear, más agua se consumirá.


Flacas expectativas


Cinco años atrás, la AIE había adelantado que si quería evitarse el cambio climático, el mundo no podía consumir más de un tercio de las reservas conocidas de combustibles fósiles. La afirmación era consistente con los reportes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) y la mayoría de los informes al respecto. Sin embargo, y a pesar de la algarabía generalizada por la aprobación del Acuerdo de París, la realidad muestra la insuficiencia de los logros alcanzados por las negociaciones internacionales sobre el clima.


Pero como se ve, el cambio climático no es la única amenaza a que nos enfrenta el aumento del consumo energético. La escasez y deterioro de la calidad del agua, la inequidad en la distribución de los beneficios de la energía, los riesgos de la energía nuclear, los impactos de la minería para extraer los minerales necesarios para el uso de las fuentes renovables de energía y los impactos del “fracking” son algunos de los otros efectos indeseados que traerá aparejada esta creciente demanda energética.


La recientemente finalizada COP 22 de Marrakech (7 al 18 de noviembre) tampoco pudo dar señales de avance, ni siquiera ante las flacas expectativas del Acuerdo de París. Las decisiones sobre los puntos más relevantes que podrían haber dado impulso a la concreción de algunas de sus metas fueron pospuestas. De manera que no parece haber informe ni reporte, por más fundado que sea, capaz de despertar al mundo de la dormidera del crecimiento económico. La humanidad camina como zombie hacia su autodestrucción, obnubilada con la ilusión de que, algún día, todos seremos “desarrollados”.  Un sueño imposible, que poco a poco irá transformándose en pesadilla.




Gerardo Honty es analista de CLAES (Centro Latino Americano de Ecología Social)

Diez propuestas para no repetir la capitulación que hemos conocido en Grecia

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Sobre empoderamiento popular

Diez propuestas para no repetir la capitulación que hemos conocido en Grecia



Éric Toussaint

CADTM


Para no repetir la capitulación que hemos conocido en Grecia en 2015, hago diez propuestas sobre el empoderamiento popular |1|.


La primera propuesta es la necesidad de un Gobierno de izquierda de desobedecer, de manera muy clara y anunciada, a la Comisión Europea. Negándose a obedecer las exigencias austeritarias desde el inicio - el partido que pretende o la coalición de partidos que pretende ser Gobierno y, por supuesto, yo estoy pensando por ejemplo en el Estado español - y comprometiéndose a negarse al equilibrio fiscal. Decir: "no vamos a respetar la obligación decretada por los tratados europeos para garantizar el equilibrio fiscal”, porque queremos aumentar el gasto público para luchar contra las medidas antisociales, austeritarias y para emprender la transición ecológica. Por lo tanto, el primer punto es declarar de manera clara y determinada el compromiso de desobedecer. Para mí, es fundamental la idea de que después de la capitulación griega NO se puede seguir con la falsa ilusión de obtener de la Comisión Europea y de los demás gobiernos europeos el respeto de la voluntad popular. Mantener esa falsa ilusión, sería un desastre. Hay que desobedecer.




Segundo punto. Comprometerse a llamar a la movilización popular. Tanto a nivel de país, como a nivel europeo. También eso faltó el año pasado en Grecia. Por supuesto, los movimientos europeos sociales no estuvieron a la altura en las movilizaciones que hubo, que tuvieron lugar, pero que fueron insuficientes en solidaridad con el pueblo griego. Pero es cierto también que dentro del marco de la orientación estratégica de Syriza, no cabía llamar a la movilización popular a nivel europeo, ni siquiera llamar a la movilización popular en Grecia. Y cuando llamaron a la movilización a través del Referéndum el 5 de julio del 2015, fue para LUEGO no respetar la voluntad popular del 61,5% de los griegos, que se negaron a obedecer las exigencias de los acreedores.


Tercer punto. Comprometerse a organizar una auditoría de la deuda con participación ciudadana. Yo diría, una auditoría que tiene que ser simultánea a la suspensión del pago de la deuda. Hay situaciones diferentes en los 28 países que conforman la Unión Europea. Hay países europeos donde la suspensión de pagos es una medida de absoluta necesidad prioritaria, como es el caso de Grecia, como sería el caso de Portugal y Chipre. En el Estado español habría que ver. En otros países se puede empezar solamente por la auditoría y luego llegar a la suspensión de pagos. Estas medidas hay que implementarlas tomando en cuenta la situación concreta de cada país.


Cuarta medida. Imponer control de movimientos de capitales. Y tomando en cuenta lo que quiere decir esto. Es decir, ir en contra de la idea de que se va a impedir a los ciudadanos transferir unos cientos de euros a sus socios fuera del país. Por supuesto, transacciones financieras internacionales hasta un cierto nivel, estarían permitidas. Pero sería implementar un control sobre los movimientos de capital, hacia arriba de un cierto monto de transferencias.


Quinta medida. Socializar el sector financiero y el sector energético. Para mí, socializar el sector financiero no es solamente desarrollar un polo público bancario. Es decretar el monopolio público sobre el sector financiero incluyendo bancos y seguros. Una socialización del sector financiero bajo el control ciudadano. Es decir, transformar el sector financiero en servicio público. Dentro del marco de la transición ecológica, por supuesto, la socialización del sector energético es una medida también de primera prioridad. No puede haber una transición ecológica sin monopolio público sobre el sector energético, tanto a nivel de la producción, como de la distribución.


Propuesta número seis. Creación de una moneda complementaria, no convertible. Ya sea en el caso de salida del euro o de mantenerse en la zona euro, de todos modos es necesaria la creación de una moneda complementaria no convertible. Es decir, una moneda que sirva en circuito corto a los intercambios dentro del país. Por ejemplo, para pagar aumentos de jubilaciones, aumentos de salarios a funcionarios públicos, para pagos de impuestos, para pagos de servicios públicos... Se puede utilizar una moneda complementaria que permita aliviar y salir de manera parcial de la dictadura del euro y del Banco Central Europeo. Claro, tampoco se puede evitar el debate de la salida de la zona euro. Creo que en varios países, la salida de la zona euro es también una opción que hay que defender como partidos y, sindicatos de clase. Varios países de la zona euro no pueden emprender realmente una ruptura con la austeridad y emprender una transición ecosocialista sin salir de la zona euro. En caso de salir de la zona euro, para mí, hay que emprender una reforma monetaria redistributiva. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir decretar, por ejemplo, que hasta 200.000 euros líquidos, el cambio en caso de volver a la peseta sería un 1 euro por 100 pesetas. Pero por encima de 200.000 (puede ser por encima de 100.000) el cambio para tener 100 pesetas sería de un 1,5 euros. En otro nivel superior, habría que entregar 2 euros. Llegando a los niveles más altos de 500.000, entregar 10 euros para tener 100 pesetas. Eso se llama reforma monetaria redistributiva. Que disminuye el circulante y redistribuye el patrimonio líquido de los hogares. Evidentemente, eliminando una parte del patrimonio líquido del 1% más rico. Sabiendo que, no sé exactamente los datos del País Vasco o del Estado Español, pero casi el 50% de la población ni siquiera tiene ahorro. Un 30% de la población, los de abajo, tiene deudas, no tiene patrimonio líquido. Puede tener patrimonio en términos de vivienda (hipotecada o no), pero no tiene patrimonio positivo esa gran parte de la población.


La medida siete. Por supuesto, reformar radicalmente la fiscalidad. Eliminar el IVA sobre productos de consumo básicos, alimenticios por ejemplo, servicios de luz y agua, otros servicios de primera necesidad. Sin embargo, un aumento del IVA sobre productos de lujo y productos que contaminan etc. Pero fuera de los productos y servicios de base, hace falta un aumento de la fiscalidad sobre la ganancia de las empresas privadas y sobre las ganancias e ingresos por encima de un cierto nivel. Es decir, fiscalidad progresiva sobre los ingresos y sobre el patrimonio.


Octava medida. Desprivatización. Recomprar empresas privatizadas con el euro simbólico. Así, a ese nivel, usar el euro podría ser muy simpático, pagar un euro simbólico a los que se aprovecharon de las privatizaciones. Y fortalecer y extender los servicios públicos bajo control ciudadano.


Medida nueve. Reducir el tiempo de trabajo manteniendo, protegiendo el salario. Abrogar las leyes antisociales y adoptar leyes para solucionar la situación de la deuda hipotecaria. Se podría realizar perfectamente vía leyes, evitando juicios (porque hay múltiples juicios sobre deuda hipotecaria en los cuales los hogares se enfrentan a los bancos). Un Parlamento puede decretar vía ley, por ejemplo, la anulación mediante ley, de las deudas hipotecarias por debajo de 150.000 euros, por ejemplo. Eso permitiría no ir a juicio.


Medida diez. Abrir un verdadero proceso constituyente. No se trata de cambios constitucionales dentro del marco del Congreso o de las Cortes actuales. Se trataría de disolver el Parlamento y convocar a la elección directa de una Asamblea Constituyente. Claro, convocarlo teniendo en cuenta la cuestión de las nacionalidades etc. pero abrir un verdadero proceso constituyente, ya sea en las nacionalidades o a nivel del estado como tal. Y, buscar cómo encajar esto en otros procesos constituyentes a nivel europeo.


Éstas son para mí diez medidas básicas a someter a debate. Pero pongo esas medidas a un nivel alto. Porque creo que sin medidas radicales anunciadas desde el inicio, no habrá ruptura ni siquiera con las políticas de austeridad. No hay margen de maniobra para romper con las políticas de austeridad sin tomar medidas radicales contra el gran capital. Los que piensan que se puede evitar esto, son «vendedores de humo», de fórmulas que no pueden encontrar realmente forma concreta de realización. El nivel europeo, la arquitectura europea es tal, y el nivel de crisis del capitalismo es de tal dimensión, que no hay más espacio real para políticas neokeynesianas productivistas. Para mí, el ecosocialismo no es el discurso del domingo. Es el discurso diario, del cual tienen que bajar las propuestas inmediatas que hay que concretar. Y complementar la lucha contra la austeridad y emprender el camino y la transición ecosocialista es una necesidad absoluta e inmediata.



Eric Toussaint es maître de conférence en la Universidad de Lieja, es el portavoz de CADTM Internacional y es miembro del Consejo Científico de ATTAC Francia. Es autor de diversos libros, entre ellos: Procès d’un homme exemplaire , Ediciones Al Dante, Marsella, 2013; Una mirada al retrovisor: el neoliberalismo desde sus orígenes hasta la actualidad , Icaria, 2010; La Deuda o la Vida (escrito junto con Damien Millet) Icaria, Barcelona, 2011; La crisis global , El Viejo Topo, Barcelona, 2010; La bolsa o la vida: las finanzas contra los pueblos , Gakoa, 2002. Es coautor junto con Damien Millet del libro AAA, Audit, Annulation, Autre politique , Le Seuil, París, 2012. Este último libro ha recibido el premio Prix du livre politique, otorgado por la Feria del libro político de Lieja. Ultimo libro: Bancocracia Icaria Editorial, Barcelona 2015. Es coordinador de las publicaciones Comisión de la Verdad Sobre la Deuda.

La geopolítica del caos y el fin de ciclo en las entrañas de América Latina

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La geopolítica del caos y el fin de ciclo en las entrañas de América Latina


Emiliano Teran Mantovani*



“…si las medidas excepcionales son el fruto de los períodos de crisis política y, en tanto tales, están comprendidas en el terreno político y no en el terreno jurídico constitucional, ellas se encuentran en la paradójica situación de ser medidas jurídicas que no pueden ser comprendidas en el plano del derecho, y el estado de excepción se presenta como la forma legal de aquello que no puede tener forma legal”.


Giorgio Agamben



El Gran Tablero Mundial se recalienta. El conflicto social se está propagando por todo el entramado del sistema-mundo, producto no solo de las extraordinarias desigualdades socio-económicas y la devastación de fuentes de vida y territorios, sino también por la terrible vulneración que se ha provocado sobre los tejidos sociales en estos más de 30 años de neoliberalismo global. Como síntoma y consecuencia de estos procesos, derechas y extremas derechas ganan cada vez más terreno en numerosas partes del planeta.

En América Latina, las entusiastas ilusiones emancipatorias que se propagaban durante el auge de los gobiernos progresistas están siendo desplazadas por un horizonte de resistencias, ahora básicamente desde la perspectiva de las organizaciones populares de base y movimientos sociales. Se trata de un horizonte más incierto, pero necesariamente más combativo.

Este panorama para Latinoamérica no debe ser simplemente interpretado como una potencial “vuelta al pasado”, como un regreso en la línea del tiempo a 1990. Importantes transformaciones han ocurrido en la región, suficientes como para afirmar que ya nada será igual por acá. Hay que mirar hacia adelante advirtiendo no solo tendencias histórico-estructurales sino también identificando los rasgos del tiempo sui generis que vivimos.


La crisis civilizatoria parece prefigurar una geopolítica del caos, donde también opera una estrategia de lo contingente, de lo inestable, que por ser más versátil, flexible, abierta y descentralizada no deja de ser virulenta y profundamente reaccionaria –por ejemplo, la llamada “Doctrina Obama” estuvo marcada por estos rasgos[1]. En este marco, es fundamental resaltar dos elementos:

a)    algunos mecanismos tradicionales de intermediación en lo económico (como los estados de bienestar y políticas de asistencia social masiva) y en lo político (como los sistema de partidos e instituciones electorales, marcos jurídicos de derechos civiles) parecen estar en proceso de franco agotamiento histórico, sea porque su legitimidad social está muy socavada, porque no pueden sostenerse en el tiempo o bien porque representan un obstáculo ante la necesidad que tiene el capital de un ajuste radical. Por tanto, éste apunta a procesos masivos e intensivos de apropiación directa de la riqueza y el trabajo, sin intermediación ni negociación ni seducción, principalmente en el Sur Global, pero avanzando también en el Norte. En este sentido, la guerra deja de ser solo acontecimiento histórico y se va constituyendo como ejercicio permanente de micro-política y como referente de los regímenes de poder y los estados de derecho;

b)    pero la apropiación directa no supone necesariamente una actuación imperial a modo de aplanadora, sino basada en estrategias diferenciadas que permitan sostener lo más posible los procesos de acumulación, los mercados y la circulación de capital. A esto podríamos llamarle una política del cinismo: la combinación de retazos de asistencia social, regionalizaciones del consumo, zonas de “paz” con estados de guerra territorial, estados de excepción selectivos, configuración de democracias sitiadas, regímenes de poder regional paraestatales, entre otros, que se van desarrollando dependiendo de factores de coyuntura y las diversas reacciones socio-políticas que provocan.

Desde el análisis geopolítico del discurso oficial progresista latinoamericano, se ha promovido la total centralidad de la contradicción Imperio vs Nación-periferia (básicamente EEUU vs los gobiernos progresistas), interrumpiendo un análisis de multi-escalas y dejando engavetadas las propias contradicciones domésticas Estado-Gobierno – territorios/población.

Al mismo tiempo, se ha impulsado una prevalencia del imperio-acontecimiento(por ejemplo, para el caso de Venezuela, una eventual intervención militar estadounidense) dejando de lado el imperio-proceso, el cual expresa los múltiples mecanismos de penetración y transformación desde adentro de las tramas sociales, de las fuerzas contrahegemónicas, de las facetas desafiantes de los regímenes políticos nacionales, con el fin de ir mermándolos y mutándolos para facilitar la acumulación de capital y la apropiación de recursos y trabajo. Esta forma de intervención puede lograr el desmantelamiento y desactivación progresiva de un proceso contrahegemónico de cambio, aunque en la superficie dicho régimen político busque mantener una fachada popular-emancipatoria. En este sentido, es vital resaltar la contradicción Imperio-territorios/población.

Este análisis integrado macro-micro-político, de múltiples escalas espaciales, esta fenomenología del imperialismo, es útil al menos por dos razones:

Primero, factores como el caos global y los altos niveles de incertidumbre, riesgo y volatilidad sistémica, en los cuales muchas de las macro-instituciones tradicionales son cada vez menos funcionales y se requiere de la acción directa; la lógica de penetración total del neoliberalismo a escala planetaria; la potencial desregulación o mutación de los Estados latinoamericanos ante esta nueva etapa; la vulnerabilidad de pueblos y comunidades ante esta situación; la disputa geopolítica por los recursos naturales; entre otros, resaltan la especial importancia del foco sobre la dinámica en los territorios. Una estrategia de apropiación directa supone analizar más de cerca lo que ocurre en los mismos, y en los tejidos sociales, donde se están desarrollando vitales disputa por la vida a escala global.

Segundo, dicho análisis podría contribuir a hacer visibles los diferentes actores involucrados en las intervenciones que el capital transnacional impulsa, y que son canalizadas en escalas globales, regionales, nacionales y locales. Permite destacar las operaciones de interfaz geográfico mediante las cuales opera el capital para finalmente llegar al tejido de la vida socio-ecológica. De esta forma, por ejemplo, es posible resaltar la relación orgánica, aunque no necesariamente explícita, que tiene el extractivismo con estas formas de operación imperial.

En las disputas geopolíticas y nacionales en estos nuevos tiempos para Latinoamérica, no solo se ha abierto el escenario para la aparición de gobiernos favorables a uno u otro bloque global de poder, sino también la configuración de nuevas y complejas “gubernamentalidades” (Foucault) en los territorios y los tejidos de la vida. Controlar y administrar el caos, así como aprovechar y canalizar los cambios esenciales que se han producido en estos tejidos socio-territoriales, parece ser un objetivo central en estas disputas por el mando político. Conviene evaluar pues, el terreno espinoso donde se están desarrollando las luchas actuales y las que vendrán.


El terreno espinoso de las luchas por venir: reconfiguraciones en las entrañas de América Latina


El ciclo progresista latinoamericano que parece concluir, y que ha tenido impactos directos e indirectos en toda la región, puede ser también leído como una nueva ola modernizadora para la región, impulsada no solo por el boom de los commodities que iniciara en la década pasada, sino también por ampliaciones y nuevos dispositivos en la distribución social de los excedentes captados en este proceso.
Plantear que América Latina ya no será igual supone reconocer que esta ola modernizadora ha generado importantes transformaciones en los entramados sociales; en los territorios urbanos, campesinos e indígenas; en sus estructuras políticas –lo que incluye a las formas de ejercicio del poder y las luchas populares–; en las expectativas y patrones culturales; y en los metabolismos sociales; lo cual tiene y tendrá notables efectos para toda la vida en la región.

Si bien varían en diversos grados y no operan de manera absoluta, en los diferentes países latinoamericanos es posible verificar algunas tendencias compartidas tales como:

·         Crecimiento de los procesos de urbanización, modernización territorial y de la población dentro de las ciudades, con tendencias persistentes al incremento para los próximos años[2]. Caotización y vulnerabilidad de las ciudades –recuérdese por ejemplo, la crisis hídrica en São Paulo desde 2014 o las inundaciones en Buenos Aires en 2013. Expectativas de "modos de vida imperial" (U. Brand) en cada vez más gente, lo que se está uniendo contradictoriamente con la actual situación de caída de los precios de las commodities.
·         Avances de la frontera extractiva en toda la región. Relanzamiento y expansión a gran escala en sectores del extractivismo que no han sido los tradicionales para cada país, como el caso de la minería en Venezuela o Ecuador, o el petróleo en Brasil. Avance de los extractivismos de alto riesgo por medio del impulso de la explotación de hidrocarburos no convencionales, tales como la perforación y fracking en el yacimiento de Vaca Muerta, Argentina; o los crudos pesados y extrapesados en Colombia y Venezuela[3].
·         Crecimiento en los metabolismos sociales (flujos de materiales, energía y agua), que aunque en términos relativos (tasas de crecimiento, flujos per cápita, etc.) podrían disminuir en relación a décadas pasadas, muestran notables tendencias al alza en términos absolutos[4]. Esto ocurre no sólo en las ciudades, donde una porción de las poblaciones han sido incorporadas al consumo de más energía, materiales y agua, sino también a raíz de la expansión del extractivismo en los territorios de la región.
·         Sistemas sociales más complejos. Incorporación masiva de sectores de las clases pobres a las clases medias[5]. Estratificaciones sociales más heterogéneas e híbridas –por ejemplo, barrios populares en los cuáles conviven diferentes "clases" sociales. Nuevas subjetividades en los jóvenes que perfilan una actitud ante la política y juegan un importante rol en el desarrollo de este fin de ciclo.
·         En algunos países se produjo el surgimiento de nuevas burguesías, en el seno de los procesos de acumulación de capital impulsados directa o indirectamente por las políticas de los gobiernos, como en el caso de los progresismos radicales de Venezuela y Bolivia –“Boliburguesía” y “Burguesía Aymara”, respectivamente.
·         Financiarización de las clases populares y robustecimiento cualitativo de las economías informales. A pesar de que en varios países de la región creció el empleo formal en la última década –como en Argentina, Brasil y Chile–, debido a las características de los modelos primarizados de la región, el sector informal sigue siendo muy significativo –un promedio de 50% del total, siendo que en países como Paraguay, Colombia, México, Guatemala o Perú, se supera notablemente esta cifra[6]. El proceso de financiarización social le ha dado mayor organicidad a la economía informal y fortaleza en términos cualitativos, en la medida en la que vigorizó sus redes, potenciadas por el alto consumo. Podríamos decir que se socializó el sector terciario de la economía, potenciando una mayor autonomización del sector informal. A raíz del fin del boom de las commodities y una eventual agudización de la crisis económica en la región, es probable que se produzca una re-explosión de la economía informal. ¿Qué pasa cuando informalidad pasa a ser un determinante de toda la economía y de los tejidos sociales?
·         En diversos grados, dependiendo de los territorios y países, las estructuras socio-económicas y culturales de los pueblos indígenas y campesinos han sido impactadas. Nuevas ruralidades y nuevas configuraciones en el mundo indígena se han venido desarrollando, con consecuencias respecto a la preservación de sus territorios, sus modos de vida, sus resistencias y sus patrones culturales.
·         Surgimiento de nuevas derechas, que asumen nuevas narrativas, proyectos más híbridos y flexibles, con nuevos rostros, las cuales buscan capitalizar los numerosos cambios sociales, culturales y políticos de la región. La crisis de los progresismos ha re-abierto el camino a un potencial desprestigio de los ideales revolucionarios y socialistas en amplios sectores de la población, con mayor fuerza en Venezuela.
·         Grupos de delincuencia social, urbanos y rurales, que han mutado a formas mucho más sofisticada de acción, con mayor capacidad de fuego y tecnológica, y con mayor conciencia de su poderío político, principalmente en los territorios que logran controlar.
·         Afianzamiento de lo que hemos llamado un "neoliberalismo mutante"[7], el cual se ha configurado como un modo heterodoxo, híbrido, estratégico y flexible de acumulación de capital que muta, se reacomoda permanentemente, y en el cual pueden coexistir, por ejemplo, mercantilización sin privatización o financiarización con intervención estatal, sin que esto implique el abandono de un eventual giro a la ortodoxia o el horizonte de despojo masivo que lo constituye.
·         Penetración múltiple de las economías latinoamericanas por diversos actores geopolíticos, donde han tenido creciente presencia China y en menor medida los otros países de los BRICS. Destacan los nexos del gigante asiático con Venezuela, Ecuador, Brasil, Perú y Argentina[8]. Relativo desplazamiento de la hegemonía de los EEUU. Brasil ha incrementado su influencia geopolítica, resaltando su papel en Suramérica. En general, el fin de ciclo está también marcado por una especie de guerra fría que se desarrolla a nivel mundial.
·         Vivimos en un mundo aún más convulso que cuando empezó este período de perfil progresista.

Sobre la superficie accidentada, movible, irregular y volátil de esta geografía política de los muy diversos entramados sociales latinoamericanos se van conformando cadenas de regímenes de poder, diferenciados pero profundamente conectados con las disputas geopolíticas, los Estados de la región y los procesos de acumulación de capital a escala global. Conviene examinar las tendencias que configuran, desde arriba, un marco de excepcionalidad y militarización de todos los ámbitos de la vida; y desde abajo, una cooptación del antagonismo, especialmente de sus facetas autoritario-delincuenciales.



Gestionando el caos desde arriba: regímenes de excepción y militarización de la vida


Los tiempos por venir en América Latina parecen apuntar a tiempos conflictivos, de revueltas e intensas disputas territoriales por los recursos. Los Estados latinoamericanos no solo se van adaptando a las dinámicas de la crisis económica global a través de la creciente ejecución de reformas y ajustes macro-económicos (desde la Reforma Energética en México a las Zonas Económicas Especiales en Venezuela), sino también se ven compelidos a desarrollar o ampliar formas de cooperación con la lógica de guerra global imperante.

En este marco, y con miras en la administración y gestión de los escenarios de crisis y caos sistémico, se perfila una creciente política de militarización de todos los ámbitos de la vida y la expansión de estados de excepción diferenciados. Situaciones o contextos de contingencia vinculados a una “amenaza excepcional”, van siendo canalizados a través de estos mecanismos de control, sea por crisis económica (como el Estado de Excepción y Emergencia Económica decretado a nivel nacional en Venezuela desde mayo de 2016, para combatir la “guerra económica” y otros factores[9]); lucha contra el terrorismo y el narcotráfico (como el declarado por el gobierno peruano en septiembre 2016 en tres distritos de Huancavelica, Ayacucho y Cuzco[10]); fenómenos naturales (como la explosión del volcán Cotopaxi en agosto 2015, que implicó declaración de estado de excepción a nivel nacional y movilización de todas las fuerzas armadas en el Ecuador[11]); grandes eventos (como el estado de excepción declarado por el gobierno brasilero para los Juegos Olímpicos de agosto de 2016[12]); y evidentemente revueltas populares y manifestaciones sociales de diverso tipo.

Pero es fundamental destacar que el desarrollo de este proceso no solo se da por decretos; la promulgación de leyes antiterroristas y el endurecimiento de los códigos penales; el establecimiento de nuevas bases militares estadounidenses en la región (especialmente en Perú, Paraguay y Colombia); la modernización de las fuerzas militares, policiales y de inteligencia; o incluso la búsqueda de consolidación del Consejo de Defensa Suramericano de UNASUR; sino de cómo todos los aspectos y ámbitos de la vida social van siendo atravesados progresivamente por la lógica militar/policial de control, sitio, vigilancia y represión. De cómo el sistema de derechos y garantías sociales va quedando cada vez más suspendido para que vaya imponiéndose una régimen político de excepcionalidad permanente, que permite a las fuerzas de seguridad oficial tomar el control de los recursos, instituciones y territorios “vulnerados” por la “amenaza extraordinaria”.

Todo esto se va configurando independientemente de si la alianza geopolítica de los diferentes Estados latinoamericanos es con los Estados Unidos, con China, o con otros actores nacionales y corporativos.

Sin embargo, como ya hemos señalado, estos procesos evolucionan de maneras diferenciadas en los países y territorios latinoamericanos, al tiempo que no se trata necesariamente de regímenes aplanadora o de formas totalitarias homogeneizantes, sino que responden a estrategias variables, flexibles y regionalizadas.

Por un lado, hay que tomar en cuenta las estructuras políticas domésticas, la significación geopolítica de cada país y regiones, la importancia de sus recursos y la intensidad de las resistencias populares ante los diversos procesos de intervención del capital, para comprender cómo se asignan y se recurre a las diferentes modalidades e intensidades de operación sobre los territorios y población.

En México, la “Guerra contra el Narcotráfico” (2006+) y la Ley de Seguridad Nacional (2011) generan un marco de brutal excepcionalidad permanente y generalizada, con numerosas similitudes a la región centroamericana, en especial en El Salvador, Guatemala y Honduras.

En Suramérica, Colombia destaca como régimen constituido en buena medida por la excepcionalidad y por ser un área geopolítica de pivote (o bisagra), siendo que el escenario post-conflicto no supone necesariamente que se interrumpa el proceso de militarización imperante (con procesos actuales de intensa represión social y desaparición de activistas) y el crecimiento de la asistencia militar por parte de los EEUU[13].

A su vez, en los países de gobiernos progresistas latinoamericanos se han producido intensas disputas socio-políticas atravesadas por actores rivales nacionales e internacionales, lo cual incrementa los niveles de conflictividad general, y por ende, los procesos de militarización y escenarios de excepcionalidad, siendo Venezuela el caso donde esto se desarrolla con más intensidad.

La Amazonía aparece como una zona clave en la evolución de estos procesos de conflicto. Del mismo, modo destacan formas de militarización urbana (ej. caso brasileño) y las complejas dinámicas fronterizas en toda la región (ej. la Triple Frontera o la frontera Colombo-venezolana).

Por último, aunque países como Chile, Uruguay o Costa Rica no se señalen como grandes áreas estratégicas, de riesgo o de insubordinación, pueden señalarse procesos de este tipo en menor escala o sectorizados, como ocurre con la creciente militarización y conflicto en la araucanía chilena.

Finalmente, es esencial insistir en que el costo político, económico y social, y las enormes dificultades que conllevan la ejecución y mantenimiento de un régimen total de excepcionalidad permanente a escala nacional, plantean la pertinencia para el status quo del impulso de políticas sectorizadas y de contingencia.

El fin de ciclo no tiene que ser pensado única y necesariamente como un tsunami arrasador. Una restauración conservadora en América Latina o una radicalización de la acumulación por desposesión parece ir ensamblándose progresivamente, mediante políticas que, aunque puedan llegar a ser violentas y de ampliación del despojo social, se configuran de maneras selectivas y diferenciadas.

Más allá de estos dispositivos desplegados desde arriba, es necesario también examinar cómo estos también pueden expandirse desde las propias tramas de la vida social, analizar cómo se van configurando desde abajo.

Gestionar el caos desde abajo: autoritarismos delincuenciales y el tejido social como campo de batalla


Pese al progresivo ensamblaje de todos estos dispositivos de control, los marcos de la legalidad y de los aparatos e instituciones formales están siendo cada vez más desbordados por las dinámicas sociales, culturales, metabólicas y territoriales que se desarrollan en las entrañas de la región, y que hemos descrito anteriormente.

El crecimiento de redes de narcotráfico, de amplios entramados de economías informales y comercio de contrabando, muchos de ellos de carácter transfronterizo, y la acelerada expansión de la minería ilegal, principalmente en la región amazónica, están constituidos por grupos socio-políticos que logran ejercer cada vez más poder sobre los territorios, configurar economías locales con cada vez mayor arraigo popular, generar crecientes daños ambientales, e impactar significativamente sobre los tejidos sociales y los procesos de producción cultural y de subjetividad.

El control territorial de los cárteles mexicanos en varias regiones del país; el avance político de las “maras” en Centroamérica (recordemos el paro de transporte convocado por Mara Salvatrucha y Barrio 18 en El Salvador, en julio de 2015[14]), las estructuras de poder de grupos armados irregulares y bandas criminales urbanas y rurales en Colombia, y la forma acelerada como han crecido estas en Venezuela; la expansión del tráfico de commodities en la Amazonía y otras zonas del sub-continente (especialmente en las nuevas fronteras de la extracción); son expresión de cómo estos grupos pueden incluso crear sus propios regímenes políticos, sus propias formas de excepcionalidad, los cuales podemos entenderlos como autoritarismos delincuenciales regionalizados.

En estos circuitos y territorializaciones, no hay área protegida, zonas de reserva, derechos humanos, regulaciones económicas y jurídicas que cuenten, no solo porque no se impone una institucionalidad formal que los haga respetar, sino porque al mismo tiempo se van institucionalizando desde abajo estos otros formatos de lo “paralelo”-ilegal-informal.

Es común endilgar la ocurrencia de estos fenómenos a una “ausencia de Estado”, y aunque en efecto esto puede revelar un abandono o desplazamiento de la institucionalidad estatal, conviene también analizar procesos de cooperación y articulación que se están produciendo entre los ámbitos de lo formar/legal y lo informal/ilegal.

El capital y el Estado pueden configurar una poderosa biopolíticaque opera en un doble ámbito de acción: no solo en la militarización de la vida y su lógica de control de espectro amplio, impulsada desde arriba, sino también buscando cooptar las pulsiones contrahegemónicas, desde abajo. Esto básicamente implica intentar canalizar el malestar popular, el desbordamiento social, las pulsiones de sublevación y de poder, poniendo especial atención en las poderosas estructuras delincuenciales, para favorecer formas de control territorial y apropiación local del trabajo, los recursos, los cuerpos y el territorio, al tiempo que se pueda dividir, fragmentar y vulnerar aún más el tejido social que podría conformar la alternativa contrahegemónica. De esta forma, el tejido social se convierte en campo de batalla.

La consigna mexicana a raíz de la tragedia de Ayotzinapa (2014) de “No fue el narco, fue el Estado”, que expresa un régimen de co-gobierno o entrecruzamiento de aparatos represivos formales y grupos delincuenciales; las variadas expresiones cooperativas entre sectores militares y los grupos que impulsan la expansión de la minería ilegal en la región amazónica; o bien el importante rol que van adquiriendo las instituciones policiales en el propio auge de la delincuencia urbana; por mencionar algunos ejemplos, revelan un patrón de poder que tiene un carácter multi-escalar, corporativo y reticular, en el cual las fronteras entre lo formal/legal y lo informal/ilegal se van haciendo cada vez más borrosas. Esto nos trae de nuevo a la recurrente pregunta sobre qué es el Estado, pensándolo ahora desde América Latina en el siglo XXI.

Tomando en cuenta el auge de los poderes territoriales delincuenciales y las ramificaciones y desbordamientos de los Estados más allá de los márgenes de lo formal/legal, nos preguntamos también si solo se trata de una tendencia coyuntural o bien estamos ante la configuración histórica de nuevas formas de estatalidad en la región. En el marco de la geopolítica latinoamericana, ¿estamos ante una tendencia regional estructurada y determinada por las intensas disputas inter-capitalistas mundiales? ¿Son los ejemplos africanos y asiáticos (como el Boko Haram o el ISIS), referentes de un patrón de apropiación radical en los territorios del Sur Global?

En la biopolítica de la disputa mundial, la batalla trascendental se está produciendo sobre los tejidos sociales y los territorios/ecosistemas. Es fundamental tomar en cuenta estas tendencias en los análisis de los tiempos por venir para la región. Se trata de una cuestión vital.

Lo común en el caos: pensarnos desde el conflicto, disputar el antagonismo, tejer comunidad


El caos sistémico es también la revelación de un sistema extraordinariamente agrietado, por donde siempre podrán colarse las pulsiones de la revuelta y la transformación para la emancipación. El agotamiento del “ciclo progresista” muy probablemente va a suponer la apertura de nuevos ciclos de luchas populares en América Latina, las cuales a su vez podrían promover el surgimiento y expansión de nuevas modalidades, narrativas y formatos de operación en las mismas. Pero un desenlace de la actual encrucijada regional, lo más favorable posible para un proyecto popular-ecológico-emancipatorio, pasa por reconocer los códigos de operación de estos agresivos regímenes de poder multi-escalares.

Decir que los propios tejidos socio-territoriales son un campo de intensa batalla, como nunca antes en la historia del capitalismo, supone reconocer que la fuerza destructiva del capital penetra en las redes de la vida –su fuerza ecocida– y en la propia constitución de lo popular-comunitario. ¿Cómo se desarrolla y se desarrollará el antagonismo de lo popular, el antagonismo de los pobres y de los excluidos, en tiempos de caos sistémico? ¿Qué formas toma o puede tomar?

Intervenir violentamente en la propia producción constitutiva de lo popular-comunitario busca transformar su potencia en máquinas fragmentadas de guerra, en campo fértil para la distopía; canalizar el descontento social hacia formas orgánicas de fascismo; formatear la comunidad para el combate a lo que está fuera de ella –las maras centroamericanas pueden ser interpretadas como comunidades/máquinas de guerra–; y así volver inviable la masividad de una revuelta emancipatoria.

No basta pues, sólo promover el antagonismo contrahegemónico, sino incluso disputarlo para intentar encauzarlo a un proyecto colectivo y emancipatorio de lo común-diverso-ecológico, en donde lo humano se funde con la realidad material de su geografía inmediata, de su ecosistema, y la reproducción y afirmación de la vida.

Esto implica privilegiar una política desde los territorios y por ende, alcanzar una meta que hasta ahora no se ha conseguido en el grueso de los proyectos y narrativas de la izquierda: descentrar el rol del Estado en las transformaciones sociales. No se trata de ignorar su presencia, operación y poder, ni tampoco, como han insistido algunos autores, reivindicar un “horizonte localista”, sino impulsar una estrategia multi-escalar en la cual la lucha territorial y la reproducción material de la vida son centrales y punto de partida de toda la lucha emancipatoria.

Cuando pensamos en las estrategias y narrativas en la escala global, la regional e incluso la nacional, ¿qué nos queda por reivindicar en cuanto a las grandes narrativas políticas, esas que pueden unir numerosas subjetividades y agrupaciones en torno a un proyecto común? ¿El socialismo? ¿El desarrollo? ¿La democracia?

Ante el desbordamiento de los contratos sociales y la configuración de la guerra como factor de organización social por excelencia, ¿debemos defender hasta el máximo los principios y marcos mínimos de los estados de derecho, de garantías mínimas sociales, los pilares del ideal de la democracia? ¿Qué queda como proyecto para la convergencia de luchas, más allá del parapeto de las estructuras institucionales de la modernidad? ¿Es posible resignificar los pilares fundamentales de la llamada democracia? ¿Una democracia radical y ecológica podría y debería ser un eje narrativo y programático que articule diversas iniciativas populares de lucha? ¿Podemos avanzar juntos sin un gran proyecto movilizador?

Tal vez una de las paradojas de los tiempos que vivimos reside en la forzosa combinación de una esperanza a la cual no podemos renunciar, con la franqueza y valentía de reconocer que el desborde del conflicto, su masividad, su multiplicidad, nos habita cada vez más. ¿Es el estallido social del Caracazo en 1989 en Venezuela solo un acontecimiento histórico o la expresión de la configuración de un nuevo escenario político urbano, de la inviabilidad de las ciudades latinoamericanas, de la latencia de su desbordamiento?

Las intensas luchas de resistencia indígenas y campesinas en el Perú; las fogatas y las guardias comunitarias en Cherán, México; las retenciones de militares por parte de pueblos indígenas en Colombia y Venezuela; los cortes de ruta y asambleas populares en comunidades como Famatina, Argentina; los bloqueos a excavadoras y múltiples métodos de acción directa para la resistencia, realizados en numerosas localidades latinoamericanas; ¿son conflictos convencionales o la respuesta ante un radical avance belicista hacia las nuevas fronteras de las commodities? Creemos que pensar las alternativas pasa también necesariamente por pensarnos desde el conflicto.

Tal vez convenga reivindicar el “principio de esperanza” no únicamente anclado en un horizonte ideal por conseguir, sino también orientado a una disposición que rodea y queda contenida en el hacer, en el devenir, sea cuando las aguas están calmas o bien cuando haya avisos de tormenta. Mientras tanto, tejer y tejer comunidad, en cada ámbito y escala de lucha, parece un objetivo vital en estos tiempos. Y no olvidar que el juego sigue abierto.

Caracas, diciembre de 2016

*Emiliano Teran Mantovani, sociólogo venezolano, master en economía ecológica por la Universidad Autónoma de Barcelona e investigador.

Fuentes consultadas
- AFP. OIT: empleo informal en América Latina alcanza el 50%. Diario Pyme. Sin fecha. Disponible en http://www.diariopyme.com/oit-empleo-informal-en-america-latina-alcanza-el-50/prontus_diariopyme/2016-06-21/144744.html
- Alba Ciudad. Conozca el Decreto de Estado de Excepción y Emergencia Económica firmado por el Presidente Maduro este 13 de mayo. 14 de mayo de 2016. Disponible en http://albaciudad.org/2016/05/decreto-estado-excepcion-estado-emergencia-mayo-2016/
- BBC Mundo. El paro que demuestra el poder de las maras en El Salvador. 29 de julio de 2015. Disponible en http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/07/150729_america_latina_el_salvador_maras_pandillas_paro_transporte_aw
- CEPAL. Ciudades sostenibles con igualdad en América Latina y el Caribe. HABITAT III, Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Vivienda y el Desarrollo Urbano Sostenible Quito, 17 a 21 de octubre de 2016. Disponible en http://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/40658/1/S1601057_es.pdf
- Constante, Soraya. Correa declara el estado de excepción por la erupción de un volcán. El País. 17 de agosto de 2015. Disponible en http://internacional.elpais.com/internacional/2015/08/15/actualidad/1439662969_985121.html
- EFE. Gobierno peruano declara estado de excepción en tres distritos por terrorismo. 11 de septiembre de 2016. Disponible en http://www.eluniversal.com.mx/articulo/mundo/2016/09/11/gobierno-peruano-declara-estado-de-excepcion-en-3-distritos-por-terrorismo
- Justo, Marcelo. ¿Cómo terminar con el trabajo informal en América Latina? BBC Mundo. 29 de mayo de 2014. Disponible en http://www.bbc.com/mundo/noticias/2014/05/140527_economia_trabajo_informal_wbm
- Krieg, Andreas. Externalizing the burden of war: the Obama Doctrine and US foreign policy in the Middle East. International Affairs 92: 1 (2016) 97–113. Disponible en https://www.chathamhouse.org/sites/files/chathamhouse/publications/ia/INTA92_1_05_Krieg.pdf

- Roa Avendaño, Tatiana. Scandizzo, Hernán. Qué entendemos por energía extrema. OPSur-Oilwatch Latinoamérica. septiembre 28, 2016. Disponible en http://www.opsur.org.ar/blog/2016/09/28/que-entendemos-por-energia-extrema/
- Telesur. Brasil declara estado de excepción para Olímpicos Río 2016. 17 de junio de 2016. Disponible en http://www.telesurtv.net/news/Brasil-declara-estado-de-excepcion-para-Olimpicos-Rio-2016-20160617-0043.html
- Teran Mantovani, Emiliano. La crisis del capitalismo rentístico y el neoliberalismo mutante (1983-2013). Documentos de Trabajo Celarg, 2014, vol. 5, p. 1-27. Disponible en http://www.celarg.org.ve/Espanol/Imagenes/avances%20de%20investigacion/5.%20Documento%20N%C2%B05.%20Emiliano%20Teran%20(corregido).pdf
- Teran Mantovani, Emiliano. Los rasgos del “Efecto China” y sus vínculos con el extractivismo en América Latina. Rebelión. 6 de febrero de 2014. Disponible en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=180450 .
- The White House. FACT SHEET: Peace Colombia -- A New Era of Partnership between the United States and Colombia. 4 de febrero de 2016. Disponible en https://www.whitehouse.gov/the-press-office/2016/02/04/fact-sheet-peace-colombia-new-era-partnership-between-united-states-and
- UNEP. Recent Trends in Material Flows and Resources Productivity in Latin America. 2013. Disponible en http://www.unep.org/dewa/portals/67/pdf/RecentTrendsLA.pdf
- United Nations. World Urbanization Prospects 2014. United Nations New York, 2014. Disponible en https://esa.un.org/unpd/wup/Publications/Files/WUP2014-Highlights.pdf

- United Nations. América Latina debe impulsar un modelo de crecimiento urbano que genere riqueza, sugiere el PNUD. 15 octubre 2016. Disponible en http://www.un.org/sustainabledevelopment/es/2016/10/america-latina-debe-impulsar-un-modelo-de-crecimiento-urbano-que-genere-riqueza-sugiere-el-pnud/




[1]Sobre esta discusión, véase por ejemplo: Krieg, Andreas. Externalizing the burden of war: the Obama Doctrine and US foreign policy in the Middle East.

[2]Véase: United Nations. World Urbanization Prospects 2014; y CEPAL. Ciudades sostenibles con igualdad en América Latina y el Caribe.
[3]Roa Avendaño, Tatiana. Scandizzo, Hernán. Qué entendemos por energía extrema.
[4]UNEP. Recent Trends in Material Flows and Resources Productivity in Latin America.

[5]United Nations. América Latina debe impulsar un modelo de crecimiento urbano que genere riqueza, sugiere el PNUD.
[6]Justo, Marcelo. ¿Cómo terminar con el trabajo informal en América Latina? AFP. OIT: empleo informal en América Latina alcanza el 50%.
[7]Teran Mantovani, Emiliano. La crisis del capitalismo rentístico y el neoliberalismo mutante (1983-2013).
[8]Teran Mantovani, Emiliano. Los rasgos del “Efecto China” y sus vínculos con el extractivismo en América Latina.
[9]Alba Ciudad. Conozca el Decreto de Estado de Excepción y Emergencia Económica firmado por el Presidente Maduro este 13 de mayo.
[10]EFE. Gobierno peruano declara estado de excepción en tres distritos por terrorismo.

[11]Constante, Soraya. Correa declara el estado de excepción por la erupción de un volcán

[12]Telesur. Brasil declara estado de excepción para Olímpicos Río 2016.
[13]The White House. FACT SHEET: Peace Colombia -- A New Era of Partnership between the United States and Colombia.

[14]BBC Mundo. El paro que demuestra el poder de las maras en El Salvador.

Tercer encuentro "Los ecologismos populares en Venezuela". MARTES 13 dic. 5pm. ATENEO POPULAR DE LOS CHAGUARAMOS

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NOS VOLVEMOS A ENCONTRAR¡¡¡

MARTES 13 DE DICIEMBRE DE 2016 – 5 PM
ATENEO POPULAR DE LOS CHAGUARAMOS

En Nuestro tercer encuentro estaremos Lusbi Portillo de Homo et Natura y Emiliano Teran Mantovani planteando ideas sobre “Los dos Arcos Mineros: las luchas socio-ambientales en las cuencas de Maracaibo y el Orinoco”.


Los ecologismos populares en Venezuela es un espacio de encuentro para re-pensarnos y articularnos desde las experiencias de las luchas ambientales que se están desarrollando en el país, desde el ecologismo ancestral indígena, desde los defensores y defensoras de los territorios y el agua, pero también desde los colectivos urbanos, agrupaciones culturales, las feministas, los sindicatos y todas las luchas que están incorporando la ecología en sus agendas de lucha.

El objetivo principal es hacer converger nuestras agendas desde la defensa de la Vida y los territorios, con miras a la conformación de una red de ecologistas populares en el país.

Las luchas ambientales tendrán cada vez más importancia en Venezuela.


Los esperamos este martes 13 de diciembre a las 5pm en el Ateneo Popular de Los Chaguaramos.

La globalización ha muerto

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La globalización ha muerto



Álvaro García Linera

La Jornada


El desenfreno por un inminente mundo sin fronteras, la algarabía por la constante jibarización de los estados-nacionales en nombre de la libertad de empresa y la cuasi religiosa certidumbre de que la sociedad mundial terminaría de cohesionarse como un único espacio económico, financiero y cultural integrado, acaban de derrumbarse ante el enmudecido estupor de las élites globalófilas del planeta.


La renuncia de Gran Bretaña a continuar en la Unión Europea –el proyecto más importante de unificación estatal de los cien años recientes– y la victoria electoral de Trump –que enarboló las banderas de un regreso al proteccionismo económico, anunció la renuncia a tratados de libre comercio y prometió la construcción de mesopotámicas murallas fronterizas–, han aniquilado la mayor y más exitosa ilusión liberal de nuestros tiempos. Y que todo esto provenga de las dos naciones que hace 35 años atrás, enfundadas en sus corazas de guerra, anunciaran el advenimiento del libre comercio y la globalización como la inevitable redención de la humanidad, habla de un mundo que se ha invertido o, peor aún, que ha agotado las ilusiones que lo mantuvieron despierto durante un siglo.


La globalización como meta-relato, esto es, como horizonte político ideológico capaz de encauzar las esperanzas colectivas hacia un único destino que permitiera realizar todas las posibles expectativas de bienestar, ha estallado en mil pedazos. Y hoy no existe en su lugar nada mundial que articule esas expectativas comunes. Lo que se tiene es un repliegue atemorizado al interior de las fronteras y el retorno a un tipo de tribalismo político, alimentado por la ira xenofóbica, ante un mundo que ya no es el mundo de nadie.


La medida geopolítica del capitalismo

Quien inició el estudio de la dimensión geográfica del capitalismo fue Karl Marx. Su debate con el economista Friedrich List sobre el capitalismo nacional, en 1847, y sus reflexiones sobre el impacto del descubrimiento de las minas de oro de California en el comercio transpacífico con Asia, lo ubican como el primero y más acucioso investigador de los procesos de globalización económica del régimen capitalista. De hecho, su aporte no radica en la comprensión del carácter mundializado del comercio que comienza con la invasión europea a América, sino en la naturaleza planetariamente expansiva de la propia producción capitalista.


Las categorías de subsunción formal y subsunción real del proceso de trabajo al capital con las que Marx devela el automovimiento infinito del modo de producción capitalista, suponen la creciente subsunción de la fuerza de trabajo, el intelecto social y la tierra, a la lógica de la acumulación empresarial; es decir, la supeditación de las condiciones de existencia de todo el planeta a la valorización del capital. De ahí que en los primeros 350 años de su existencia, la medida geopolítica del capitalismo haya avanzado de las ciudades-Estado a la dimensión continental y haya pasado, en los pasados 150 años, a la medida geopolítica planetaria.


La globalización económica (material) es pues inherente al capitalismo. Su inicio se puede fechar 500 años atrás, a partir del cual habrá de tupirse, de manera fragmentada y contradictoria, aún mucho más.


Si seguimos los esquemas de Giovanni Arrighi, en su propuesta de ciclos sistémicos de acumulación capitalista a la cabeza de un Estado hegemónico: Génova (siglos XV-XVI), Países Bajos (siglo XVIII), Inglaterra (siglo XIX) y Estados Unidos (siglo XX), cada uno de estos hegemones vino acompañado de un nuevo tupimiento de la globalización (primero comercial, luego productiva, tecnológica, cognitiva y, finalmente, medio ambiental) y de una expansión territorial de las relaciones capitalistas. Sin embargo, lo que sí constituye un acontecimiento reciente al interior de esta globalización económica es su construcción como proyecto político-ideológico, esperanza o sentido común; es decir, como horizonte de época capaz de unificar las creencias políticas y expectativas morales de hombres y mujeres pertenecientes a todas las naciones del mundo.


El fin de la historia

La globalización como relato o ideología de época no tiene más de 35 años. Fue iniciada por los presidentes Ronald Reagan y Margaret Thatcher, liquidando el Estado de bienestar, privatizando las empresas estatales, anulando la fuerza sindical obrera y sustituyendo el proteccionismo del mercado interno por el libre mercado, elementos que habían caracterizado las relaciones económicas desde la crisis de 1929.


Cierto, fue un retorno amplificado a las reglas del liberalismo económico del siglo XIX, incluida la conexión en tiempo real de los mercados, el crecimiento del comercio en relación con el producto interno bruto (PIB) mundial y la importancia de los mercados financieros, que ya estuvieron presentes en ese entonces. Sin embargo, lo que sí diferenció esta fase del ciclo sistémico de la que prevaleció en el siglo XIX fue la ilusión colectiva de la globalización, su función ideológica legitimadora y su encumbramiento como supuesto destino natural y final de la humanidad.


Y aquellos que se afiliaron emotivamente a esa creencia del libre mercado como salvación final no fueron simplemente los gobernantes y partidos políticos conservadores, sino también los medios de comunicación, los centros universitarios, comentaristas y líderes sociales. El derrumbe de la Unión Soviética y el proceso de lo que Antonio Gramsci llamó transformismo ideológico de ex socialistas devenidos furibundos neoliberales, cerró el círculo de la victoria definitiva del neoliberalismo globalizador.


¡Claro! Si ante los ojos del mundo la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), que era considerada hasta entonces el referente alternativo al capitalismo de libre empresa, abdica de la pelea y se rinde ante la furia del libre mercado –y encima los combatientes por un mundo distinto, públicamente y de hinojos, abjuran de sus anteriores convicciones para proclamar la superioridad de la globalización frente al socialismo de Estado–, nos encontramos ante la constitución de una narrativa perfecta del destino natural e irreversible del mundo: el triunfo planetario de la libre empresa.


El enunciado del fin de la historia hegeliano con el que Francis Fukuyama caracterizó el espíritu del mundo, tenía todos los ingredientes de una ideología de época, de una profecía bíblica: su formulación como proyecto universal, su enfrentamiento contra otro proyecto universal demonizado (el comunismo), la victoria heroica (fin de la guerra fría) y la reconversión de los infieles.


La historia había llegado a su meta: la globalización neoliberal. Y, a partir de ese momento, sin adversarios antagónicos a enfrentar, la cuestión ya no era luchar por un mundo nuevo, sino simplemente ajustar, administrar y perfeccionar el mundo actual, pues no había alternativa frente a él. Por ello, ninguna lucha valía la pena estratégicamente, pues todo lo que se intentara hacer por cambiar de mundo terminaría finalmente rendido ante el destino inamovible de la humanidad, que era la globalización. Surgió entonces un conformismo pasivo que se apoderó de todas las sociedades, no sólo de las élites políticas y empresariales, sino también de amplios sectores sociales que se adhirieron moralmente a la narrativa dominante.


La historia sin fin ni destino

Hoy, cuando aún retumban los últimos petardos de la larga fiesta del fin de la historia, resulta que quien salió vencedor, la globalización neoliberal, ha fallecido dejando al mundo sin final ni horizonte victorioso; es decir, sin horizonte alguno. Donald Trump no es el verdugo de la ideología triunfalista de la libre empresa, sino el forense al que le toca oficializar un deceso clandestino.


Los primeros traspiés de la ideología de la globalización se hacen sentir a inicios de siglo XXI en América Latina, cuando obreros, plebeyos urbanos y rebeldes indígenas desoyen el mandato del fin de la lucha de clases y se coligan para tomar el poder del Estado. Combinan- do mayorías parlamentarias con acción de masas, los gobiernos progresistas y revolucionarios implementan una variedad de opciones posneoliberales, mostrando que el libre mercado es una perversión económica susceptible de ser remplazada por modos de gestión económica mucho más eficientes para reducir la pobreza, generar igualdad e impulsar crecimiento económico.


Con ello, el fin de la historia comienza a mostrarse como una singular estafa planetaria y de nuevo la rueda de la historia –con sus inagotables contradicciones y opciones abiertas– se pone en marcha. Posteriormente, en 2009, en Estados Unidos, el hasta entonces vilipendiado Estado, que había sido objeto de escarnio por ser considerado una traba a la libre empresa, es jalado de la manga por Barack Obama para estatizar parcialmente la banca y sacar de la quiebra a los banqueros privados. El eficienticismo empresarial, columna vertebral del desmantelamiento estatal neoliberal, queda así reducido a polvo frente a su incompetencia para administrar los ahorros de los ciudadanos.


Luego viene la ralentización de la economía mundial, pero en particular del comercio de exportaciones. Durante los 20 años recientes, éste crece al doble del producto interno bruto (PIB) anual mundial, pero a partir de 2012 apenas alcanza a igualar el crecimiento de este último, y ya en 2015 es incluso menor, con lo que la liberalización de los mercados ya no se constituye más en el motor de la economía planetaria ni en la prueba de la irresistibilidad de la utopía neoliberal.


Por último, los votantes ingleses y estadunideneses inclinan la balanza electoral en favor de un repliegue a estados proteccionistas –si es posible amurallados–, además de visibilizar un malestar ya planetario contra la devastación de las economías obreras y de clase media, ocasionado por el libre mercado planetario.


Hoy, la globalización ya no representa más el paraíso deseado en el cual se depositan las esperanzas populares ni la realización del bienestar familiar anhelado. Los mismos países y bases sociales que la enarbolaron décadas atrás, se han convertido en sus mayores detractores. Nos encontramos ante la muerte de una de las mayores estafas ideológicas de los siglos recientes.


Sin embargo, ninguna frustración social queda impune. Existe un costo moral que, en este momento, no alumbra alternativas inmediatas sino que –es el camino tortuoso de las cosas– las cierra, al menos temporalmente. Y es que a la muerte de la globalización como ilusión colectiva no se le contrapone la emergencia de una opción capaz de cautivar y encauzar la voluntad deseante y la esperanza movilizadora de los pueblos golpeados.


La globalización, como ideología política, triunfó sobre la derrota de la alternativa del socialismo de Estado; esto es, de la estatización de los medios de producción, el partido único y la economía planificada desde arriba. La caída del muro de Berlín, en 1989, escenifica esta capitulación. Entonces, en el imaginario planetario quedó una sola ruta, un solo destino mundial. Lo que ahora está pasando es que ese único destino triunfante también fallece. Es decir, la humanidad se queda sin destino, sin rumbo, sin certidumbre. Pero no es el fin de la historia–como pregonaban los neoliberales–, sino el fin del fin de la historia. Es la nada de la historia.


Lo que hoy queda en los países capitalistas es una inercia sin convicción que no seduce, un manojo decrépito de ilusiones marchitas y, en la pluma de los escribanos fosilizados, la añoranza de una globalización fallida que no alumbra más los destinos.


Entonces, con el socialismo de Estado derrotado y el neoliberalismo fallecido por suicidio, el mundo se queda sin horizonte, sin futuro, sin esperanza movilizadora. Es un tiempo de incertidumbre absoluta en el que, como bien intuía William Shakespeare, todo lo sólido se desvanece en el aire. Pero también por ello es un tiempo más fértil, porque no se tienen certezas heredadas a las cuales asirse para ordenar el mundo. Esas certezas hay que construirlas con las partículas caóticas de esta nube cósmica que deja tras suyo la muerte de las narrativas pasadas.


¿Cuál será el nuevo futuro movilizador de las pasiones sociales? Imposible saberlo. Todos los futuros son posibles a partir de la nada heredada. Lo común, lo comunitario, lo comunista es una de esas posibilidades que está anidada en la acción concreta de los seres humanos y en su imprescindible relación metabólica con la naturaleza.



En cualquier caso, no existe sociedad humana capaz de desprenderse de la esperanza. No existe ser humano que pueda prescindir de un horizonte, y hoy estamos compelidos a construir uno. Eso es lo común de los humanos y ese común es el que puede llevarnos a diseñar un nuevo destino distinto de este emergente capitalismo errático que acaba de perder la fe en sí mismo.

El mundo en la era de Trump: ¿qué podemos esperar?

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El mundo en la era de Trump: ¿qué podemos esperar?



Immanuel Wallerstein

La Jornada


Hacer predicciones en el corto plazo es la más traicionera de las actividades. Normalmente trato de no hacerlas. En cambio, trato de analizar lo que está ocurriendo en términos de la larga duración de su historia y las probables consecuencias en el mediano plazo. No obstante, esta vez he decidido hacer predicciones de corto plazo por una simple razón. Me parece que todo mundo, en todas partes, está enfocado al momento en lo que ocurrirá en este corto plazo. No parece haber otro objeto de interés. La ansiedad está al máximo y necesitamos lidiar con ella. Déjenme comenzar diciendo que pienso que 95 por ciento de políticas que emprenderá Donald Trump en su primer año en el cargo serán absolutamente terribles, peor de lo que anticipamos. Esto puede constatarse en las designaciones de cargos importantes que ya anunció. Al mismo tiempo, es muy probable que se meta en problemas importantes.

Este resultado contradictorio es consecuencia de su estilo político. Si revisamos cómo fue que ganó la presidencia de Estados Unidos, lo hizo contra todas las probabilidades con cierta técnica retórica deliberada. Por una parte, ha sido constante hacer declaraciones que responden a temores importantes por parte de los ciudadanos estadunidenses utilizando lenguaje en código, que quienes lo escuchan lo reciben interpretándolo como un respaldo a políticas que piensan podrán aliviar sus múltiples penurias. Fue muy frecuente que hiciera esto con breves tuits o en mítines públicos estrictamente controlados.


Al mismo tiempo, fue siempre vago acerca de las precisas políticas que emprendería. Sus declaraciones fueron casi siempre seguidas de interpretaciones por parte de seguidores importantes, y con bastante frecuencia éstas diferían o eran interpretaciones opuestas. En efecto, se adjudicó el crédito por las declaraciones fuertes y dejó que otros asumieran el descrédito por las políticas precisas. Esto fue una técnica magníficamente efectiva. Lo llevó a donde está y parece claro que pretende continuar con esa técnica una vez en el cargo.


Hay un segundo elemento de su estilo político. Toleró la interpretación de todos siempre y cuando constituyeran un respaldo a su liderazgo. Si percibía alguna duda en torno a que lo respaldaran personalmente, fue veloz en ejercer la venganza atacando públicamente a quien lo hubiera ofendido. Exigió fidelidad absoluta e insistió en que ésta se desplegara. Aceptó el remordimiento penitente, pero no la ambigüedad acerca de su persona.


Parece creer que la misma técnica le servirá bien en el resto del mundo: fuerte retórica, interpretaciones ambiguas a cargo de su variada panoplia de seguidores principales, y, al final, más bien políticas impredecibles en los hechos.


Parece pensar que sólo hay dos países además de Estados Unidos que importan hoy en el mundo –Rusia y China. Como apuntaron tanto Robert Gates como Henry Kissinger, está utilizando la técnica Nixon al revés. Nixon hizo un trato con China, con el fin de debilitar a Rusia. Trump está haciendo un trato con Rusia para debilitar a China. Esta política pareció resultarle a Nixon. ¿Le funcionará a Trump? No creo, porque el mundo de 2017 es bastante diferente del mundo de 1973.


Así que miremos cuáles son las dificultades que le esperan a Trump. En casa, su mayor dificultad, sin duda, es con los republicanos en el Congreso, en particular aquellos que están en la Cámara de Representantes. Su agenda no es la de Donald Trump. Por ejemplo, ellos quieren destruir el Medicare. De hecho, desean repeler toda la legislación social del último siglo. Trump sabe que esto acarrearía una revuelta de su base electoral real, que quiere bienestar social al mismo tiempo que un gobierno profundamente proteccionista y una retórica xenofóbica.


Trump cuenta con intimidar al Congreso y que se alinee con él. Tal vez lo consiga. Pero después serán evidentes las contradicciones entre su agenda en favor de los acaudalados y su parcial mantenimiento del estado de bienestar. O el Congreso prevalecerá sobre Trump. Y esto le resultará intolerable. Y lo que hará al respecto es una adivinanza para cualquiera. Él no se conoce a sí mismo, dado que no encara esta clase de dificultad mientras no tiene que hacerlo.


Lo mismo es cierto de la geopolítica en el sistema-mundo. Ni Rusia ni China están preparadas para retractarse en lo más mínimo de sus políticas actuales. ¿Por qué deberían hacerlo? Estas políticas les han estado funcionando. Rusia es de nuevo una potencia importante en Medio Oriente y en todo el mundo ex-soviético. China, lenta pero seguramente, se afirma en una posición dominante en el nordeste y el sureste de Asia, e incrementa su papel en el resto del mundo.


No hay duda de que Rusia y China se meten en dificultades de tiempo en tiempo y ambas están listas para hacer concepciones puntuales a otros, pero no más que esto. Así que Trump va a descubrir que no es, internacionalmente, el perro alfa a quien todo mundo le debe rendir reverencia. Y luego, ¿qué?


Lo que podría hacer una vez que sus amenazas sean ignoradas es de nuevo la adivinanza de cualquiera. Lo que todo mundo teme es que actuará precipitadamente con los instrumentos militares a su disposición. ¿Lo hará? ¿O será constreñido por su grupo interno más próximo? Nadie puede estar seguro. Todos podemos solamente confiar en que así sea.



Así que así está. Desde mi punto de vista, no es un panorama bonito pero no es desesperanzado. Si de algún modo llegamos el año entrante a un tránsito de estabilidad dentro de Estados Unidos y dentro del sistema-mundo como un todo, entonces cobra peso el mediano plazo a nivel analítico. Y ahí la historia, aunque sea aún sombría, tiene al menos mejores perspectivas para aquellos de nosotros que queremos un mundo mejor del que actualmente tenemos.

Cómo la privatización de la presidencia por un billonario afectará nuestros alimentos

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Más allá de Trump

Cómo la privatización de la presidencia por un billonario afectará nuestros alimentos


Eric Holt-GiménezAhna Kruzic

Alai


Donald Trump es monumentalmente deplorable.  Pero ese no es el asunto – el asunto es la crisis política y económica que posibilitó su elección. Hemos tenido muchas crisis desde el 2008, pero nos debemos preguntar: ¿qué significa esta crisis?  Desaprovechar una crisis sería terrible. Estados Unidos – una de las primeras democracias liberales – fue fundada por una élite colonial que en un principio dirigió directamente la nueva república.   Con el tiempo, traspasó la dirección del estado a políticos profesionales.  Mientras que la misión de la clase de políticos profesionales es representar a los ciudadanos estadounidenses democráticamente, su trabajo es mediar las contradicciones entre los intereses empresariales de la élite y las necesidades del 99.9% del país.  La presidencia de Trump es una señal fuerte de que este arreglo ya no está funcionando.


Las últimas décadas de neoliberalismo han expuesto el lado oscuro de la democracia liberal, destruyendo no solo economías locales, sino también la legitimidad social de tanto el Partido Demócrata como el Republicano.  Uno de los miembros de la clase gobernante con menos experiencia política (y financieramente cuestionable), llenó el vacío de liderazgo político a base de puras bravatas.  A pesar de que los gabinetes presidenciales típicamente han sido una puerta giratoria entre empresarios y políticos, la riqueza del actual gabinete es mayor al de una tercera parte de todos los estadounidenses, indicando que Trump está privatizando la presidencia bajo el manejo directo de billonarios.


El control directo de los billonarios refleja el quiebre general del modelo político que ha manejado al capitalismo durante los últimos 200 años.  La captura billonaria de la Casa Blanca no es reflejo del poder de la élite, sino de su debilidad. Esto no significa que no sean poderosos fanfarrones – Trump es bueno en eso, pero Trump representa una ruptura entre las élites, no su consolidación.  Podemos esperar que Trump y su gabinete clientelista continúen con el neoliberalismo y busquen ventajas competitivas ante su competencia – otra cosa para la cual son buenos.  Pero Trump y Compañía no son buenos manejando la misión de la democracia y manteniendo a las masas calladas mientras las élites corporativas saquean la economía. Nos esperan tiempos de mucho enojo, nativismo, intolerancia, y ataques a chivos expiatorios mientras que el “neoliberalismo clientelista” sigue empujando nuestros sistemas alimentarias, ambientales, de salud, vivienda, trabajo y energía al límite extremo.  El sistema alimentario jugará un papel especial en este drama histórico porque la manera en la que producimos y consumimos determina en gran medida cómo está organizada nuestra sociedad. Sin embargo, la manera en la que nos organizamos social y políticamente también puede determinar cómo producimos y consumimos nuestros alimentos.  Las implicaciones de esto son profundas: nuestros sistemas alimentarios son puntos claves para la transformación sistémica social, política y económica. Nuestro sistema alimentario está en disputa porque:


  • Con Trump en el poder, Monsanto y Bayer ya están esperando que se apruebe la fusión más grande de agronegocios en la historia. Esta fusión les daría el control de una tercera parte del mercado global de semillas y una cuarta parte del mercado global de pesticidas. Cuando lo hagan, Syngenta, DuPont, Dow y ChemChina también buscarán fusiones.

  • Sonny Perdue, el nuevo Ministro de Agricultura y ex gobernador de Georgia, estará a cargo del desmantelamiento de los programas de nutrición, asistencia alimentaria y seguridad alimentaria comunitaria. Perdue es un mercantilista, fan de la antigua Confederación de Sur, y el político predilecto de la industria avícola.  Se espera que protegerá los arreglos feudales entre proveedores como Perdue Farms (ninguna relación) y Tyson Foods con los productores de cerdo y pollo que están quebrando bajo contratos corporativos.

  • Una tercera parte de los 5 millones de trabajadores del campo en Estados Unidos son indocumentados, al igual que la mayoría de los trabajadores mal pagados de las procesadoras y los restaurantes. Estos trabajadores se están preparando para resistir las políticas de deportación masiva que Trump ha prometido.

  • Desde la semilla hasta la mesa, el sistema alimentario enfrentará intentos de intensificación y consolidación corporativa bajo Trump. La nanotecnología y la biología sintética han sobrepasado las tecnologías originales de modificación genética de semillas por años luz, permitiendo la manipulación directa del ADN sin tener que recurrir a transferencias genéticas caras e inexactas. Uno puede descargar un “mapa genético” del Internet y manipular el ADN directamente, cambiando su secuencia metabólica para expresar cualquier característica fenotípica, no solo para producir semillas, sino para crear cualquier tipo de forma de vida.

  • Las corporaciones están invirtiendo en la “agricultura digital,” la cual genera cantidades masivas de información sobre el ambiente, el clima, el suelo y los cultivos.  Esta información es registrada cuidadosamente vía satélite y después es analizada y vendida a los agricultores.  Todos las corporaciones grandes en la cadena alimentaria, desde Monsanto, John Deere y Cargill, hasta Nestlé, Wal-Mart y Amazon están usando estos sistemas de información de datos masivos.

  • El control integrado de información genética y ambiental aumenta la tendencia de consolidación corporativa y de tierras. Amazon, quien está en guerra abierta con el modelo de Wal-Mart, planea vender alimentos a través de centros de suministro gigantes que distribuirán comida con taxis y drones que entregarán alimentos desde grandes “globos dirigibles de comida.” Sus tiendas nuevas llamadas Amazon Go serán totalmente automatizadas, permitiendo al consumidor caminar a través de la tienda escogiendo artículos y salirse sin tener que pasar por un cajero. Una aplicación telefónica registrará las compras y cobrará a la tarjeta de crédito (y decían que es importante crear nuevos empleos…).

  • Toda la presión financiera y estructural de este sector multi-trillonario nos lleva a aun mayores sistemas de producción. Las semillas, insumos, maquinas, financiamiento, seguros, e información masiva son diseñadas para producir cada vez mas productos uniformes para los distribuidores, que son monopolios que están cada día más grandes y concentrados. Para poder participar en las nuevas cadenas productivas de alimentos, los productores necesitarán nuevos financiamientos.  ¿De dónde sacarán el dinero? De la tierra.

  • Los bancos ahora ofrecen talleres para asesorar a los productores sobre la venta y finaciarización de la tierra como una medida empresarial para recapitalizar su negocio. El valor de cambio de la tierra agrícola en EEUU está sobrepasando su valor de uso, convirtiéndose en algo como “oro con cosecha.”


Ahora es momento de que el movimiento alimentario entienda la llegada de Trump al poder como un reflejo de lo que está mal con nuestro sistema económico y político.  Sí, Donald Trump es un asalto atroz a los derechos humanos y a la mínima decencia – pero el problema no es él. El problema es el sistema que permitió que llegue Donald Trump y otros como él y que siga trabajando a favor de sus intereses.  Como movimiento alimentario debemos evaluar las formas en las que nuestras luchas por la seguridad alimentaria, por la soberanía económica local, y por la justicia alimentaria, racial y agrícola están conectadas estructuralmente dentro del sistema alimentario capitalista. Este sistema no está roto – está funcionando justamente como debe funcionar: consolida la riqueza y el poder y transfiere los costos económicos y ambientales a la sociedad.  Bajo la administración de Trump tenemos una oportunidad profunda para reflexionar y para luchar no solo por tener más mercados campesinos, seguridad alimentaria, igualdad racial, y justicia agrícola – sino que debemos trabajar juntos para la transformación alimentaria y para la construcción de un sistema completamente distinto que sirva a los trabajadores, agricultores, mujeres, personas de Color, y demás.


Tendremos que pelear las mismas batallas que siempre hemos peleado pero bajo circunstancias nuevas.  Las viejas formas de hacer las cosas, incluyendo las peticiones, cartas firmadas, esfuerzos vinculando granjas y escuelas, huertos comunitarios y otras alternativas, no funcionan si están aisladas – ni cuando la élite corporativa está no solo representada en nuestro sistema político sino que se está convirtiendo en nuestro sistema política y económico en sí.


Cuarenta y cinco por ciento de los votantes escogieron no participar en un sistema electoral que sienten no aborda sus realidades. ¿En qué momento estamos cuando tanto la clase política y como los élites han perdido su legitimidad social? Es momento de unir esfuerzos para construir un sistema nuevo. 




Food First/Institute for Food and Development Policy, 20 de enero 2017. https://foodfirst.org/beyondtrump/.


Trump: un caníbal en un mundo nuclear

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Trump: un caníbal en un mundo nuclear



Por: Heinz Dieterich

Aristegui Noticias


Para los amigos-camaradas Xintang y Zechi


1. La Razón de la Guerra

Cuando una fuerza conquistadora en busca de un botín vence a su adversario tiene tres opciones para eternizar su triunfo: a) destruir a la élite sometida; b) cooptarla o c) reclutar y extinguir selectivamente sectores de la anterior élite enemiga. Generalmente, los vencedores usan la tercera estrategia. El catolicismo, por ejemplo, usurpó el planeta de esta forma, matando e integrando gente. Cuando el conquistador falla en aplicar a tiempo una de esas estratagemas, como Washington en Irak, Afganistán y Libia, la paz duradera para cosechar los frutos del triunfo fracasa y la guerra hecha perdió su razón de ser: determinar las condiciones de post-guerra.


2. El Arte de la Post-Guerra

Esa misma lógica de guerra y conquista perenne es válida para formas no-militares de usurpación del poder, como el exitoso Golpe de Estado de Trump-FBI (Colmey), en la campaña electoral de Estados Unidos; o la praxis de Hitler después de la última elección libre en Alemania, el 6 de noviembre de 1932, donde la NSDAP ganó apenas el 33 por ciento de los escaños del parlamento. Joseph Goebbels, el diabólico agente propagandístico de Hitler, anotaría después en su diario, que con esa mayoría relativa de los votos, "Ahora será fácil llevar a cabo la lucha, porque podemos recurrir a todos los recursos del Estado." Es obvio, que las condiciones actuales en Estados Unidos son cualitativamente diferentes a las de la República de Weimar y que las primeras semanas de Trump en la cúspide del poder indican que, por suerte para la humanidad, no domina el Arte de la Post-Guerra, como lo dominaron los nazis. El protofascista Trump no ha entendido este arte de optimizar los frutos de la guerra. Su peligrosidad radica en su condición de hombre anti-institucional caótico y mitómano al mando de una fuerza nuclear. No es la embestida de la fuerza institucional totalitaria de los Nazis –aunque tiene peligrosos sujetos de este tipo en su equipo, como Bannon-- ni el asalto del totalitarismo perfumado de Obama y los neocons, sino la aleatoriedad narcisista de su praxis, que lo hace peligroso. Su manual de operación se describe mejor como el de un canibalismo anacrónico, razón, por la cual perderá la guerra contra sus enemigos internos y los de extramuros.


3. Un Caníbal en un Mundo Nuclear

La ciencia nos enseña que la vieja idea biológica del canibalismo como una práctica aberrante y poco frecuente en el reino animal, fue equivocada. De hecho, se trata de un comportamiento presente en cientos de especies biológicas. Y, cualquier observador agudo, puede darse cuenta fácilmente, que, en forma modificada es el modus operandi general en el reino político y económico social-darwinista del capitalismo. Si a algún romántico se le había olvidado esta verdad, Donald Trump llegó a tiempo para actualizárselo. Creció canibalizando a 16 rivales republicanos en las primarias, para después, con el coup d´etat de la policía política (FBI), convertirse en el nuevo "Depredador en Jefe" (J. Fonda). Apenas instalado en la cima del poder mundial, empezó a aplicar su receta canibalesca urbi et orbi (a todo el mundo), olvidándose que la sociedad global nuclearizada e informatizada es un campo de batalla muy diferente al de la mafia inmobiliaria estadounidense. Un teatro de operaciones, que no se puede conquistar con "ordenes ejecutivos" desde el Trump tower. Tan diferente, que los destinos de la víctima y del victimario serían eventualmente indistinguibles y sin beneficios para la especie y el victimario.


4. America First contra el Win-Win chino

Trump comenzó a aplicarle su receta de America First a la sociedad global actuando como si fuera el único tyrannosaurus rex en la selva. Su software simplista invirtió la cínica estratagema de su homólogo Theodore Roosevelt que predicaba que el imperialismo de Washington llegaba lejos aplicando el proverbio africano: "habla suavemente y lleva un gran garrote" -- "speak softly and carry a big stick – you will go far". Y, su mente étno-chovinista de supremacía blanca proyecta el meme de America First, un claro equivalente funcional de la "superioridad aria" de Hitler, sobre una sociedad global multiétnica y pluricultural; en la cual los caucásicos son una pequeña minoría. En esta confrontación con el mundo no-blanco, tiene que competir con el discurso estratégico de política exterior de Xi Jinping de la cooperación "ganar-ganar". Es una batalla que el canibalismo nuclear está destinado a perder, como muestra su retirada del TPP y del Foro mundial de Davos. En palabras de un manager capitalista en Davos, después del discurso de Xi Jinping: "Escuchamos un Presidente chino convirtiéndose en el líder del Mundo libre" -- "We heard a Chinese president becoming the leader of the free world".


5. Derrota judicial de Trump

La aplicación de la receta canibalista --el "zero sum game" de la teoría de juegos-- a la realidad del Siglo 21, ha llevado a tales rupturas y derrotas de Trump, que hasta el oportunista socialdemócrata Bernie Sanders ha reaparecido en la escena pública, atacando al magnate como un "defraudador (fraud) que traicionará a la clase trabajadora y media de Estados Unidos". De hecho, las derrotas se están produciendo en todos los frentes. En lo judicial, el veto migratorio (Muslim ban) de Trump para ciudadanos de siete naciones islámicas, fue anulado por una corte federal de Estados Unidos; la apelación del Departamento de Justicia para mantener el veto, fue igualmente rechazada. Lo significativo del caso es que la demanda legal contra el Muslim ban fue iniciada por cuatro estados de la Unión, y posteriormente apoyada por 16 fiscales generales de estados de la Unión. Constituye, por lo tanto, un doble conflicto constitucional: entre el sistema federalista y el poder central (Washington) y el poder ejecutivo y judicial en la división de poderes.


6. Derrota gran-capitalista de Trump

Sectores muy poderosos del gran capital estadounidense se han unido a la rebelión contra Trump. En una demanda adicionada a la de los Estados (amicus curiae), unas 120 poderosas transnacionales estadounidenses rechazan el "Muslim Ban" por dañar a la economía del país. Entre ellas Apple, Google, Microsoft, Intel, Twitter, eBay, Uber y Netflix, es decir, el sector más poderoso e innovador, aparte de Wall Street, de la Alta Burguesía. Sin atraer a los talentos globales, estas empresas no pueden competir con China, cuyo mercado y demografía tiene un potencial cuatro veces mayor que el estadounidense. Lo mismo está sucediendo con la pretendida cancelación del NAFTA con México. Los automóviles que México exporta a Estados Unidos contienen alrededor de 40% de valor agregado de insumos estadounidenses, que a su vez, son producidos en todo el mundo. Tratar de cortar arbitrariamente esas cadenas de valor global (global value chains) en alguno de sus eslabones, es económicamente suicida, porque colapsaría toda la cadena. El costo social de tal medida recaería principalmente sobre la base electoral de Trump. Y la ley de valor de la crematística de mercado obra en la misma dirección. Para fines propagandísticos, Dangerous Donald puede torcerle marginalmente la mano a alguna corporación automovilística gringa, pero no lo puede hacer a escala mundial. La alemana BMW, por ejemplo, sostiene públicamente que, pese a Trump, mantendrá una gran inversión en México y la empresa china JAC empezará a producir coches en México, cofinanciada por Carlos Slim.


7. Derrota de soft power de Trump

El boycot y la resistencia activa social contra Trump es otro frente de guerra cuyo costo político-económico cualquier aliado de Trump tiene que tomar en cuenta. El ejemplo de Uber es ilustrativo al respeto. Su jefe, Travis Kalanick, había aceptado ser parte del Consejo de Asesoría Económica de Trump. Pero, cuando Trump lanzó el "Muslim ban", Kalanick tuvo que renunciar al Consejo, porque 200,000 clientes cancelaron sus cuentas con la empresa. La ausencia de soft power de Trump, o sea un Brand name muy negativo, también ha provocado una ola de rechazo en la inteligencia técnica de Silicon Valley que en parte considerable son inmigrantes o hijos de inmigrantes. Su presión sobre empresas como Facebook y Twitter ayudan a convertir al Presidente Trump en el paria Trump.


8. Derrotas geopolíticas

En la geopolítica, los contratiempos tampoco se hicieron esperar. La cancelación de la visita de Peña Nieto a Washington; el rechazo frontal de China a las amenazas sobre el Mar del Sur y Taiwán; la digna respuesta de Irán a las nuevas sanciones; los crecientes roces con Rusia (sobre Irán), Palestina y países islámicos y las crecientes fisuras en la alianza atlántica, particularmente con Alemania, amenazan con hacer caer el edifico global levantado por el Imperio durante los últimos setenta años, sobre su cabeza. La revista más influyente de Europa, Der Spiegel, incluso se atrevió a declarar que Trump "se convierte en un peligro para el mundo" y urgió al gobierno encabezar una alianza internacional (sic) contra Trump. Después de 72 años de sometimiento a Washington, el imperialismo teutón vuelve a la carga por una nueva aventura hegemónica.


9. Trump, Lula y Chávez

En la lucha por el control del poder del Imperio en la cúpula estadounidense, Trump se encuentra en una situación semejante a la de los reformistas latinoamericanos (Lula, Chávez). Instalados en la silla ceremonial se enfrentan al poder fáctico del sistema burgués, donde las élites económicas, políticas, militares y culturales que tratan de bloquear cualquier afectación de sus intereses incrustados. En este conflicto, después de algunos años, normalmente se imponen los intereses fácticos. Esto es el desenlace que pronosticamos hace varias semanas para el golpista-conquistador Trump. No tendrá la fuerza para de-construir las estructuras de poder del Imperio: ni Wall Street, ni Silicon Valley, ni el complejo militar-industrial-y de inteligencia, ni el aparato judicial, ni las corporaciones transnacionales, ni la separación de poderes, ni la resistencia de los Estados y grandes ciudades, ni de las clases medias, la intelectualidad y los sectores excluidos.


10. Las alternativas del golpista


En apenas una semana, su estrategia de canibalismo paleolítico en la era nuclear e informática globalizada ha convencido a poderosos decisores nacionales e internacionales, que el riesgo de un caos no controlable por Washington y una guerra nuclear, son demasiado grandes. A Washington le encanta el caos en otros países, siempre y cuando pueda controlar su desenlace. Pero, esta condición para permitir la prolongación del experimento Trump no está dada. De ahí, que al golpista sólo le quedan dos alternativas. Volverse político, es decir, practicar el arte de las alianzas y de la negociación win-win, aceptando el poder y posiciones centrales del grupo neofascista-neocon (Bush, Obama, Clinton, McCain, Rubio, Cruz), o terminar por impeachment, atentado o renuncia voluntaria. Cualquier otro resultado sería contrario a las leyes del "Arte de la Post-Guerra" y las posibilidades de éxito de un caníbal en la era nuclear.

EEUU y su redespliegue económico

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EEUU y su redespliegue económico



Oscar Ugarteche, Armando Negrete

Alai


Durante sus primeros 60 días, Trump ha impulsado medidas comerciales proteccionistas y reorganizado la proyección de EEUU en el mundo. Consecuente con sus advertencias previas durante la campaña electoral, muestra un proyecto americano de largo plazo con el soporte del sector financiero y del sector militar. La agenda llamada hacia la “reconstrucción del mercado americano” comenzó, apenas juramentó, el 20 de enero del 2016, mediante la renuncia formal al Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) promovido por Obama para imponer unilateralmente la agenda estadounidense de comercio e impedir que China impusiera la suya


El gobierno americano intentará revertir el orden mundial liberal que EEUU diseñó, desde 1944, mediante las instituciones de Bretton Woods. El pensamiento (neo)liberal moderno de los años 30 y masificado de 1980 en adelante, huelga recordar, fue creado desde sus universidades e impuesto con coerción como políticas económicas homogéneas alrededor del mundo por las instituciones multilaterales de Bretton Woods (Banco Mundial, FMI, OMC). Aplicar estas políticas fue condición sine qua non para resolver los problemas de deuda.


Se liquidan así las teorías de 19 premios Nobel, iniciados con F. Hayek en 1974, seguidos por M. Friedman en 1976 y demás profesores de la Universidad de Chicago, hasta Eugene Fama en el 2013. El presidente de EEUU y los financieros reconocen que ha llegado a su fin el curso neoliberal de la escuela de Chicago en el mercado mundial. Encuentran que la apertura comercial absoluta y la autorregulación del mercado no han resultado en crecimiento y pleno empleo en su economía, fundamentos de la teoría neoliberal. Se han topado con una combinación de desempleo, grandes déficits comerciales, pérdida de capacidad adquisitiva, una concentración inédita del ingreso y un muy prolongado estancamiento económico, junto con un monumental auge en las bolsas de valores.


La estrategia propagandística de la nueva administración para impulsar su unilateralismo comercial comenzó con la retórica demake America great again. Ésta enfatiza una balanza comercial estadounidense “víctima de los abusos del mercado mundial” en general, y de China y México, en particular. Lo siguiente fue el anuncio unilateral de reformar el TLCAN; se advirtió la aplicación de impuestos selectivos-discrecionales a las exportaciones intrafirma, mayoritariamente de empresas trasnacionales estadunidenses en México.


En América del Norte existen líneas de producción compartidas, en particular electrónicas y automotrices, las cuales constituyen más del 42% del comercio entre ambos países. (Ver Gráfico 1). El mercado de EEUU es el más próximo y más rico del hemisferio, a pesar de su muy bajo crecimiento desde inicios del nuevo siglo (1.05% per cápita). México y los países de la Cuenca del Caribe colocan el 80% de las exportaciones de insumos o bienes finales fabricados o ensamblados allí. Para el resto de América Latina (AL) es 30% o menos.


La nueva política proteccionista no sólo determinará el curso económico de América del Norte y la Cuenca del Caribe, sino también del resto del mundo. Esta política es análoga a las medidas tomadas durante el gobierno de Herbert Hoover mediante la ley Smoot Hawley de junio de 1930, la cual afectó la importación de 20,000 productos y llevó la relación bilateral con EEUU al anterior peor momento de su historia. Para EEUU no era importante (sus exportaciones eran 7% del PIB) pero para el mundo su mercado si lo era.


Este redespliegue económico se basa en el unilateralismo y gasto fiscal. El liderazgo de la economía mundial ha sido cedido a China. Ni la reforma de la globalización, ni el (im)probable desmonte de la internacionalización de la producción y del consumo, podrán ser resultado de un decreto presidencial norteamericano. La prevalencia del poder económico sobre el político, y del financiero sobre el productivo, determinará la capacidad, forma y fuerza del redespliegue buscado. Sin embargo: un alza de salarios que dinamiza el mercado interno quita utilidades y afecta a la bolsa de valores; un recorte presupuestal de los ministerios relacionados con las relaciones económicas y políticas se ve contrapesado por un aumento del presupuesto militar; un impuesto fronterizo se encuentra con represalias internacionales. Subir salarios reduciendo el mercado laboral de migrantes regresa como mayores costos, inflación y pérdida de productividad la cual impacta sobre la masa de ganancia en la economía.


El redespliegue será de corto aliento, desde un gobierno con un proyecto político de largo alcance, con instrumentos militares de política exterior y control social interno. Cabe recordar 1930, tras el alza de los aranceles, las quiebras de bancos y la caída del comercio, en AL se comenzaron a diseñar las primeras políticas de sustitución de importaciones. Estas no fueron fruto de una abstracción teórica, sino de una urgencia económica. Otro mundo es posible.


- Oscar Ugarteche es Investigador titular Instituto de Investigaciones Económicas-UNAM, SNI/CONACYT, coordinador del proyecto OBELA.org.


- Armando Negrete es integrante del Proyecto OBELA

Venezuela desde adentro: siete claves para entender la crisis actual

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Venezuela desde adentro: siete claves para entender la crisis actual


No es posible entender la crisis actual en Venezuela sin analizar en conjunto los factores que se desarrollan ‘desde adentro’, y que no son explicados en su conjunto por los principales medios de comunicación. Planteamos siete claves de la crisis actual en donde se resalta que no se puede comprender lo que pasa en Venezuela sin tomar en cuenta la intervención foránea y que el concepto de ‘dictadura’ ni explica el caso venezolano ni es una especificidad regional de ese país. A su vez planteamos que se están desbordando el contrato social, las instituciones y los marcos de la economía formal y que se está canalizando el devenir y las definiciones políticas de la actual situación por la vía de la fuerza y a través de un buen número de mecanismos informales, excepcionales y subterráneos. Proponemos que el horizonte compartido de los dos bloques partidarios de poder es neoliberal, que estamos ante una crisis histórica del capitalismo rentístico venezolano y que comunidades, organizaciones populares y movimientos sociales se enfrentan a un progresivo socavamiento del tejido social.



Emiliano Teran Mantovani*

El trato que se le da a Venezuela en los grandes medios de comunicación internacionales es sin duda especial en todo el mundo. No tenga dudas que hay demasiadas tergiversaciones, demasiado maniqueismo, demasiados slogans, demasiadas manipulaciones y omisiones.


Más allá de las versiones cretinizantes de la neolengua mediática que interpreta todo lo que ocurre en el país en clave de ‘crisis humanitaria’, ‘dictadura’ o ‘presos políticos’, o bien de la narrativa heroica de la Venezuela del ‘socialismo’ y la ‘revolución’ que interpreta todo lo que ocurre en el país en clave ‘guerra económica’ o ‘ataque imperial’, hay muchos temas, sujetos y procesos que son invisibilizados, que ocurren mar adentro y que esencialmente constituyen el escenario político nacional. No es posible entender la crisis actual en Venezuela sin analizar en conjunto los factores que se desarrollan ‘desde adentro’.


El criterio de acción e interpretación basado en la lógica ‘amigo-enemigo’ responde más a una disputa entre élites de los partidos políticos y grupos económicos que a los intereses fundamentales de las clases trabajadoras y la defensa de los bienes comunes. Es necesario apostar por miradas integrales del proceso de crisis y conflicto nacional, que contribuyan a trazar las coordenadas para trascender o enfrentar la coyuntura actual.


Presentamos 7 claves para su comprensión, analizando no solo la disputa gobierno-oposición, sino también procesos que se están desarrollando en las instituciones políticas, en los tejidos sociales, en las tramas económicas, al tiempo que se resaltan las complejidades sobre el neoliberalismo y los regímenes de gobierno  y gobernanza en el país.



I. No es posible comprender lo que pasa en Venezuela sin tomar en cuenta la intervención foránea

El rico y vasto conjunto de los llamados ‘recursos naturales’ del país; su posición geo-estratégica; su desafío inicial a las políticas del Consenso de Washington; su influencia regional para la integración; así como sus alianzas con China, Rusia o Irán; le otorgan un notable significado geopolítico a Venezuela. Sin embargo, hay sectores intelectuales y mediáticos que continuamente buscan obviar las muy fluidas dinámicas internacionales que impactan y determinan el devenir político en el país, donde resalta el persistente accionar intervencionista del Gobierno y los diferentes poderes fácticos de los Estados Unidos.


En este sentido, estos sectores se encargan de ridiculizar la crítica al imperialismo, y presentan al Gobierno Nacional como el único actor de poder en juego en Venezuela, y por ende el único objeto de interpelación política.


Sin embargo, desde la instauración de la Revolución Bolivariana se ha desarrollado un intenso intervencionismo estadounidense hacia Venezuela, el cual se ha recrudecido y tornado más agresivo a partir de la muerte del presidente Chávez (2013) y del contexto de agotamiento del ciclo progresista y restauración conservadora en América Latina. Vale recordar la Orden Ejecutiva firmada por Barack Obama en marzo de 2015 en la cual se declaraba a Venezuela como una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional de los EEUU –‘an unusual and extraordinary threat to the national security and foreign policy of the United States’[1]. Ya sabemos qué le ha ocurrido a los países que son catalogados de esta manera por la potencia del norte.


Actualmente, además de las amenazantes declaraciones del Jefe del Comando Sur, el Almirante Kurt W. Tidd (6 de abril de 2017), planteando que la ‘crisis humanitaria’ en Venezuela podría obligar a llevar adelante una respuesta regional –‘The growing humanitarian crisis in Venezuela could eventually compel a regional response’[2]–, y de la evidencia de la agresividad de la política exterior de Donald Trump con el reciente bombardeo a Siria, el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, encabeza junto a varios países de la región el intento de aplicación de la Carta Democrática para abrir un proceso de ‘restitución de la democracia’ en el país.


Los ideólogos y operadores mediáticos de la restauración conservadora en la región se muestran muy preocupados por la situación de Derechos Humanos (DDHH) en Venezuela, pero no logran explicar en sus análisis porque extrañamente no se hace ningún esfuerzo supranacional del mismo tipo frente a la espantosa crisis de DDHH en países como México y Colombia. En este sentido parece que la indignación moral es relativa y prefieren callar.


Sea pues, por razones de intencionalidad política o ingenuidad analítica, estos sectores despolitizan el rol de los organismos supranacionales desconociendo las relaciones geopolíticas de poder que los constituyen, que hacen parte de su propia naturaleza. Una cosa es una lectura paranoica de todas las operaciones impulsadas por estos organismos globales y otra muy diferente es una interpretación puramente procedimental de su accionar, obviando los mecanismos de dominación internacional y control de mercados y de recursos naturales que se han canalizado a través de estas instituciones de gobernanza global y regional.


Pero hay algo importante que agregar. Si hablamos de intervención, no podemos solo hablar de los EEUU. En Venezuela hay crecientes formas de intervencionismo chino en la política y las medidas económicas que se han ido tomando, lo que apunta a pérdidas de soberanía, incremento de la dependencia con la potencia asiática  y procesos de flexibilización económica.


Una parte de la izquierda ha preferido callar estas dinámicas, dado que parece que la única intervención que merece ser señalada es la estadounidense. Pero ambas vetas de injerencia foránea se están desarrollando para favorecer la acumulación capitalista transnacional, la apropiación de ‘recursos naturales’ y para nada tienen que ver con las reivindicaciones populares.


II. El concepto de ‘dictadura’ no explica el caso venezolano

Casi desde el inicio de la Revolución Bolivariana se ha tildado a Venezuela de ser una ‘dictadura’. Este concepto sigue siendo objeto de amplios debates en la teoría política debido a que ha sido desafiado por las transformaciones y complejización de los regímenes y ejercicios de poder contemporáneos, sobre todo en la actual época globalizada, lo que plantea serios vacíos e imprecisiones en sus definiciones.


La ‘dictadura’ suele estar asociada a regímenes políticos o tipos de gobierno en los cuales todo el poder está concentrado, sin limitaciones, en una sola persona o un grupo de ellas; hay una ausencia de división de poderes; ausencia de libertades individuales, de libertad de partidos, libertad de expresión; e incluso en ocasiones el concepto ha sido vagamente definido como ‘lo opuesto a la democracia’.


El término ‘dictadura’ en Venezuela ha sido utilizado y masificado en la jerga mediática de manera bastante superficial, visceral y de una forma moralizante, prácticamente para plantearlo como una especie de especificidad venezolana, distinguiéndose así de los otros países de la región, donde en teoría sí habría regímenes ‘democráticos’.


El asunto es que en Venezuela en la actualidad difícilmente se puede decir que todo el poder está concentrado sin limitaciones en una sola persona o un grupo de ellas, debido a que en el país estamos ante un mapa de actores, que si bien es jerarquizado, es a la vez fragmentado y volátil –sobre todo después de la muerte del presidente Chávez–, en tanto la existencia de diversos bloques de poder que pueden aliarse o bien estar enfrentados entre ellos y que desborda la dicotomía gobierno-oposición.


Aunque exista un gobierno con un componente militar importante, con crecientes expresiones de autoritarismo y con cierta capacidad de centralización, el escenario es altamente movedizo. No hay dominación total de arriba hacia abajo, y hay cierta paridad entre los grupos de poder en disputa. En cambio el conflicto podría desbordarse, caotizando aún más la situación.


El hecho de que la oposición venezolana controle la Asamblea Nacional, la cual ganó contundentemente por la vía electoral, señala además que antes que una pura ausencia de división de poderes, hay en cambio una disputa entre ellos, hasta ahora favorable a la combinación Ejecutivo-Judicial.


Antes pues que hablar de un régimen político homogéneo, estamos ante una amplia y conflictiva red de fuerzas. La metástasis de la corrupción hace que el ejercicio del poder se descentralice aún más, o bien se dificulte su centralización por parte del Poder Constituido.


Lo que sí tiene que ver con el viejo concepto romano de dictadura, es que en este contexto el Gobierno nacional está gobernando por medio de decretos y medidas especiales en el marco de un declarado ‘estado de excepción’, que se oficializa desde principios de 2016. En nombre de la lucha contra la guerra económica, el avance de la delincuencia y del paramilitarismo, y los avances subversivos de la oposición, numerosas mediaciones institucionales y procedimientos democráticos están siendo omitidos. Destacan por su gravedad políticas de seguridad como la Operación de Liberación del Pueblo (OLP), que representan intervenciones de choque directas de los cuerpos de seguridad del Estado en diferentes territorios del país (rurales, urbanos, barrios periféricos), para "combatir el hampa", los cuales suelen tener polémicos saldos en muertes; la paralización del referéndum revocatorio; la suspensión de las elecciones a gobernación en 2016 sin todavía quedar claro cuando se realizarán; crecientes represiones y excesos policiales ante el descontento social producto de la situación en el país; y un incremento de procesos de militarización, resaltando las zonas fronterizas y las declaradas de ‘recursos naturales estratégicos’.


Este es el mapa político que, junto a las diversas formas de intervención foránea, configuran el escenario de guerra de baja intensidad que atraviesa prácticamente todos los ámbitos de la vida cotidiana de los venezolanos. Es este el marco en el que se desenvuelven las libertades individuales, la oposición y pluralidad partidaria, la convocatoria y realización de marchas, expresiones de disidencia y críticas en los medios de comunicación, entre otras formas de la llamada democracia en Venezuela.



III. En Venezuela se están desbordando el contrato social, las instituciones y los marcos de la economía formal

Si hay algo que podría definirse como una especificidad del caso venezolano es que su escenario socio-político actual está desgarrado, profundamente corrompido y altamente caotizado. Hemos sostenido que en el país estamos ante una de las crisis institucionales más severas de toda América Latina[3], haciendo referencia con esto al conjunto de las instituciones jurídicas, sociales, económicas, políticas, entre otras, que conforman la República venezolana.


La crisis histórica del modelo de acumulación rentista petrolero, la metástasis de la corrupción en el país, severas vulneraciones al tejido social desde el ‘período neoliberal’ y en especial desde 2013, y la intensidad de los ataques y disputas políticas, han desbordado en su conjunto los marcos de las instituciones formales de todos los ámbitos de la sociedad, canalizándose muy buena parte de las dinámicas sociales por la vía de mecanismos informales, subterráneos e ilegales.


En el ámbito económico, la corrupción se ha transformado en un mecanismo transversal y motorizador de distribución de la renta petrolera, desviando enormes sumas de divisas a discrecionalidad de unos pocos, y socavando las bases de la economía formal rentista. Esto ocurre de manera determinante con PDVSA[4], la principal industria del país, así como con fondos clave como el Fondo Chino-Venezolano o con numerosas empresas nacionalizadas.


El colapso de la economía formal ha hecho de la informalidad prácticamente uno de los ‘motores’ de toda la economía nacional. Las fuentes de oportunidades sociales, sea de ascenso social o de posibilidad de mayores ganancias, se encuentran con frecuencia en el llamado ‘bachaqueo’ de alimentos (el comercio ilegal, a altísimos precios, dirigidos al mercado negro)[5] u otras formas de comercio en los diversos mercados paralelos, sea de divisas, medicinas, gasolina, etc.


En el ámbito político-jurídico, el estado de derecho carece de respeto y reconocimiento por parte de los principales actores políticos, quienes no solo se desconocen mutuamente sino recurren a movidas políticas dispuestos a todo para vencerse el uno al otro. El Gobierno nacional enfrenta a las que considera las ‘fuerzas enemigas’ con medidas de excepción y conmoción, mientras quegrupos de la oposición más reaccionarios despliegan operaciones violentas de vandalismo, confrontación y ataque a infraestructuras. En este escenario se ha mermado sobremanera el estado de derecho, haciendo muy vulnerable a la población venezolana.


Cada vez reina una mayor impunidad, la cual se ha expandido a todos los sectores de la población. Esto no solo hace que se enquiste aún más la corrupción, que luce indetenible, sino que implica que la población no espere nada del sistema de justicia, y cada vez más la ejerza con sus propias manos.


El colapso del contrato social genera tendencias de ‘sálvese quien pueda’ en la población. La fragmentación del poder también ha contribuido a que se generen, crezcan y se fortalezcan diversos poderes territoriales, como lo son los llamados ‘sindicatos mineros’ que controlan con armas minas de oro en el estado Bolívar, o bandas criminales que dominan sectores de Caracas como El Cementerio o La Cota 905[6].


El marco presentado implica nada más y nada menos que el devenir y las definiciones políticas de la actual situación en el país se están desarrollando en muy buena medida por la vía de la fuerza.



IV. La crisis de largo plazo del capitalismo rentístico venezolano (1983-2017)

El hundimiento de los precios internacionales del crudo ha sido determinante en el desarrollo de la crisis venezolana, pero no es el único factor que explica este proceso. Desde la década de los años 80 hay crecientes síntomas de agotamiento del modelo de acumulación basado en el extractivismo petrolero y la distribución de la renta que genera. La actual fase de caotización de la economía nacional (2013-hoy) es también producto del devenir económico de los últimos 30 años en el país. ¿Por qué?


Varias razones lo explican. Alrededor del 60% de los crudos venezolanos son pesados y extra-pesados. Estos crudos son económicamente más costosos y requieren mayor uso de energía y el empleo de procesamientos adicionales para su comercialización. La rentabilidad del negocio que alimenta al país va descendiendo con respecto a tiempos anteriores, cuando prevalecían crudos convencionales. Esto ocurre al mismo tiempo que el modelo exige cada vez más ingresos rentísticos y cada vez más inversión social no solo para paliar las crecientes necesidades de una población que sigue en aumento.


La hiper-concentración poblacional en las ciudades (más de 90%) promueve un uso de la renta orientado fundamentalmente en el consumo (de bienes importados) y muy poco en formas productivas. Las épocas de bonanza promueven el fortalecimiento del sector extractivo (primario) –los efectos de la llamada ‘Enfermedad Holandesa’– lo que vulnera notablemente a los ya débiles sectores productivos. Luego de finalizada la bonanza (como ocurrió a fines de los 70 y ahora desde 2014), la economía queda más dependiente y aún más débil para enfrentar una nueva crisis.


La corrupción socio-política del sistema también posibilita fugas y descentralizaciones fraudulentas de la renta, lo que impide el desarrollo de políticas coherentes de distribución para paliar la crisis.


La creciente volatilidad de los precios internacionales del crudo, así como cambios en los balances de poder global en torno al petróleo (como la progresiva pérdida de influencia de la OPEP) tienen también significativos impactos en la economía nacional.


Mientras se desarrollan todos estos vaivenes económicos en el país, los recursos ecológicos se siguen socavando y agotando, lo que amenaza los medios de vida de millones de venezolanos para el presente y futuro.


La actual solución que impulsa el Gobierno nacional ha sido incrementar notablemente el endeudamiento externo, distribuir la renta de manera más regresiva para la población, expandir el extractivismo y favorecer al capital transnacional.


En suma, cualquiera de las élites que gobierne en los próximos años, tendrá que enfrentar, sí o sí, los límites históricos que se han alcanzado con el viejo modelo rentista petrolero. No bastará solo esperar un golpe de suerte para que los precios del petróleo suban. Se vienen trascendentales cambios y habrá que estar preparados para enfrentarlos.



V. ¿Socialismo? en Venezuela se está llevando a cabo un proceso de ajuste y flexibilización económica progresivo

En el país se está desarrollando un proceso de ajuste progresivo y sectorizado de la economía, flexibilizando previas regulaciones y restricciones al capital, y desmantelando paulatinamente los avances sociales alcanzados en tiempos anteriores en la Revolución Bolivariana. Estos cambios aparecen enmascarados en nombre del Socialismo y la Revolución, aunque representan políticas cada vez más rechazadas por la población.


Destacan políticas como la creación de las Zonas Económicas Especiales, las cuales representan liberalizaciones integrales de partes del territorio nacional, una figura que entrega la soberanía a los capitales foráneos que pasarían a administrar prácticamente sin limitaciones dichas regiones. Se trata de una de las medidas más neoliberales desde la Agenda Venezuela implementada por el gobierno de Rafael Caldera en los años 90, bajo las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional.


También resaltan la paulatina flexibilización de los convenios con las corporaciones foráneas en la Faja Petrolífera del Orinoco; liberalización de precios de algunos productos básicos; creciente emisión de bonos soberanos; devaluación de la moneda, creándose un tipo de cambio flotante (Simadi); aceptación de algunos trámites comerciales directamente en dólares, por ejemplo, en el sector turismo; o el fiel cumplimiento de los pagos de deuda externa y los servicios de la misma, lo que implica un recorte en las importaciones y consiguientes problemas de escasez de bienes de consumo básico.


Se está impulsando el relanzamiento de un extractivismo flexibilizado,  apuntando fundamentalmente hacia las nuevas fronteras de la extracción, donde destaca el mega-proyecto del Arco Minero del Orinoco, el cual plantea instalar como nunca antes la mega-minería en un territorio de 111.800 kms2 de extensión, amenazando fuentes de vida claves para los venezolanos, en especial para los pueblos indígenas. Estos proyectos suponen además el atornillamiento por largo plazo a los esquemas de dependencia que produce el extractivismo[7].


Cabe destacar que estas reformas se combinan con el mantenimiento de algunas políticas de asistencia social, continuos aumento de los salarios nominales, algunas concesiones a demandas de las organizaciones populares y el uso de una narrativa revolucionaria e antiimperialista. Esto evidentemente tiene como uno de sus principales objetivos el mantenimiento de los apoyos electorales que quedan.


Estamos en presencia de lo que hemos llamado un ‘neoliberalismo mutante’, en la medida en la que se combinan formas de mercantilización, financiarización y desregulación con mecanismos de intervención estatal y asistencia social.


Parte de la izquierda ha estado muy enfocada en evitar la llegada de gobiernos conservadores al poder para así evitar la ‘vuelta del neoliberalismo’. Pero olvidan mencionar cómo gobiernos progresistas también avanzaron en varias medidas selectivas, mutantes e híbridas de perfil neoliberal, que finalmente afectan al pueblo y a la naturaleza[8].



VI. ¿La alternativa? El proyecto de los partidos de la ‘Mesa de la Unidad Democrática’ (MUD) es neoliberal

La derechista ‘Mesa de la Unidad Democrática’ (MUD) es el bloque predominante de la oposición partidista al Gobierno nacional, aunque una oposición de izquierda haya venido creciendo lentamente y es muy factible que lo siga haciendo. Esta izquierda crítica, al menos la más definida, no se identifica con la MUD por lo que no articula políticamente con esta.


La MUD no es un bloque homogéneo, y en cambio existen sectores que van, desde influyentes grupos radicales de extrema derecha –que podríamos llamar ‘uribistas’–, hasta llegar a algunos sectores de conservadurismo light, y de liberalismo elitario con cierta tendencia distribucionista. Estos diversos grupos tienen una relación conflictiva entre ellos y con eventuales careos y desplantes mutuos.


A pesar de sus diferencias, a los diferentes grupos de la MUD los une al menos tres factores fundamentales: su matriz ideológica, las bases de su programa económico y su agenda reaccionaria ante el Gobierno nacional y ante la posibilidad de una profunda transformación de corte popular emancipatorio. Nos referiremos a las dos primeras.


Su matriz ideológica está profundamente determinada por la teoría neoclásica y por el liberalismo conservador, enalteciendo obsesivamente la propiedad privada, el fin de la ‘ideologización’ por parte del Estado y el auge de las libertades empresariales e individuales.


Estos pilares ideológicos son más claros en la programática de este bloque que en sus propios discursos mediáticos, donde la retórica es simplista, superficial y llena de consignas. La síntesis más acabada de su modelo económico se encuentra en losLineamientos para el Programa de Gobierno de Unidad Nacional (2013-2019)’[9]. Se trata de una versión neoliberal más ortodoxa del extractivismo petrolero, en relación al proyecto del actual Gobierno venezolano.


Destaca el hecho de que, a pesar de enarbolar la bandera del ‘cambio’ y la ‘Venezuela productiva’, su propuesta plantea llevar la extracción de petróleo en Venezuela hasta 6 millones de barriles diarios, poniendo énfasis en el incremento de las cuotas de la Faja Petrolífera del Orinoco. Aunque se acusen, riñan y señalen públicamente, las propuestas petroleras de Henrique Capriles Radonski (Petróleo para tu Progreso)[10]y Leopoldo López (Petróleo en la Mejor Venezuela[11]) son gemelas, y consensuan con el ‘Plan de la Patria’ 2013-2019 impulsado por el Gobierno nacional. El cambio anunciado no es más que otro atornillamiento con el extractivismo, más rentismo y desarrollismo, y las consecuencias económicas e impactos socio-ambientales y culturales que conlleva este modelo.


                             

VII. La fragmentación del ‘pueblo’ y el progresivo socavamiento del tejido social

En todos estos procesos de guerra de baja intensidad y caos sistémico, el principal afectado es el pueblo trabajador. La potente cohesión socio-política que se configurara en los primeros años de la Revolución Bolivariana ha sufrido no solo un desgaste sino una progresiva desarticulación. Pero estas afectaciones han llegado incluso a la propia médula de los tejidos comunitarios del país.


La precariedad para cubrir las necesidades básicas de la vida cotidiana; los incentivos a la resolución individual y competitiva de los problemas socio-económicos de la población; la metástasis de la corrupción; la canalización de los conflictos y disputas sociales por la vía de la fuerza; la pérdida de referentes ético-políticos y el desgaste de la polarización debido al descrédito de los partidos; la agresión directa a experiencias comunitarias fuertes o importantes y a líderes comunitarios por parte de diversos actores políticos y territoriales; hacen parte de este proceso de vulneración de los tejidos sociales que apunta a socavar los verdaderos pilares de un potencial proceso de transformación popular-emancipatorio o de las capacidades de resistencia de la población ante un mayor avance de fuerzas regresivas en el país.


Mientras tanto, diversas organizaciones de base popular y movimientos sociales a lo largo y ancho del país insisten en construir una alternativa desde sus territorios. Los tiempos dirán cual será su capacidad de resistencia, adaptación y sobre todo su habilidad colectiva para articularse entre ellos y disputar con mayor fortaleza el rumbo del proyecto político nacional.


Si hay una solidaridad irrenunciable que debería impulsarse desde las izquierdas en América Latina y el mundo, debe ser con este pueblo luchador, ese que históricamente ha cargado sobre sus hombros la explotación y los costos de la crisis. Ese que frecuentemente ha desbordado y se ha re-apropiado de las calles buscando que sus demandas sean escuchadas y atendidas. Ese que en la actualidad se enfrenta a los complejos dilemas que suponen los actuales tiempos de reflujo y regresiones. Este pareciera que es el verdadero punto de honor de las izquierdas. El costo de darle la espalda a estas contra-hegemonías populares en nombre de una estrategia de conservación del poder podría ser muy alto.



Caracas, abril de 2017

*Emiliano Teran Mantovani es sociólogo venezolano, ecologista político e investigador en ciencias sociales.



[1]https://obamawhitehouse.archives.gov/the-press-office/2015/03/09/executive-order-blocking-property-and-suspending-entry-certain-persons-c
[2]http://www.southcom.mil/Portals/7/Documents/Posture%20Statements/SOUTHCOM_2017_posture_statement_FINAL.pdf?ver=2017-04-06-105819-923
[3]http://www.rebelion.org/noticia.php?id=207450
[4]http://www.correodelorinoco.gob.ve/impacto/maduro-hay-que-ir-a-sanear-profundamente-a-pdvsa-corrupcion-todos-ambitos/
[5]http://www.eluniversal.com/noticias/economia/leon-bachaquero-invierte-400-revender-gana-mil_21462
[6]http://efectococuyo.com/principales/van-al-menos-24-fallecidos-en-enfrentamientos-entre-cicpc-y-bandas-delincuenciales; http://www.radiomundial.com.ve/article/enfrentamiento-en-cota-905-deja-14-muertos-y-134-detenidos-audio
[7]http://www.alainet.org/es/articulo/175893
[8]http://www.alainet.org/es/articulo/172285
[9]http://static.telesurtv.net/filesOnRFS/opinion/2015/12/09/mud_government_plan.pdf
[10]http://www.eluniversal.com/noticias/politica/plan-petroleo-para-progreso-henrique-capriles-radonski_359574
[11]http://www.leopoldolopez.com/en-la-mejor-venezuela-duplicaremos-la-produccion-petrolera-para-impulsar-el-bienestar-y-el-progreso/

La era de la ingobernabilidad en América Latina

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La era de la ingobernabilidad en AL



Raúl Zibechi

La Jornada


La desarticulación geopolítica global se traduce en nuestro continente latinoamericano en una creciente ingobernabilidad que afecta a los gobiernos de todas las corrientes políticas. No existen fuerzas capaces de poner orden en cada país, ni a escala regional ni global, algo que afecta desde las Naciones Unidas hasta los gobiernos de los países más estables.


Uno de los problemas que se observan sobre todo en los medios, es que cuando fallan los análisis al uso se apela a simplificaciones del estilo: Trump está loco, o conjeturas similares, o se lo tacha de fascista (que no es una simple conjetura). Apenas adjetivos que eluden análisis de fondo. Bien sabemos que lalocura de Hitler nunca existió y que representaba los intereses de las grandes corporaciones alemanas, ultra racionales en su afán de dominar los mercados globales.


Del lado del pensamiento crítico sucede algo similar. Todos los problemas que afrontan los gobiernos progresistas son culpa del imperialismo, las derechas, la OEA y los medios. No hay voluntad para asumir los problemas creados por ellos mismos, ni la menor mención a la corrupción que ha alcanzado niveles escandalosos.


Pero el dato central del periodo es la ingobernabilidad. Lo que viene sucediendo en Argentina (la resistencia tozuda de los sectores populares a las políticas de robo y despojo del gobierno de Mauricio Macri) es una muestra de que las derechas no consiguen paz social, ni la tendrán por lo menos en el corto/mediano plazos.


Los trabajadores argentinos tienen una larga y rica experiencia de más de un siglo de resistencia a los poderosos, de modo que saben cómo desgastarlos, hasta derribarlos por las más diversas vías: desde insurrecciones como la del 17 de octubre de 1945 y la del 19 y 20 de diciembre de 2001, hasta levantamientos armados como el Cordobazo y varias decenas de motines populares.


En Brasil la derecha pilotada por Michel Temer tiene enormes dificultades para imponer las reformas del sistema de pensiones y laboral, no sólo por la resistencia sindical y popular sino por el quiebre interno que sufre el sistema político. La deslegitimación de las instituciones es quizá la más alta que se recuerda en la historia.


El economista Carlos Lessa, presidente del BNDES con el primer gobierno de Lula, señala que Brasil ya no puede mirarse al espejo y reconocerse como lo que es, perdido el horizonte en el marasmo de la globalización (goo.gl/owd24y). El aserto de este destacado pensador brasileño puede aplicarse a los demás países de le región, que no pueden sino naufragar cuando las tormentas sistémicas acechan. En los hechos, Brasil atraviesa una fase de descomposición de la clase política tradicional, algo que pocos parecen estar comprendiendo. Lava Jato es un tsunami que no dejará nada en su sitio.


El panorama que ofrece Venezuela es idéntico, aunque los actores ensayen discursos opuestos. De paso, decir que atender a los discursos en plena descomposición sistémica tiene escasa utilidad, ya que sólo buscan eludir responsabilidades.


Decir que la ingobernabilidad venezolana se debe sólo a la desestabilización de la derecha y el imperio, es olvidarse que en la prolongada erosión del proceso bolivariano participan también los sectores populares, mediante prácticas a escala micro que desorganizan la producción y la vida cotidiana. ¿O acaso alguien puede ignorar que el bachaqueo(contrabando hormiga) es una práctica extendida entre los sectores populares, incluso entre los que se dicen chavistas?


El sociólogo Emiliano Terán Mantovani lo dice sin vueltas: caos, corrupción, desgarro del tejido social y fragmentación del pueblo, potenciados por la crisis terminal del rentismo petrolero (goo.gl/DW8wkQ). Cuando predomina la cultura política del individualismo más feroz, es imposible conducir ningún proceso de cambios hacia algún destino medianamente positivo.


En suma, el panorama que presenta la región –aunque menciono tres países el análisis puede, con matices, extenderse al resto– es de creciente ingobernabilidad, más allá del signo de los gobiernos, con fuertes tendencias hacia el caos, expansión de la corrupción y dificultades extremas para encontrar salidas.


Tres razones de fondo están en la base de esta situación crítica.


La primera es la creciente potencia, organización y movilización de los de abajo, de los pueblos indios y negros, de los sectores populares urbanos y los campesinos, de los jóvenes y las mujeres. Ni el genocidio mexicano contra los de abajo ha conseguido paralizar al campo popular, aunque es innegable que afronta serias dificultades para seguir organizando y creando mundos nuevos.


La segunda es la aceleración de la crisis sistémica global y la desarticulación geopolítica, que pegó un salto adelante con el Brexit, la elección de Donald Trump, la persistencia de la alianza Rusia-China para frenar a Estados Unidos y la evaporación de la Unión Europea que deambula sin rumbo. Los conflictos se expanden sin cesar hasta bordear la guerra nuclear, sin que nadie pueda imponer cierto orden (aún injusto como el orden de posguerra desde 1945).


La tercera consiste en la incapacidad de las élites regionales de encontrar alguna salida de largo aliento, como fue el proceso de sustitución de importaciones, la edificación de un mínimo estado del bienestar capaz de integrar a algunos sectores de los trabajadores y cierta soberanía nacional. Sobre este trípode se estableció la alianza entre empresarios, trabajadores y Estado que pudo proyectar, durante algunas décadas, un proyecto nacional creíble aunque poco consistente.



La combinación de estos tres aspectos representa la tormenta perfecta en el sistema-mundo y en cada rincón de nuestro continente. Los de arriba, como dijo días atrás elsubcomandante insurgente Moisés,quieren convertir el mundo en una finca amurallada. Probablemente, porque nos hemos vuelto ingobernables. Tenemos que organizarnos en esas difíciles condiciones. No para cambiar de finquero, por cierto.

La provocación de Estados Unidos en Corea del Norte: un pretexto para la guerra con China

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La provocación de Estados Unidos en Corea del Norte: un pretexto para la guerra con China



James Petras

Rebelión


Introducción

Estados Unidos comenzó a construir su imperio a escala mundial durante la Segunda Guerra Mundial y el periodo posterior a esta. Washington intervino directamente en la guerra civil china (proporcionando armas al ejército de Chiang Kai-shek mientras el Ejército Rojo luchaba contra los japoneses), apoyó la guerra de recolonización de Francia contra el Viet Minh en Indochina e instaló regímenes títere en Corea del Sur, Taiwán y Japón.

Mientras el imperio se edificaba a trompicones, con avances y derrotas, el objetivo estratégico seguía siendo el mismo: prevenir el establecimiento de gobiernos comunistas o nacionalistas laicos independientes e imponer regímenes vasallos compatibles con los intereses de Estados Unidos.

Las armas empleadas fueron guerras y golpes de estado sangrientos (“cambios de régimen”). Los regímenes coloniales europeos derrotados fueron reemplazados e incorporados como aliados subordinados a Estados Unidos.

Para realizar las conquistas imperiales, Washington utilizó siempre que estuvo en su mano a ejércitos de mercenarios entrenados, equipados y dirigidos por 'asesores' estadounidenses. Cuando esto no fue suficiente, por lo general si el régimen clientelista y las tropas vasallas se mostraban incapaces de derrotar al ejército del pueblo, las fuerzas armadas de Estados Unidos intervinieron directamente.

Los estrategas imperiales trataban de intervenir y conquistar brutalmente al país elegido. Cuando no conseguían alcanzar su objetivo 'máximo', iniciaban una política de asedio para cortar los vínculos de los centros revolucionarios con los movimientos populares de países limítrofes. Si los países lograban resistir la conquista armada, los constructores del imperio imponían sanciones económicas y bloqueos para erosionar la base económica de los gobiernos populares.

Los imperios, como los sabios romanos reconocieron hace tiempo, no se construyen en un día, en semanas o en meses. Se firman a conveniencia convenios y acuerdos temporales que se quiebran cuando ya no resultan útiles porque los diseños imperiales están por encima de todo.

Los imperios fomentan las divisiones internas entre adversarios y los golpes de Estado en países vecinos. Pero, sobre todo, construyen una red mundial de avanzadas militares, agentes clandestinos y alianzas regionales en las fronteras de los gobiernos independientes para recortar las potencias militares emergentes.

Una vez concluidas con éxito las guerras, los centros imperiales dominan la producción y los mercados, los recursos y la mano de obra. Sin embargo, con el tiempo es inevitable que surjan problemas en los regímenes dependientes e independientes. Los rivales y los competidores ganan acceso a los mercados y aumentan su poderío militar. Mientras que algunos estados vasallos sacrificaron su soberanía política-militar para conseguir un desarrollo económico independiente, otros optaron por la independencia política.


Las contradicciones primeras y últimas de la expansión del imperialismo

Las dinámicas inherentes a los estados y sistemas imperiales experimentan contradicciones que replantean y cambian constantemente los contornos del imperio.

Estados Unidos ha dedicado inmensos recursos para mantener su supremacía militar entre los estados vasallos, pero ha experimentado un grave declive en su cuota de mercado mundial, especialmente con el rápido aumento de nuevos productores económicos.

La competencia económica obligó a los centros imperiales a reconfigurar el centro de sus economías: la “renta” (finanzas y especulación) desplazó a los beneficios del comercio y la producción. Las industrias imperiales se trasladaron al extranjero en busca de mano de obra barata. La economía nacional está ahora dominada por las finanzas, los seguros, los bienes inmuebles, las comunicaciones y las industrias militares y de seguridad. Esto ha creado un círculo vicioso: con la erosión de su base productiva, el imperio ha incrementado aún más su dependencia del ejército, del capital financiero y de la importación de bienes de consumo baratos.

Justo después de la Segunda Guerra Mundial, Washington puso a prueba su destreza militar a través de la intervención en terceros países. Debido a la gran resistencia popular y la proximidad de la URSS, y más tarde la República Popular China, la construcción del imperio en el Asia post colonial se contuvo o fracasó militarmente. En Corea, las fuerzas estadounidenses alcanzaron transitoriamente un punto muerto después de matar a millones de personas. En China, su derrota provocó la huida de los “nacionalistas” a la isla de Taiwán. La resistencia popular y el apoyo material de las potencias socialistas obligaron a EE.UU. a retirarse de Indochina. A causa de ello, no tuvo más opción que recurrir a las sanciones económicas para estrangular a los gobiernos revolucionarios.


El crecimiento de la ideología unipolar

Ante el creciente poder de sus competidores económicos en el extranjero y su mayor dependencia de la intervención militar directa, el imperio de EE.UU. aprovechó la desintegración interna de la URSS y el giro de China hacia el “capitalismo de Estado” en las décadas de los ochenta y los noventa. Con la desintegración forzada de Yugoslavia, Estados Unidos se expandió por la región del Báltico, Europa oriental y central y los Balcanes. Los estrategas imperiales anticiparon “un imperio unipolar”, un Estado imperial sin rivales. Los constructores del imperio eran libres para invadir, ocupar y saquear estados independientes en cualquier continente e incluso para bombardear una capital europea, Belgrado, con total impunidad. Se iniciaron múltiples guerras contra señalados adversarios que carecían de aliados globales fuertes.

Países del sur de Asia, Oriente Medio y el Norte de África fueron objeto de destrucción. América del Sur estaba bajo el control de los regímenes neoliberales. La antigua Unión Soviética fue saqueada y desarmada por vasallos del imperio. Rusia estaba gobernada por gánsteres cleptócratas aliados con títeres de Estados Unidos. El papel asignado a China era el de convertirse en un taller de esclavos para producir artículos de consumo baratos para los estadounidenses y generar grandes beneficios para las corporaciones multinacionales y minoristas como Wal-Mart.

A diferencia de lo que ocurrió con el Imperio Romano, la década de los noventa no iba a ser el preludio de un imperio indiscutible de larga duración para Estados Unidos. Los “unipolaristas” se embarcaron en múltiples guerras caras y destructivas de conquista y no fueron capaces de confiar en el crecimiento de las economías industriales emergentes para obtener beneficios; el poder global de EE.UU. se deterioró.


La desaparición de la unipolaridad: El siglo XXI

En los primeros diez años del siglo XXI, la visión de un imperio unipolar indiscutido se vino abajo. La acumulación “primitiva” de China dio paso a una acumulación interna avanzada de la que se beneficiaron el pueblo y el Estado chinos. El poder de China se expandió por el extranjero mediante inversiones, comercio y adquisiciones, desplazando a EE.UU. como principal socio comercial en Asia y mayor importador de materias primas de América Latina y África. China se convirtió en el principal fabricante y exportador de bienes de consumo para América del Norte y la Unión Europea (UE).

La primera década del siglo XXI fue testigo del derrocamiento o la derrota de los estados vasallos de Estados Unidos en América Latina (Argentina, Bolivia, Venezuela, Ecuador y Brasil) y de la aparición de regímenes agro-minerales independientes dispuestos a formar alianzas comerciales regionales. Fue un período de aumento de la demanda de sus recursos naturales y materias primas que coincidió con el proceso de desindustrialización de EE.UU., inmerso en costosas guerras desastrosas en Oriente Medio.

En contraste con la creciente independencia de América Latina, la UE incrementó su participación militar en las brutales guerras en el extranjero lideradas por Estados Unidos mediante la ampliación del 'mandato' de la OTAN. Bruselas siguió la política sistemática de cercar a Rusia para debilitar su independencia a través de duras sanciones. La expansión hacia el exterior de la UE (financiada gracias a las políticas internas de austeridad) acentúo las divisiones en el seno de la organización, provocando el descontento popular. Reino Unido votó a favor en un referéndum para separarse de la UE.

En los noventa, los desastres internos del régimen vasallo de Estados Unidos en la Rusia de Boris Yeltsin empujaron a los votantes a elegir a un nacionalista, Vladimir Putin. El gobierno del presidente Putin se embarcó en un programa para recuperar la soberanía de Rusia y su posición como potencia mundial, contrarrestar la intervención de EE.UU. en el país y alejar de las fronteras el cerco creado por la OTAN.

Los defensores del imperio unipolar continuaron iniciando múltiples guerras de conquista en Oriente Medio, África del Norte y sur de Asia, con un coste de billones de dólares, que provocaron una pérdida de los mercados globales y de competitividad. A medida que los ejércitos del imperio se expandían por todo el mundo, la economía doméstica (“la República”) se contrajo. Estados Unidos quedó atrapado en la recesión y asediado por el aumento de la pobreza. La política unipolar permitió un crecimiento de la economía global multipolar, al imponer de forma rígida prioridades militares.


El Imperio contraataca: La opción nuclear

La segunda década del siglo XXI marcó el comienzo de la desaparición de la unipolaridad ante la consternación de muchos 'expertos' y la negación ciega de sus arquitectos políticos. El advenimiento de una economía mundial multipolar intensificó el impulso desesperado del imperio por restaurar la unipolaridad por medios militares, a cargo de militaristas incapaces de adaptarse o evaluar sus propias políticas.

Bajo el régimen del “primer presidente negro”, Barack Obama, elegido bajo la promesa de refrenar a los militares, los estrategas imperiales intensificaron su belicismo, enfrascándose en siete guerras, nuevas y antiguas. Para los legisladores y los propagandistas de los medios de comunicación de masas de EE.UU. y la UE, fueron guerras imperiales exitosas, que vinieron acompañadas de declaraciones prematuras de victoria en Somalia, Irak y Afganistán. Estos delirios de grandeza llevaron a la nueva administración a poner en marcha nuevas guerras en Ucrania, Libia, Siria y Yemen.

Cuando la nueva ola de guerras y golpes de Estado (de “cambio de régimen”) para volver a imponer la unipolaridad fracasó, se pusieron en marcha políticas belicistas aún mayores que desplazaron a las estrategias económicas para conseguir la dominación mundial. Los

militaristas que dirigen el aparato de Estado permanente, siguieron sacrificando mercados e inversiones con total inmunidad a las desastrosas consecuencias de sus fracasos en la economía nacional.


Breve renacimiento de la unipolaridad en América Latina

Argentina, Brasil, Paraguay y Honduras han sufrido golpes de Estado y los gobiernos progresistas de Bolivia, Venezuela y Ecuador han estado a punto de sufrirlos. Sin embargo, el retroceso a favor del imperio en América Latina no es política ni económicamente sostenible y amenaza con socavar cualquier restauración de la dominación unipolar en la región.

EE.UU.no ha proporcionado ninguna ayuda económica ni ampliado el acceso a los mercados para premiar y apoyar a sus regímenes clientelares recién adquiridos. Su nuevo vasallo en Argentina, Mauricio Macri, transfirió miles de millones de dólares a los banqueros depredadores de Wall Street y entregó a Estados Unidos el acceso a las bases militares y los recursos lucrativos sin recibir por ello flujos recíprocos de capital de inversión. De hecho, las políticas serviles del Presidente Macri han creado mayores niveles de desempleo y han reducido el nivel de vida, creando descontento popular. El “chico nuevo” del imperio unipolar en su feudo Buenos Aires se enfrenta a una defunción temprana.

Del mismo modo, la corrupción generalizada, una profunda depresión económica y los niveles de dos dígitos de desempleo sin precedentes en Brasil amenazan al ilícito régimen vasallo de Michel Temer con la crisis permanente y el aumento de la lucha de clases.


El efímero éxito en Oriente Medio

El poder devastador de los bombardeos aéreo y naval de Estados Unidos y de la OTAN pareció otorgar un breve triunfo a la nueva ola de guerras revanchistas en Oriente Medio y África del Norte. Luego, esa aparente victoria se desvaneció en medio de la destrucción y el caos, inundando Europa con millones de refugiados.

Importantes brotes de resistencia a la invasión estadounidense de Irak y Afganistán precipitaron el retroceso hacia un mundo multipolar. Los insurgentes islamistas obligaron a EE.UU. a refugiarse en sus guarniciones fortificadas y tomaron el control del campo y las ciudades cercadas en Afganistán; en Irak, Siria, Yemen, Somalia y Libia forzaron la huida de los regímenes y mercenarios respaldados por EE.UU.  


La pulsión unipolar y el Estado permanente: Reagrupamiento y ataque

Frente a sus fracasos, los defensores del imperio unipolar se reagruparon para poner en marcha una estrategia militar aún más peligrosa: el aumento de su potencia nuclear de “primer ataque” dirigida a China y Rusia.

Orquestada por los políticos designados por el departamento de Estado de Estados Unidos, el gobierno de Ucrania fue sustituido por vasallos de EE.UU. dando lugar a la ruptura de ese país, todavía en marcha. Temerosos de los neofascistas y los rusófobos, los ciudadanos de Crimea aprobaron en referéndum su unión con Rusia. Las mayorías étnicas rusas de la región de Donbass en Ucrania entraron en guerra con Kiev, lo que ha provocado miles de muertos y millones de desplazados que buscan refugio en Rusia. Los imperialistas de Washington financiaron y dirigieron el golpe de Estado de Kiev liderado por cleptócratas y fascistas siendo inmunes, como siempre, a sus consecuencias.

Mientras tanto, EE.UU. está aumentando su número de tropas de combate en Afganistán, Irak y Siria para apuntalar a sus poco fiables aliados y mercenarios.

Lo que es crucial para la comprensión de la ascensión y caída del poder imperial y de las eufóricas declaraciones unipolares de la década de 1990 (especialmente durante el apogeo del reinado sangriento del presidente Clinton), es que los avances militares y políticos no han sido apuntalados en ningún momento por la construcción de economías fuertes.

EE.UU. derrotó y posteriormente ocupó Irak, pero también destruyó sistemáticamente su sociedad civil y su economía, creando un terreno fértil para la limpieza étnica, las oleadas de refugiados y el levantamiento islamista posterior que se extendió por los territorios adyacentes. De hecho, han sido las políticas deliberadas de EE.UU. en Irak y otros lugares las que han creado la crisis de refugiados que agobia Europa.

Durante las dos primeras décadas de este siglo se ha producido una situación similar: las victorias militares han instalado líderes impopulares e ineficaces respaldados por el imperio y sus impulsores dependen cada vez más de la chusma tribal más retrógrada, los extremistas islamistas, los clientes de ultramar y los mercenarios. El ataque deliberado de Estados Unidos a las mismas personas capaces de liderar naciones multiculturales modernas como Irak, Libia, Siria y Ucrania es una caricatura de los notorios ataques de Pol Pot a las clases educadas de Camboya. Por supuesto, EE.UU. perfeccionó sus habilidades especiales para “matar a los profesores de escuela” cuando entrenó y financió a los muyahidines de Afganistán en la década de los ochenta.

El segundo punto débil, lo que llevó al colapso de la ilusión unipolar, ha sido su incapacidad para replantear sus supuestos y reorientar y reequilibrar su paradigma militarista estratégico tras el increíble desorden mundial que crearon.

Estados Unidos se negó rotundamente a trabajar con las élites económicas educadas en los países conquistados y promoverlas. Ello habría requerido mantener intacto el sistema económico de la seguridad social en los países que habían triturado de manera sistemática. Habría supuesto rechazar el paradigma de guerra total, rendición incondicional y ocupación militar pura y dura, con el fin de permitir el desarrollo de aliados económicos viables, en lugar de imponer regímenes vasallos flexibles pero grotescamente corruptos.

El enorme aparato de inteligencia policial-militar profundamente arraigado y fuertemente financiado, que cuenta con muchos millones de personas, ha creado un estado imperial paralelo al régimen civil elegido en EE.UU.

El llamado “Estado profundo” es en realidad un estado gobernado por “unipolaristas”. No es una “entidad sin rostro”: Tiene una identidad de clase, ideológica y económica.

A pesar del grave coste que supone perder una serie de guerras catastróficas y el robo de miles de millones de dólares perpetrado por los regímenes vasallos cleptocráticos, los unipolaristas han permanecido intactos, e incluso aumentado sus esfuerzos para conseguir una conquista o una victoria militar temporal.

Digámoslo abierta y claramente: los unipolaristas se dedican ahora a culpar de sus terribles fracasos militares y políticos a Rusia y China. Esta es la razón por la que buscan, directa e indirectamente, debilitar a los aliados internos y externos de Rusia y China. De hecho, la campaña salvaje para “culpar a los rusos” de la elección del presidente Trump refleja su profunda hostilidad hacia Rusia y su desprecio por los votantes de clase trabajadora y media baja (la “canasta de deplorables”) que eligieron a Trump. La incapacidad de esta élite para reconocer sus propios fracasos y la incapacidad del sistema político para eliminar a estos estrategas desastrosos es una seria amenaza para el futuro del mundo.


La fabricación de pretextos para la guerra mundial

Mientras el Estado unipolarista sufría predecibles derrotas militares y guerras prolongadas al tiempo que una dependencia de inestables regímenes civiles, los ideólogos continúan echando la culpa a Rusia y China por todas sus derrotas militares. Su monomanía se ha transformado en un aumento provocativo de su capacidad nuclear a gran escala en Europa y Asia, lo que aumenta el riesgo de una guerra nuclear al participar en un letal “juego de la gallina”(1).

Los expertos físicos nucleares que editan el boletín de los Científicos Atómicos publicaron una importante descripción de los planes de guerra unipolaristas. Según ellos, “el programa nuclear en marcha ha implementado nuevas tecnologías revolucionarias que aumentarán enormemente la capacidad letal del arsenal nuclear. Estas nuevas tecnologías triplican la potencia letal global de los actuales misiles balísticos de Estados Unidos” . Esto es exactamente lo que un observador objetivo podría esperar de unos Estados Unidos provistos de armas nucleares dispuestos a iniciar una guerra desarmando a China y Rusia siendo los primeros en lanzar un “ataque sorpresa”.

El estado unipolar se ha centrado en varios países como pretexto para lanzar una guerra. El Gobierno de Estados Unidos ha instalado bases de misiles en los países bálticos y Polonia a modo de provocación. Estos regímenes han sido elegidos por su afán de violar las fronteras o el espacio aéreo de Rusia y porque su locura les predispone a aceptar la inevitable respuesta militar y la reacción en cadena en contra de sus propias poblaciones. Otro lugar con enormes bases militares estadounidenses y dispuesto a albergar una expansión de la OTAN es la región de los Balcanes, especialmente las antiguas provincias yugoslavas de Kosovo y Montenegro. Se trata de Estados mafiosos etno-facistas en bancarrota y potenciales polvorines de conflictos provocados por la OTAN, que justificarían un ataque de Estados Unidos. Esto explica por qué los más furibundos militaristas del senado estadounidense han estado presionando para lograr la integración de Kosovo y Montenegro en la OTAN.

Pero es en Siria donde los unipolaristas están creando un pretexto para la guerra nuclear. El senado de Estados Unidos ha enviado más fuerzas especiales a zonas altamente conflictivas para apoyar a sus mercenarios aliados. Esto significa que las tropas estadounidenses se encontrarán (ilegalmente) cara a cara con el avance del ejército sirio, respaldado (legalmente) por la fuerza aérea militar rusa. EE.UU. planea apoderarse de Raqqa en el norte de Siria, controlada por ISIS, para convertirla en base de operaciones con la intención de negar la victoria del gobierno sirio sobre los yihadistas-terroristas. La probabilidad de “incidentes” armados entre EE.UU. y Rusia en Siria es cada vez mayor para satisfacción de los unipolaristas estadounidenses.

EE.UU. ha financiado y apoyado a los combatientes kurdos en su avance por territorio sirio bajo control de los yihadistas-terroristas, especialmente a lo largo de la frontera con Turquía. Esto está provocando un conflicto inevitable entre Turquía y los kurdos apoyados por Estados Unidos.

Otro sitio probable para la expansión de la guerra es Ucrania. Después de tomar el poder en Kiev, los clepto-fascistas lanzaron una guerra y un bloqueo económico contra los ucranianos bilingües de origen ruso de la región de Donbass. Los ataques de la junta de Kiev, las innumerables matanzas de civiles (incluyendo la quema de decenas de manifestantes de habla rusa desarmados en Odessa) y el sabotaje de los envíos de ayuda humanitaria rusos podrían provocar represalias por parte de Rusia y ser el pretexto de una intervención militar de Estados Unidos contra Crimea a través del Mar Negro.

Pero el lugar que cuenta con más probabilidades de convertirse en el inicio de la Tercera Guerra Mundial es la península de Corea. Los unipolaristas y sus aliados en el aparato del Estado han creado sistemáticamente las condiciones para desencadenar una guerra con China usando el pretexto del programa de armas defensivas de Corea del Norte.

El aparato estatal de los unipolaristas ha unido a sus aliados en el Congreso y a los medios de comunicación para crear histeria generalizada. El congreso y la administración del presidente Trump consideran el programa de misiles de Corea del Norte “una amenaza para Estados Unidos” . Esto ha permitido que el estado unipolarista ponga en marcha una estrategia militar ofensiva para contrarrestar esta falsa “ amenaza ”.

La elite ha descartado todas las negociaciones previas y los acuerdos diplomáticos con Corea del Norte con el fin de prepararse para la guerra -en última instancia, en contra de China. Esto se debe a que China es el adversario económico global más dinámico y exitoso al que se enfrenta Estados Unidos para mantener su hegemonía mundial. EE.UU. ha sufrido una derrota económica pacífica, pero humillante, a manos de una potencia emergente de Asia. La economía de China ha crecido tres veces más rápido que la de EE.UU. durante las últimas dos décadas. Y el banco de desarrollo de infraestructuras de China ha atraído a decenas de participantes regionales y europeos después de que el muy publicitado acuerdo comercial de Estados Unidos en Asia, desarrollado por la Administración de Obama, se viniera abajo. En la última década, mientras los sueldos y salarios se han estancado o retrocedido en EE.UU. y la UE, se han triplicado en China.

Si la tendencia continúa, la economía china superará a la de EE.UU. en un futuro cercano y lejano. Eso supondrá que China sustituya inevitablemente a Estados Unidos como potencia económica más dinámica del mundo.... a menos que se produzca un ataque nuclear por parte de EE.UU.. No es de extrañar que China está embarcada en un programa para modernizar sus sistemas de misiles defensivos y su seguridad marítima y fronteriza.

Mientras los unipolaristas se preparan para la “decisión final” de atacar a China, se dedican a instalar sistemáticamente sus misiles nucleares más avanzados en Corea del Sur bajo el absurdo pretexto de contrarrestar al régimen de Pyongyang. Para exacerbar las tensiones, el alto mando de Estados Unidos ha iniciado ataques cibernéticos contra el programa de misiles de Corea del Norte. Ha participado en descomunales maniobras militares con Seúl, lo que provocó que el ejército de Corea del Norte “probara” cuatro de sus misiles balísticos de medio alcance en el Mar de Japón. Washington ha ignorado los esfuerzos del gobierno chino para calmar la situación y persuadir a Corea del Norte de que resistiera las provocaciones de Estados Unidos en sus fronteras e incluso redujera su programa de armas nucleares.

La maquinaria de propaganda de guerra de Estados Unidos afirma que la respuesta nerviosa de Pyongyang a los provocadores ejercicios militares de Washington (apodados “Foal Eagle “) en la frontera de Corea del Norte son una “amenaza” a Corea del Sur y una prueba de la locura de sus líderes . En última instancia, Washington tiene la intención de dirigirse a China. Para ello, ha instalado su Terminal High Altitude Area Defense System (THAAD), un sistema de vigilancia y ataque ofensivo (a pesar de su nombre), diseñado para atacar las principales ciudades de China y complementar el cerco marítimo estadounidense a China y Rusia. Utilizando a Corea del Norte como pretexto, instaló el sistema THAAD en Corea del Sur, cuyo alcance supera los 3.000 kilómetros, lo que le permite llegar a los centros vitales de China en cuestión de minutos. Los misiles dirigidos del THAAD están diseñados específicamente para identificar y destruir el sistema de misiles de defensa de China.

Con la instalación del THADD en Corea del Sur, el extremo oriental de Rusia está ahora rodeado de los misiles ofensivos de los Estados Unidos, lo que complementa su potencia de ataque desde Occidente.

A los estrategas unipolares se les ha unido ahora el gobierno japonés, cada vez más militarista, una circunstancia de lo más alarmante para los coreanos y los chinos dada la historia de brutalidad japonesa en la región. El Ministro de Defensa de Japón ha propuesto dotarse de capacidad para un “ataque preventivo”, una repetición imperial de su invasión y esclavización de Corea y Manchuria. Japón apunta a Corea del Norte, pero a quien amenaza realmente es a China.

Corea del Sur, un régimen profundamente corrupto y ciegamente sumiso, aceptó de inmediato el sistema THADD en su territorio. Washington encontró al dócil Estado profundo de Corea del Sur dispuesto a sacrificar sus cruciales vínculos económicos con Pekín: China es el mayor socio comercial de Corea del Sur. A cambio de servir como plataforma para futuras agresiones de Estados Unidos contra China, Corea del Sur ha sufrido pérdidas en el comercio, las inversiones y el empleo. Incluso si llegara el caso de que un nuevo gobierno de Corea del Sur quisiera revertir esta política, EE.UU. no trasladaría su instalación THAAD. China, por su parte, ha reducido en gran medida sus relaciones económicas y de inversión con algunos de los mayores conglomerados empresariales de Corea del Sur. El turismo, los intercambios culturales y académicos, los acuerdos comerciales y, sobre todo, la mayor parte de las exportaciones industriales de Corea del Sur se enfrentan a importantes pérdidas.

En medio de un gran escándalo político que involucra al presidente de Corea del Sur (que se enfrenta a la destitución y el encarcelamiento), la alianza militar entre EEUU y Japón ha incorporado brutalmente al desafortunado pueblo de Corea del Sur a una escalada militar contra China. Dicho proceso pone en peligro las pacíficas relaciones económicas de Seúl con China. Los surcoreanos son abrumadoramente partidarios de la paz, pero se encuentran en primera línea de una potencial guerra nuclear.

China ha respondido a la amenaza de Washington incrementando enormemente su propia capacidad defensiva en términos de misiles. Los chinos afirman ahora poseer la capacidad de destruir rápidamente las bases THAAD en Corea del Sur, si EE.UU. les obliga a ello. Asimismo, China está reequipando sus fábricas para compensar la pérdida de las importaciones industriales de Corea del Sur. 


Conclusión

La ascensión y caída del imperio estadounidense unipolar no ha desplazado al aparato de Estado permanente, que sigue adelante con sus estrategias alucinantes.

Por el contrario, los unipolaristas están acelerando su campaña de conquista militar global apuntando a Rusia y China, a los que acusan insistentemente de ser la causa de sus guerras perdidas y de su declive económico global. Ellos viven en sus delirios de la “edad de oro” de los noventa, cuando George Bush padre podía devastar Irak y Bill Clinton bombardear ciudades yugoslavas con total impunidad.

Atrás han quedado los días en que los unipolaristas podían hacer pedazos la URSS, financiar antiguos regímenes soviéticos separatistas y violentos en Asia y el Cáucaso y organizar elecciones fraudulentas para sus clientes borrachos en Rusia.

Los desastres de la política de Estados Unidos y su decadencia económica interna han dado lugar a rápidos y profundos cambios en las relaciones de poder en las últimas dos décadas, haciendo añicos cualquier ilusión de un “siglo americano” unipolar.

La unipolaridad sigue siendo la ideología del aparato permanente de seguridad del Estado y sus élites en Washington. Ellos creen que la unión del militarismo en el extranjero y el control financiero en casa les permitirá recuperar su “Jardín del Edén” unipolar perdido.

China y Rusia son los nuevos protagonistas esenciales de un mundo multipolar. Las dinámicas de la necesidad y su propio crecimiento económico les han empujado a buscar con éxito estados y mercados alternativos e independientes.

Esta realidad obvia e irreversible ¡ha hecho que los unipolaristas se obsesionen con prepararse para una guerra nuclear mundial! Los pretextos son infinitos y absurdos; los objetivos son claros y globales; los medios militares ofensivos y destructivos están disponibles; pero también lo están las formidables capacidades defensivas y de represalia de China y Rusia.

El Estado unipolarista acaricia el delirio de ganar una guerra nuclear mundial, lo que pone a los estadounidenses en la disyuntiva de resistir o rendirse ante un imperio en decadencia demencialmente peligroso que está dispuesto a iniciar una guerra que traería la destrucción mundial.


Nota del traductor:


(1): El “juego de la gallina” (game of chicken) es una competición en la que dos coches se lanzan uno contra otro; el primero que se desvía de la trayectoria del choque pierde y es humillado por comportarse como un gallina. Se basa en la idea de crear presión psicológica hasta que uno de los participantes se echa atrás y la expresión se aplica como metáfora a una situación en la que dos bandos se enzarzan en una escalada en la que no tienen nada que ganar y en la que sólo el orgullo evita que se echen atrás. Bertrand Russell fue el primero en usarla en relación con la carrera armamentística.

La izquierda frente a Venezuela

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LA IZQUIERDA FRENTE A VENEZUELA



Claudio Katz[1]

Durante los últimos dos meses Venezuela afrontó una terribleoleada de violencia. Ya se computan más de 60 muertos entre escuelas saqueadas, edificios públicos incendiados, transportes públicos destruidos y hospitales evacuados. Losgrandes medios de comunicación sólo transmiten en cadena denuncias macabras del gobierno. Han instalando la imagen de un dictador en conflicto con los demócratas de la oposición.

Pero los datos de lo ocurrido no corroboran ese relato, especialmente en lo referido a los fallecidos. Cuando totalizaban 39, un primer informe destacó que sólo 4 fueron víctimas de las fuerzas de seguridad. El resto murió en saqueos o confusas balaceras al interior de las movilizaciones opositoras[2]. Otra evaluación señaló que el 60 por ciento de los ultimados era totalmente ajeno a la confrontación[3].

Estas caracterizaciones son coherentes con las estimaciones que atribuyen gran parte de los asesinatos a francotiradores ligados a la oposición.Indagaciones más recientes destacan que el grueso de los victimas perdió la vida por vandalismo o ajustes de cuenta[4].

Existen además incontables denuncias sobre incursiones de grupos paramilitares ligados a la derecha. También hay indicios de un alto grado de violencia con protección local, en los municipios gobernados por la oposición[5].
Estos balances sintonizan con la brutalidad fascista que introdujo el incendio de personas adscriptas al chavismo[6]. Quemar vivo a un partidario del gobierno es una práctica más ligada a los paramilitares colombianos o al hampa, que a las organizaciones políticas tradicionales. Algunos analistas incluso estiman que sobre un total de 60 muertos 27 eran simpatizantes del chavismo[7].

Otros afirman que al interior de las marchas opositoras actuaron unas 15.000 personas entrenadas como grupos de choque. Utilizaron capuchas, escudos y armas caseras para crear un clima caótico e instalar “territorios liberados”[8].

Las evaluaciones que presenta la oposición son diametralmente opuestas, pero han sido refutadas por detallados informes sobre las víctimas[9]. Como nadie reconoce la existencia de evaluaciones “independientes”, conviene juzgar lo sucedido recordando los antecedentes. En la guarimba de febrero del 2014 murieron 43 personas, en su gran mayoría ajenas al choque político o a la represión policial.

También corresponde evaluar cómo reaccionaría la oposición frente a un desafío equivalente. Sus gobiernos zanjaron el  “Caracazo” de 1989 con centenares de muertos y miles de heridos.

La coyuntura venezolana es dramática, pero no explica la centralidad del país en todos los noticieros. Situaciones de mayor gravedad en otros países son totalmente ignoradas por los mismos medios.
Desde el comienzo del año en Colombia fueron asesinados 46 líderes sociales y en los últimos 14 meses perecieron 120. Entre el 2002 y 2016 las fuerzas paramilitares masacraron a 558 dirigentes populares y el número de sindicalistas aniquilados en las últimas dos décadas asciende a 2500[10]. ¿Por qué razón ninguna emisora de peso menciona esta continuada sangría en el principal vecino de Venezuela? 

            El panorama de México es más aterrador. Todos los días algún periodista incrementa la incontable lista de estudiantes, maestros y luchadores sociales asesinados. En el clima de guerra social impuesto por las “acciones contra el narcotráfico” desaparecieron  29.917 personas[11]. ¿Este nivel de masacre no debería suscitar más atención periodística que Venezuela?
            Honduras es otro caso espeluznante. Junto a Berta Cáceres fueron ultimados otros quince militantes. Entre 2002-2014 la cifra de defensores del medio ambiente asesinados se elevó a 111[12]. El listado de victimas del horror ignorado por la prensa hegemónica podría extenderse a los presos políticos de Perú. Muy pocos conocen, además, los padecimientos afrontados por el dirigente independentista portorriqueño Oscar López Rivera durante sus 35 años de prisión.
La mayoría de la población latinoamericana simplemente desconoce las tragedias imperantes en los países gobernados por la derecha. El doble estándar informativo confirma que el protagonismo de Venezuela en las pantallas, no obedece a preocupaciones humanitarias.


MODALIDADES DE UN GOLPE


La cobertura mediática apuntala el golpismo de la oposición. Como no pueden perpetrar una clásica asonada pinochetista, ensayan procesos destituyentes centrados en el disloque de la sociedad. Retoman lo intentado en febrero del 2014, para consumar un golpe institucional semejante al efectivizado en Honduras (2009), Paraguay (2014) o Brasil (2016). Pretenden imponer por la fuerza lo que posteriormente validarían en las urnas.

            La derecha carece de la fuerza militar utilizada en el pasado para recuperar gobiernos. Pero intenta recrear esa intervención con escaramuzas frente a los cuarteles, incendios de estaciones policiales o marchas hacia las sedes militares.
Su plan combina el sabotaje de la economía con la virulencia callejera a través de grupos armados, que a diferencia de Colombia actúan en forma anónima. Se mezclan con el hampa y aterrorizan a los comerciantes[13].
            Estas acciones incluyen los métodos fascistas auspiciados por las corrientes más violentas del antichavismo. Se apropian de la simbología insurgente forjada por los movimientos populares y presentan su acción depredadora como una gesta heroica. Su líder Leopoldo López no es un inocente político. Cualquier tribunal ajustado a derecho, lo hubiera condenado a perpetua por sus responsabilidades criminales.

            La derecha propicia un clima de guerra civil para desmoralizar a las bases del chavismo, afectadas por la falta de alimentos y medicinas. Presiona explícitamente por una intervención extranjera y negocia con los bancos acreedores una interrupción de los créditos al país.
            La oposición pretende linchar a Maduro para enterrar al chavismo. Dirime su batalla en las calles, en la conquista de la opinión pública y en el colapso de de la economía. Considera a los comicios como una simple coronación de esa ofensiva.

Pero afronta obstáculos crecientes. El predominio de los violentos en sus marchas aleja al grueso de los descontentos y desgasta a los propios manifestantes. Como ya ocurrió en el 2014 el rechazo a los fascistas socava a toda la oposición. La permanencia de Maduro disuade, además, la concurrencia a las marchas. No han logrado penetrar en los barrios populares, donde siempre afrontan el riesgo de una adversa confrontación armada[14].

La gran burguesía venezolana instiga el golpe con el sostén regional de Macri, Temer, Santos y Peña Nieto. Impulsa desde hace meses en la OEA un plan desestabilizador. Pero tampoco ha logrado resultados en ese terreno. Las sanciones contra Venezuela no prosperaron por la oposición de varias cancillerías y quedó bloqueada la unanimidad que en los años 60 tenía la expulsión de Cuba.

Es también notorio el protagonismo golpista de los Estados Unidos, que intenta recuperar el control de la principal reserva continental de crudo. El Departamento de Estado busca repetir los operativos de Irak o Libia, sabiendo que luego de tumbar a Maduro nadie se acordará dónde queda Venezuela. Basta observar como los medios omiten en la actualidad, cualquier mención de los países ya intervenidos por el Pentágono. Una vez liquidado el adversario los informativos se ocupan de otros temas.

Las metas estratégicas del imperialismo no son registradas por quienes resaltan el coqueteo de algún diario yanqui con el presidente venezolano o las ambigüedades verbales de Trump[15].Suponen que esos irrelevantes datos ilustran la ausencia de conflicto entre el Estados Unidos y el chavismo. Pero no registran que la inmensa mayoría de la prensa ataca virulentamente a Maduro y que el multimillonario de la Casa Blanca desmiente cada día lo afirmado en la jornada anterior.

Trump no es indiferente, ni neutral. Simplemente delega en la CIA y el Pentágono la implementación de una conspiración diseñada a través de los planes Sharps y Venezuela Freedom 2. Esas operaciones incluyen espionaje, despliegue de tropas y cobertura del terrorismo[16]. Se desenvuelven en forma sigilosa, mientras la gran prensa descalifica cualquier denuncia sobre esos preparativos. Cuestionan especialmente las “exageraciones de la izquierda”, para que nadie moleste a los conspiradores.

Algunos analistas estiman que la presencia de Chevron en Venezuela -o los continuados negocios de PDVSA en Estados Unidos- ilustran una estrecha asociación entre ambos gobiernos[17]. Deducen de esa relación la ausencia de un escenario golpista. Pero esas conexiones no alteran en lo más mínimo la decisión imperial de derrocar al gobierno bolivariano.

Las actividades de empresas yanquis en Venezuela (y de sus contrapartes en Estados Unidos) han persistido desde el inicio del proceso chavista. Pero tanto Bush, como Obama y Trump han buscado recuperar el manejo imperial directo del petróleo. No les alcanza con una tensa relación de socios o clientes. Pretenden instaurar el modelo de privatización imperante en México y expulsar a Rusia y China de su patio trasero.


LA ACTITUD DE LA IZQUIERDA


Si el diagnostico de un golpe reaccionario es correcto la postura de la izquierda no debería suscitar divergencias. Nuestros principales enemigos son la derecha y el imperialismo y doblegarlos es siempre una prioridad. Este principio elemental debe ser reafirmado en los momentos críticos, cuando lo obvio puede tornarse difuso.

Cualquiera fueran nuestras críticas a Salvador Allende nuestra batalla central era contra Pinochet. Y correspondía adoptar la misma conducta frente a los gorilas argentinos de 1955 o los saboteadores de Arbenz, Torrijos y los distintos gobiernos antiimperialistas de la región. Esta misma postura supone hoy en Venezuela apuntalar una acción común contra la escala derechista.

            En los escenarios de golpe también resulta indispensable distinguir a los responsables de la crisis. No es lo mismo los causantes de un desastre que los impotentes para resolverlo.

Esta diferencia se verifica en el terreno económico. Los errores cometidos por Maduro son tan numerosos como injustificables, pero los culpables del deterioro actual son los capitalistas. El gobierno es tolerante o incapaz. No se ubica en el mismo plano. Quiénes comenten el garrafal error de identificar a ambos sectores[18] confunden responsabilidades de distinta índole.

Los desaciertos del gobierno se han verificado en el inoperante cambio de billetes, en el inadmisible endeudamiento externo o en el descontrol de los precios y del contrabando. Pero el desplome de la economía ha sido causado por los acaudalados que manipulan las divisas, disparan la inflación, manejan los bienes importados y desabastecen la provisión de bienes básicos.

El Ejecutivo no responde o actúa mal por muchas razones: ineficiencia, tolerancia a la corrupción, amparo a la boliburguesía, connivencia con millonarios disfrazados de chavistas. Por eso nocorta el sostén a los grupos privados que reciben dólares baratos para importar caro. Pero el desmoronamiento de la producción ha sido una acción de la clase dominante para tumbar a Maduro. Desconocer ese conflicto retrata un insólito nivel de miopía.

Esta ceguera impide registrar otro dato clave del momento: la resistencia del chavismo a la embestida derechista. Con métodos y actitudes muy cuestionables Maduro no se rinde. Mantiene el verticalismo del PSUV, favorece la proscripción de las corrientes críticas y preserva una burocracia que asfixia las respuestas desde abajo. Pero a diferencia de Dilma o de Lugo no se entrega. Se ubica en las antípodas de la capitulación que consumó Syriza en Grecia.

Esa postura explica el odio de los poderosos. El gobierno adoptó la excelente decisión de retirarse de la OEA. Abandonó el Ministerio de Colonias y concretó la ruptura que siempre ha exigido la izquierda. Esta decisión debería suscitar el contundente apoyo que muy pocos han explicitado.

Como toda administración acosada por la derecha, el gobierno recurre a la fuerza para defenderse. Los comunicadores del establishment denuncian esa reacción con un infrecuente grado de histeria. Se olvidan de las justificaciones que habitualmente aportan para gobiernos de otro signo frente situaciones semejantes. Pero Maduro también ha recibido cuestionamientos inversos por su relativa contemplación hacia los fascistas. Sólo adoptó medidas acotadas ante al salvajismo opositor.

En esa respuesta el oficialismo seguramente ha cometido injusticias. Es el lamentable costo de cualquier enfrenamiento significativo con la contrarrevolución. Esas adversidades han estado presentes en todas las batallas contra la reacción desde Bolívar hasta Fidel. Hay que evitar en este delicado terreno la auto-indulgencia, pero sin repetir las calumnias que propaga la oposición.

Actualmente Maduro dirige sus cañones contra la brutalidad derechista y no contra el pueblo. Por eso carecen de sentido lascomparaciones con Gadaffi o Sadam Hussein. No perpetró ninguna masacre de militantes de izquierda, ni participó en aventuras bélicas instigadas por Estados Unidos. La analogía con Stalin es más ridícula, pero recuerda que el espectro de Hitler sobrevuela a muchos opositores asociados con Uribe o nostálgicos de Pinochet.


POSTURAS SOCIALDEMÓCRATAS


En los últimos meses se han multiplicado también entre los adversarios de la derecha, las miradas que culpan a Maduro por el desgarro de Venezuela. Esas opiniones repiten la vieja actitud socialdemócrata de sumarse a la reacción en los momentos críticos.

Cuestionan la legitimidad del gobierno con los mismos argumentos de la oposición. En lugar de acusar a la CIA, a los escuálidos o a la OEA, concentran sus objeciones sobre el chavismo. Adoptan esa postura en nombre de un ideal democrático tan abstracto, como divorciado de la batalla por definir quién prevalece en el manejo del estado.

Esa postura ha incidido en varios pensadores del pos-progresismo ligados al autonomismo. No sólo acusan a Maduro por la situación actual. Afirman que reforzó un liderazgo autoritario para mantener el modelo rentista petrolero[19].

Esta caracterización es muy semejante a la tesis liberal que atribuye todos los problemas de Venezuela a políticas populistas, implementadas por tiranos que malgastan los recursos del estado. Con un lenguaje más diplomático el diagnóstico es semejante.
Otras miradas del mismo signo resaltan en forma más categórica la responsabilidad del líder chavista. Convocan, además, a evitar el “simplismo conspirativo de culpar a la derecha o al imperialismo” por el drama del país[20]. ¿Pero las conspiraciones de la reacción son imaginarias? ¿Los asesinatos, los paramilitares y los planes del Pentágono son paranoicas invenciones bolivarianas?
Sin responder a este elemental interrogante, esa postura también descarta cualquier comparación con lo ocurrido en Chile en 1973. Pero tampoco explica la invalidez de esa analogía. Presupone las diferencias entre ambas situaciones como un sobreentendido, sin notar las enormes semejanzas que existen en el terreno del desabastecimiento, la irritación conservadora de la clase media o la intervención de la CIA.
Los paralelos objetados con Allende son en cambio aceptados para el caso del primer peronismo, que es visto como un antecedente directo del chavismo. ¿Pero el parecido se ubica en los años de estabilidad o en los momentos previos al golpe del 55? La preocupación por la escalada de violencia sugiere que la semejanza está referida a este último período. Y en una situación de ese tipo: ¿Cuál era la prioridad? ¿Confrontar con el autoritarismo de Perón o resistir a los gorilas?  
            Los socialdemócratas y pos-progresistas enfatizan la culpabilidad autoritaria de Maduro[21]. Por eso desdeñan el peligro golpista y desestiman la necesidad de preparar alguna defensa contra las provocaciones de la derecha.
Pero las consecuencias de esa actitud se verifican cuando los oligarcas y sus bandidos recuperan el gobierno. Lo ocurrido hace poco en Honduras, Paraguay o Brasil, ni siquiera suscita alertas entre los diabolizadores del chavismo.
            Tambiénobjetan el extractivismo, el endeudamiento y los contratos petroleros. Pero no explicitan si postulan alternativas anticapitalistas y socialistas frente a estas evidentes falencias de Maduro. Lo mismo ocurre con el desabastecimiento y la especulación. ¿Proponen actuar con mayor firmeza contra los banqueros y los pulpos comerciales? ¿Promueven medidas de confiscación, nacionalización o control popular directo?

Para la adopción de estas iniciativas podrían concebir puentes con el gobierno, pero nunca con la oposición. Los detractores del chavismo soslayan esta diferencia.


CONVOCATORIAS POS-PROGRESISTAS


            La óptica socialdemócrata ha signado el urgente llamado a la paz que firmaron numerosos intelectuales. Esa declaración promueve un proceso de pacificación, rechazando tanto la deriva autoritaria del chavismo como la actitud violenta de sectores de la derecha[22].

La convocatoria propicia un equilibrio para superar la polarización y recurre a un lenguaje más próximo a las cancillerías que la militancia popular. Este tono es acorde con la implícita adscripción a una teoría de los dos demonios. Frente a ambos extremos propone transitar por la avenida del medio.
Pero esa equidistancia queda inmediatamente desmentida por la responsabilidad primordial que le asigna al gobierno. Subraya esa culpabilidad no sólo ignorando el acoso de la derecha. El imperialismo es apenas mencionado al pasar.
El texto recibió una contundente respuesta auspiciada por la REDH y suscripta por muchos intelectuales. Esa crítica objeta acertadamente la fascinación con el republicanismo convencional y recuerda la preeminente gravitación de fuerzas extra-constitucionales en las situaciones críticas[23].
            La recaída liberal de los pensadores pos-progresistas recrea lo ocurrido con los gramscianos socialdemócratas de los años 80. La enemistad de ese grupo con el leninismo y la revolución cubana se asemeja a la hostilidad actual hacia el chavismo. Varios firmantes del llamamiento han transitado por los dos periodos.
Pero la vertiente socialdemócrata actual es tardía y carece de la referencia política que aportaba el PSOE español. La deriva social-liberal de ese partido ha demolido por completo el imaginario progresista inicial  Esa orfandad quizás explica el actual reencuentro con el viejo liberalismo.
En algunos casos ese desemboque corona la división que afectó a distintas variantes del autonomismo. Las posturas frente al proceso bolivariano desencadenaron esa fractura. Quienes optaron por situarse en la vereda opositora cuestionan a los que se “aferran al chavismo”[24].

Pero este segundo sector maduró las insuficiencias precedentes y ha sabido comprender la necesidad de batallar por el poder del estado, en perspectivas socialistas afines al marxismo latinoamericano.
En cambio el otro segmento, continúa navegando en la ambigüedad de generalidades sobre el anti-patriarcado y el anti-extractivismo, sin ofrecer ningún ejemplo concreto de lo que propone. Al quedar absorbidos por el universo liberal, sus enigmáticas vaguedades ya no enriquecen el pensamiento de la izquierda. Entre olvidos de la lucha de clases y fascinaciones por la institucionalidad burguesa, sus denuncias del extractivismo se convierten en una pintoresca curiosidad.

DESPISTES DEL DOGMATISMO


Un discurso convergente con la socialdemocracia es también propagado con argumentos sectarios. En este caso Maduro es presentado como un gobierno corrupto, entreguista y ajustador que consolida un régimen dictatorial[25]. En otras ocasiones esa misma ilegitimidad es descripta con categorías más indirectas (presidente de facto) o sofisticadas (jefe bonapartista).

Pero todas las variantes coinciden en subrayar la responsabilidad primordial de un gobierno autoritario que desgarra al país. La sintonía de este enfoque con el relato de medios salta a la vista. Pero el principal problema no se ubica en la retórica, sino en la acción práctica.

Todos los todos los días hay marchas de la derecha y del gobierno. Los abanderados del rigor socialista: ¿A cuál de las dos movilizaciones concurren? ¿Con cuál se identifican? Si estiman que el oficialismo es el enemigo principal deberían hacer causa común con los escuálidos de las guarimbas.

En Buenos Aires, por ejemplo, convocaron en mayo pasado a una movilización exigiendo la salida de Maduro[26]. Todos los transeúntes que observaron esa marcha, percibieron con claridad quién ocuparía inmediatamente la presidencia de Venezuela, si se derroca al actual mandatario. Notaron también la total coincidencia de este llamado con los mensajes emitidos cotidianamente por los noticieros.
No es la primera vez que sectores provenientes de la izquierda convergen tan nítidamente con la derecha. Un antecedente en Argentina bajo el kirchnerismo fue la presencia de banderas rojas en las marchas agro-sojeras y en las manifestaciones de los caceroleros. Pero lo que fue patético en Buenos Aires puede tornarse dramático en Caracas.

Otras visiones equiparan a Maduro con la oposición, estimando que bajo la mascarada de una aparente contraposición se esconden coincidencias mayúsculas. Por eso especulan sobre el momento en que esa convergencia se tornará explicita[27].
Esta curiosa interpretación contrasta con las batallas campales entre ambos sectores que registra el resto de los mortales. Resulta un poco difícil interpretar a las guarimbas, los asesinatos y las amenazas del Pentágono como una reyerta ficticia entre dos allegados.
La única lógica de esa presentación es quitar dramatismo al conflicto actual, para interpretarlo como una simple lucha inter-burguesa por la apropiación de la renta. Por esa razón el totalitarismo de Maduro es visto como un peligro equivalente (o superior) a la oposición.
El mayor problema de ese enfoque no es su despiste, sino la implícita neutralidad que propicia. Como todos son iguales, el auto-golpe atribuido al gobierno es equiparado al golpe que propicia la derecha.
Pero esa equivalencia es obviamente falsa. En Venezuela no actúan las dos vertientes reaccionarias, que por ejemplo en Medio Oriente corporizan el yihadismo y las dictaduras. Tampoco prevalece el tipo de contrapunto entre trogloditas que oponía en Argentina a Isabel Perón con Videla.

El choque entre Maduro y Capriles-López se asemeja a la confrontación de Allende con Pinochet, de Perón con Lonardi o más recientemente de Dilma con Temer. Como no son iguales el triunfo de la derecha implicaría una terrible regresión política.
La neutralidad frente a esta disyuntiva es sinónimo de pasividad y retrata un grado de impotencia mayúscula frente a los grandes acontecimientos. Implica renunciar a la participación y compromiso con causas reales.

Como esa actitud da por sentado que el chavismo se acabó, limita todo su horizonte a redactar un balance de esa experiencia. Pero el mayor fracaso en la acción política nunca afecta a los procesos inacabados o frustrados. Lo peor es la intrascendencia frente a las grandes gestas.

Cualquiera sean los cuestionamientos a Maduro, el desenlace de Venezuela define el destino inmediato de toda la región. Si triunfan los reaccionarios prevalecerá un escenario de derrota y una sensación de impotencia frente al imperio. El fin del ciclo progresista será un dato y no un tema de evaluación entre pensadores de las ciencias sociales.

La derecha lo sabe y por eso acelera las campañas contra los intelectuales que defienden al chavismo. La reciente andanada de Clarín es un anticipo de la arremetida que preparan en un escenario regional pos-Maduro[28]. Los sectarios no registran siquiera ese peligro.

COMICIOS FICTICIOS


En lo inmediato hay dos opciones políticas en juego: la derecha exige adelantar las elecciones generales y gobierno convocó a una Asamblea Constituyente. La oposición sólo está dispuesta a participar en comicios que le aseguren el primer puesto.
De las 19 elecciones realizadas bajo el chavismo, los bolivarianos ganaron 17 y reconocieron de inmediato las derrotas restantes. En cambio la derecha nunca aceptó resultados adversos. Siempre denunció algún fraude o recurrió al boicot. Cuando triunfó en elecciones parciales exigió la inmediata caída del gobierno.

En diciembre del 2015 obtuvieron mayoría en la Asamblea Nacional y proclamaron el derrocamiento de Maduro. Intentaron varios desconocimientos posteriores, recurrieron a la instalación de diputados truchos y falsificaron firmas para el revocatorio.

Capriles, Borges y López promueven ahora elecciones ficticias, en medio de la guerra económica y la provocación callejera. Auspician comicios tipo Colombia, donde entre voto y voto hay centenares de militantes populares asesinados. Pretenden concurrir a las urnas como Honduras bajo la presión del crimen de Berta. Promueven las votaciones que imperan en México entre cadáveres de periodistas, estudiantes y docentes.

Sería un terrible error sumarse a elecciones concebidas para preparar un cementerio de chavistas. AMaduro le exigen realizar comicios en un clima de guerra civil que ningún gobierno suele aceptar.
Venezuela atraviesa por una situación parecida a la prevaleciente en Nicaragua en el ocaso del primer sandinismo. El cerco militar y el desabastecimiento desgastaron a un pueblo exhausto, que votó a la derecha por simple agotamiento. En esas condiciones los comicios tienen un ganador preestablecido.

En cambio la comparación con el escenario que rodeó a la caída de la Unión Soviética carece de sentido. Venezuela no es una potencia que afronta la implosión interna, al cabo de un largo divorcio del régimen con la población. Es un vulnerable país latinoamericano acosado por Estados Unidos.
Algunos pensadores dan por descontado ese rol opresivo del imperialismo, para sugerir que no es determinante de la crisis actual[29]. Suponen que las insistentes denuncias de esa dominación constituyen “un dato ya sabido” o un simple ritual de la izquierda. Pero olvidan que nunca está demás subrayar el demoledor impacto que ejercen las agresiones del Norte, sobre los gobiernos enemistados con Washington.
Todo el espectro de ex chavistas que acompaña el reclamo de elecciones generales confunde la democracia con el republicanismo liberal. Han perdido de vista cómo el derecho al autogobierno es sistemáticamente obstruido por la institucionalidad burguesa.
            Por ese impedimento la inmensa mayoría de los regímenes constitucionales han perdido legitimidad. Cada vez resulta más evidente que la clase dominante utiliza los sistemas de votación para consolidar su poder. Ejerce ese control manejando la economía, la justicia, los medios de comunicación y el aparato represivo. La democracia real sólo puede emerger en un proceso socialista de transformación de la sociedad.

Es cierto que Maduro canceló el referéndum revocatorio, suspendió elecciones regionales y proscribió a políticos opositores. Estas medidas forman parte de una reacción ciega frente al acoso. Pero el líder chavista confronta con la hipocresía de mayor porte que exhiben los defensores de los regímenes electorales actuales.

Basta observar cómo en Brasil el impeachment fue consumado por un grupo de bandidos, con el amparo de los jueces y parlamentarios que manipulan el sistema de selección presidencial indirecta. A la OEA ni se le ocurrió intervenir frente a esa grosera violación de los principios democráticos.

El establishment tampoco se indigna ante el colegio electoral que ungió a Trump, luego de recibir varios millones de votos menos que Hilary. Les parece natural la monarquía imperante en España o Inglaterra o los burdos enjuagues que rodean a manipulación de cualquier elección en México. La sacro-santa democracia que exigen para Venezuela está complemente ausente en todos países capitalistas.


LAS POSIBILIDADES DE LA CONSTITUYENTE


Es evidente que la mejor oportunidad para una Constituyente transformadora se perdió hace varios años. El llamado actual es puramente defensivo e intenta lidiar con una situación exasperante.

Pero es inútil discutir sólo lo que no se hizo. Siempre habrá tiempo para esos balances. Lo importante es dirimir ahora en qué medida la convocatoria puede reabrir un camino de iniciativa popular.

Antes del llamado a la Constituyente el gobierno se limitaba a desenvolver una confrontación puramente burocrática, entre un poder del estado y otro. Auspiciaba el choque por arriba del Ejecutivo contra el Legislativo o del Tribunal Supremo de Justicia contra la Asamblea Nacional. Ahora apela formalmente al poder comunal y habrá que ver en si ese planteo se traduce en una movilización real.

            Hay incontables signos de cansancio y escepticismo en el seno del chavismo. Pero nadie elige las condiciones en que batalla y el principal dilema gira en torno a la continuación o el abandono de la lucha. Quiénes han resuelto no bajar los brazos apuestan al resurgimiento del proyecto popular.

Varias corrientes de izquierda con planteos muy críticos hacia la gestión de Maduro, estiman que la convocatoria actual podría destrabar una dinámica de comunas contra los manejos burocráticos[30]. Observan a la Constituyente como un imperfecto instrumento para desenvolver la disputa con los sectores del chavismo aburguesado, corrupto y boliburgués.
La Constituyente podría contribuir, además, a romper el empate de los últimos meses entre guarimbas y movilizaciones del gobierno. Si es encarada en forma adecuada podría quebrar el frente de la oposición, separando a los descontentos de los fascistas.

 Pero es evidente que sin medidas drásticas en el plano económico-social, la Constituyente será un cascarón vacío. Si no ataca el desastre productivo con la nacionalización de los bancos, el comercio exterior y la expropiación de los saboteadores, no habrá recuperación del acompañamiento popular.

            Son insuficientes los paliativos ensayados para aumentar la participación de los organismos de base en la distribución de los alimentos. Hay medidas radicales que no pueden posponerse.
En cualquier alternativa no será fácil reencauzar la economía al cabo de tantos desaciertos en el terreno de la deuda, la creación de zonas especiales de inversión o la tolerancia a la fuga de capital.
Chávez realizó una gran redistribución de la renta con inéditos métodos de politización popular, pero no logró cimentar un proceso de industrialización. Chocó con los capitalistas opositores y con la boliburguesía interna y no supo desactivar la cultura rentista, que socava todos los intentos de forjar una economía productiva. Las vacilaciones en romper con la estructura capitalista explican estos adversos resultados.
El contexto actual es más difícil por los acotados precios del petróleo y por el bloqueo que afrontan los proyectos de integración regional bajo restauración conservadora. Pero conviene igualmente recordar que todos los procesos revolucionarios despegaron en la adversidad y la Constituyente aporta un marco para retomar la iniciativa.
Algunos críticos de ese llamado objetan la modalidad sectorial y comunal de elección. Afirman que con ese formato la “asamblea será trucha, corporativa o ilegítima”[31]. También aquí repiten el endiosamiento que hace la derecha (cuando le conviene) del constitucionalismo convencional. Esa reivindicación no sorprende entre comunicadores del establishment, pero inquieta entre los entusiastas de la revolución rusa.

Al cabo de tres décadas de regímenes pos-dictatoriales muchos han olvidado las duplicidades de la democracia burguesa. Convendría recordar cómo Lenin y Trotsky defendieron en 1917 la legitimidad de los soviets, desconociendo una Asamblea Constituyente que rivalizaba con el poder revolucionario.

La coyuntura venezolana actual es muy distinta. Pero la revolución bolchevique  no sólo enseñó a registrar el trasfondo social, los conflictos de clase y los intereses en juego. Indicó también un camino para superar la hipocresía del liberalismo burgués y confirmó que los actos de fuerza contra la reacción, forman parte de la confrontación con la barbarie derechista.
La izquierda deberá definir si converge con la oposición en el boicot o participa en la Constituyente. También cabe una tercera opción para un minúsculo auditorio, con mensajes de “si, no y todo lo contrario”.
            En el resto de la región urge la solidaridad. Tal como ocurrió con Cuba durante el periodo especial hay que poner el hombro en las situaciones difíciles. Cabe esperar que muchos compañeros asuman esa actitud antes que sea tarde.


REAGRUPAMIENTO INTELECTUAL


Venezuela suscita no sólo intensos debates. También ha determinado significativos reagrupamientos de intelectuales que suscribieron llamamientos contrapuestos. Ese posicionamiento ha sido más relevante que los controvertidos detalles de las distintas declaraciones. Se ha consumado una gran división de campos.
La convocatoria socialdemócrata impugnada por el texto de la REDH fue complementado por otras respuestas contundentes[32]. La delimitación política ha sido vertiginosa.
Frente a la tensión creada por los manifiestos varios firmantes convocaron a preservar el dialogo fraternal. Ese respeto es indispensable, pero las reacciones indignadas se explican por lo que está en juego. Si la derecha se impone sobrará el tiempo para los lamentos y los seminarios de investigación de lo ocurrido.

Como la primera declaración contiene un llamado a la paz, muchos pensadores adhirieron en forma espontánea para favorecer un freno de la violencia. Al evaluar más detenidamente el contenido del texto, algunos retiraronsu adhesión y otros la mantuvieron con argumentos defensivos. Resaltan su continuada solidaridad con el proceso bolivariano o remarcan sus discrepancias con otros firmantes.
Pero lo más significativo ha sido la rápida y generalizada reacción que suscitó el documento antichavista y el gran rechazo que generó el planteo socialdemócrata. Ese impulso indujo a una súbita convergencia de intelectuales de la izquierda y el nacionalismo radical. Si este entrelazamiento se consolida, Venezuela habrá despertado un reencuentro del pensamiento crítico con las tradiciones revolucionarias de América Latina.                                                       

12-6-2017


RESUMEN


Los medios silencian la violencia de la oposición venezolana y la represión imperante en los gobiernos derechistas de la región. La estrategia de golpe institucional afronta serios límites, pero la izquierda debe confrontar con esa amenaza, apoyando decisiones antiimperialistas y distinguiendo el boicot capitalista de la inoperancia oficial.
Siguiendo pautas socialdemócratas, el pos-progresismo objeta al chavismo, desecha el peligro golpista e identifica erróneamente al autoritarismo. Los dogmáticos  ignoran al enemigo principal y convergen con los conservadores o se deslizan hacia una pasiva neutralidad.
La derecha sólo pretende comicios que le aseguren primacía. En condiciones muy adversas la Constituyente reabre oportunidades y suscita un reencuentro de la intelectualidad radical.

LECTURAS ADICIONALES


Mazzeo, Miguel Venezuela: sobre defecciones y oportunismos, 11-5-2017,

Houtart, François La Venezuela de hoy y de mañana, 24-5-2017, http://www.jornada.unam.mx/2017/05/24/opinion/023a2pol

Almeyra, Guillermo. Venezuela: la prioridad absoluta

Olmedo, Beluche La Asamblea Nacional Constituyente y la lucha por una salida obrera, popular y socialista a la crisis venezolana, 15-5-2017, https://www.aporrea.org/actualidad/a246009.html

Boron, Atilio. Venezuela: no callar, pero para decir la verdad 17-5- 2017 https://latinta.com.ar/2017/05/venezuela-no-callar-pero-para-decir-la-verdad/17

Guerrero, Modesto Emilio. La prueba histórica de Maduro Por Guerrero

Curcio, Pasqualina ¿Entonces, dónde estaban los billetes de 100 bolívares?

Cieza,Guillermo.Tres hipótesis para el actual momento que vive Venezuela Bolivariana. 23-11-2016 http://www.resumenlatinoamericano.org/2016/11/23/tres-hipotesis-para-el-actual-momento-que-vive-venezuela-bolivariana/

Bacher, Norberto. EL IMPERIALISMO QUIERE ACABAR CON VENEZUELA.,

23-4-2015, http://redcritica.net/?p=262

Toledo, Enrique. Comentarios a la Entrevista de Eduardo Lander, 22-4-2017






[1] Economista, investigador del CONICET, profesor de la UBA, miembro del EDI. Su página web es: www.lahaine.org/katz


[2]Teruggi, Marco. Radiografía de la violencia en Venezuela, 14-5- 2017. http://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/columnistas/1/radiografia-de-la-violencia-en-venezuela


[3]Siris Seade, Pablo. Las nuevas víctimas de las guarimbas en Venezuela, 20-05-2017,

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=226887


[4]Cieza, Guillermo. La derrota política de la derecha venezolana, 7-6- 2017, www.resumenlatinoamericano.org/2017/06/07/la-derrota-politica-de-la-derecha-venezolana/


[5]Boron, Atilio. Venezuela sumida en la guerra civil, 26-5-2017, www.jornada.unam.mx/2017/05/26/opinion/018a1pol

Boron, Atilio. La “oposición democrática” en Venezuela: peor que el fascismo 25-4-2017, http://www.cubadebate.cu/opinion/2017/04/25/la-oposicion-democratica-en-venezuela-peor-que-el-fascismo/#.WTx8T2g1_IU


[6]Aznárez, Carlos. La cuestión es impedir que el fascismo se adueñe de Venezuela, 22-5-2017, http://www.resumenlatinoamericano.org/2017/05/22/la-cuestion-es-impedir-que-el-fascismo-se-adueno-de-venezuela-por-carlos-aznarez/


[7]-Pineda, Manu, La mentira como herramienta de guerra en Venezuela, 29/05/2017.http://www.eldiario.es/contrapoder/mentira-herramienta-guerra-Venezuela_6_648195186.html


[8]Teruggi,Marco. Análisis del esquema de la ofensiva paramilitar, 24-5-2017,https://hastaelnocau.wordpress.com/2017/05/24/analisis-del-esquema-de-la-ofensiva-paramilitar/


[9]Bracci Roa, Luigino. Lista de fallecidos por las protestas violentas de la oposición venezolana, abril a junio de 2017, 9-6-2017,

http://albaciudad.org/2017/06/lista-fallecidos-protestas-venezuela-abril-2017/ 


[10]Restrepo Domínguez, Manuel Humberto.46 líderes asesinados evidencian una política del horror, 22/05/2017. http://www.alainet.org/es/articulo/185633


[11]TRIAL International, Informe de seguimiento presentado al Comité contra la Desaparición Forzada, 2-2- 2017https://trialinternational.org/wp-content/uploads/2017/02/FINAL-InformedeseguimientoCED-MEX2017.pdf


[12]TelsurTV. Asesinan a Berta Cáceres, líder indígena de Honduras. 3-3-2016. http://www.telesurtv.net/news/Asesinan-a-Bertha-Caceres-lider-indigena-de-Honduras--20160303-0016.html


[13]Teruggi, Marco. Llegó la hora Venezuela, 28-5-2017, http://www.resumenlatinoamericano.org/2017/05/29/llego-la-hora-venezuela/


[14]Cieza, Guillermo. La derrota política de la derecha venezolana, 7-6- 2017, www.resumenlatinoamericano.org/2017/06/07/la-derrota-politica-de-la-derecha-venezolana/



[15]Rodríguez Porras, Simón. Nueve errores de Claudio Katz sobre Venezuela, 11-5-2017. http://laclase.info/content/nueve-errores-de-claudio-katz-sobre-venezuela/


[16]Cabrera, Ángel Guerra. Venezuela, situación de peligro, 25-5-2017,

https://lapupilainsomne.wordpress.com/2017/05/25/venezuela-situacion-de-peligro-por-angel-guerra-cabrera

Luzzani, Telma. El plan destituyente del Pentágono y el secretario de la OEA, 30-3-2017, https://www.tiempoar.com.ar/articulo/view/65767/el-plan-destituyente-del-penta-gono-y-el-secretario-de-la-oea-por-telma-luzzani


[17]Rodríguez Porras, Simón. Nueve errores de Claudio Katz sobre Venezuela, 11-5-2017. http://laclase.info/content/nueve-errores-de-claudio-katz-sobre-venezuela/


[18]Rodríguez Porras, Simón. Nueve errores de Claudio Katz sobre Venezuela, 11-5-2017. http://laclase.info/content/nueve-errores-de-claudio-katz-sobre-venezuela/


[19]Lander, Edgardo. “Sociólogo venezolano cuestiona la “solidaridad incondicional” de la izquierda latinoamericana con el chavismo, 23-3-2017. https://ladiaria.com.uy/articulo/2017/3/sociologo-venezolano-cuestiona-la-solidaridad-incondicional-de-la-izquierda-latinoamericana-con-el-chavismo/


[20]Svampa, Maristella. CARTA ABIERTA AL CAMPO MILITANTE PROCHAVISTA DE LA ARGENTINA, 5-6-2017, http://www.lateclaene.com/maristella-svampa


[21]Svampa, Maristella; Gargarella, Roberto. El desafío de la izquierda, no callar, 8-5- 2017,

https://www.pagina12.com.ar/36336-encrucijada-venezolana


[22]VVAA, LLAMADO INTERNACIONAL URGENTE A DETENER LA ESCALADA DE VIOLENCIA EN VENEZUELA.30-5- 2017, http://www.cetri.be/Llamado-internacional-urgente-a?lang=fr


[23]VVAA. ¿Quién acusará a los acusadores?, 5-6-2017, http://www.humanidadenred.org.ve/?p=8134


[24]Svampa, Maristella. CARTA ABIERTA AL CAMPO MILITANTE PROCHAVISTA DE LA ARGENTINA, 5-6-2017, http://www.lateclaene.com/maristella-svampa


[25]Rodríguez Porras, Simón. Nueve errores de Claudio Katz sobre Venezuela, 11-5-2017. http://laclase.info/content/nueve-errores-de-claudio-katz-sobre-venezuela/


[27]Altamira, Jorge. Constituyente “a la Maduro”, 18-5-2017 http://www.po.org.ar/prensaObrera/1458/internacionales/constituyente-a-la-maduro-1


[28]Bazzan, Gustavo. El reclamo de Atilio Borón a Nicolás Maduro para "aplastar" a la oposición en Venezuela, 30-5-2017, https://www.clarin.com/mundo/reclamo-atilio-boron-nicolas-maduro-aplastar-oposicion-venezuela_0_rylWQfs-W.html


[29]Carcione, Carlos. Las “lecciones” de algunos intelectuales de la izquierda: ¿Quiénes son los sepultureros del proceso bolivariano?, 16-5-2017, http://questiondigital.com/las-lecciones-de-algunos-intelectuales-de-la-izquierda-quienes-son-los-sepultureros-del-proceso-bolivariano/


[30]STALIN PÉREZ BORGES.Movimiento EN LUCHAS: la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente es un reto que debemos asumir, 9-5-2017, https://www.aporrea.org/actualidad/n308188.html


[31]Giménez, Gustavo. Venezuela: una Constituyente trucha, 11-5-2017, http://mst.org.ar/2017/05/11/venezuela-constituyente-trucha/ 11111-5-2017 Mayo, 20171 Mayo, 2017


[32]VVAA. Declaración sobre Venezuela: Intelectuales en solidaridad con el pueblo bolivariano, 5-6-2017, http://www.barricadatv.org/?p=6842

VVAA. LUCHAS y otras organizaciones se pronuncian por una salida democrática, revolucionaria y socialista a la crisis venezolana https://www.aporrea.org/actualidad/n309714.htm


Venezuela: El Viceministro Nelson Hernández miente ¿o miente el Ministro Jorge Arreaza?

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El Viceministro Nelson Hernández miente ¿o miente el Ministro Jorge Arreaza?



Sociedad Homo et Natura

La Pluma


El Ministro Jorge Arreaza en varias ocasiones ha manifestado públicamente que sólo explotara carbón existente en Mina Norte (274 MM/T) y Paso Diablo (1.141 MM/T). No así el carbón existente en las cuencas del río Socuy (1.618 MM/T) y Cachirí (273 MM/T); con un total de 3.006 MM/T de carbón: 1.139 MM/T a cielo abierto y 1.867 mina subterránea.


Pero el Viceministro de Desarrollo Minero Ecológico Nelson Hernández afirma que CARBOZULIA será la primera empresa productora de carbón en LATINOAMÉRICA (Prensa Carbozulia | Miércoles, 07/06/2017 06:38 AM), o sea mayor que Colombia donde una de sus minas es la mina más grande del mundo a cielo abierto Cerrejón, entonces mirémonos en esto espejo de lo que está sucediendo en la Guajira colombiana por culpa de las empresas Glencore, BHP Billiton y Anglo American Coal ante la mirada complaciente de la oligarquía colombiana santanderiana. Esta realidad es lo que quiere el Viceministro Hernández para la Guajira venezolana.


Recordemos que el Gobernador Arias y su amigo Soto Luzardo no quieren a Arreaza ni mucho menos a Ríos la nueva de CAROZULIA. (Aunque siendo sincero ni a Maduro Moros ni a Chávez Frías), sólo tienen intereses.


La BHP y Anglo ya tienen en el Zulia y Caracas a sus zamuros, comprando carbón de Paso Diablo, mina contaminante, destartalada y saqueada por la Directiva de CARBOZULIA y CARBOZULIA INTERNACIONAL, donde tienen unas atentas y diligentes damas.


Creo que el que miente es el Viceministro. Pero que sucedería si Arias Cárdenas y Fernando Travieso del lobby carbonero empresarial mundial logran sacarlo a Arreaza del ministerio. Y las sabias y calculadoras empresas chinas, (según estudios realizados por Pdvsa, le exigen a Maduro Moros para financiar las Mina Norte (174 MM/T a cielo abierto y subterránea 100MM/T) y Paso Diablo (385MM/T y 756 MM/T) también explotar los carbones del Socuy (510 MM/T y 808 MM/T) y Cachirí (70 MM/T y 203 MM/T) ya que el carbón existente en el río Guasare no le alcanza para recuperar la inversión de minas, vía ferroviarias vía ferroviaria Santander, Colombia /La Fría/Golfo de Venezuela, Puerto Bolívar/Pararu/Golfo de Venezuela y la caroeléctrica de Arias/Soto Luzardo en la Mina Paso Diablo. Meteríamos a Colombia/EEUU en el Golfo de Venezuela, los cual significa perder su soberanía y la del Zulia todo. Esta realidad no la sabe Jorge Arreaza y su directora de CAROZULIA, menos su Viceministro Hernández.


Como aquí vamos hacer potencia minera, aquí en nuestra patria el impacto será peor, pues las minas serías por lo tanto más grande y de mayor producción de toneladas métricas de carbón al año, Tremenda locura.


Veamos que dice Susanne Schuster:

"La mina pertenece a partes iguales a las multinacionales Xtrata (absorbida en mayo de 2013 por el consorcio de materias primas Glencore), BHP Billiton y Anglo American, que cotizan en la Bolsa de Londres. El carbón extraído en El Cerrejón se destina casi en su totalidad a la exportación hacia los países ricos industrializados, mientras que la población local tiene que sufrir frecuentes cortes de energía. En la actualidad se exportan anualmente 32 millones de toneladas de carbón, principalmente a Europa y Norteamérica, y se espera poder alcanzar los 40 millones.



La zona en la que se encuentra la mina está habitada por el pueblo indígena Wayuu, por afrocolombianos, comunidades de campesinos y otros grupos indígenas. Antes de la llegada de las multinacionales estos pueblos vivían de la pesca, la ganadería, la caza y la agricultura destinada a la alimentación. Pero la continua expansión de la mina ha expulsado de sus tierras a alrededor de 60.000 personas, a menudo de forma violenta. Pueblos enteros han sido destruidos o se los ha tragado la tierra por la acción de las excavadoras. El primero en desaparecer fue el pueblo Manantial, en 1986; Roche, Chancleta, Tamaquitos, Tabaco, Palmarito, El Descanso, Caracoli, Zarahita o Patilla son sólo algunos de los muchos que corrieron la misma suerte...


La defensa de una nación: nuevamente de la moral débil de la víctima a la moral del alzado

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La defensa de una nación: nuevamente de la moral débil de la víctima a la moral del alzado



Roland Denis

Aporrea


La débil “moral de la víctima” utilizada por dos campos políticos confrontados

Me han impresionado mucho los mensajes de desvanecimiento nacional que se cruzan entre artículos y correrías mediáticas de las redes sociales. Preparar un país para su desvanecimiento final a través de una larga estrategia de penetración paramilitar y bandolerismo, desgaste financiero completo, destrucción de su industria y finalmente lo que tenemos frente a nuestros ojos: una hiperinflación que destruyó la base mínima del salario, es convertir a una sociedad aprisionada por un capitalismo por demás de parásito como es el modelo rentista a una nación sin capacidad de reconocimiento, donde el espejo desde donde nos miramos y penetramos por el contrario de la fantasía multicolor y biodiversa de Alicia, es una suerte de basurero de carbón que en cualquier momento nos come en su candela.


La derecha, poniendo sus muchachos (unos valientes e ilusionados en una batalla que nunca será de ellos, otros comprados, otros lumpen oportunistas, otros verdaderas redes del comando violento de la ultraderecha), a morir para glorificar mediáticamente un movimiento que todos los días hace más evidente su cuadratura con los polos más reaccionarios imperiales, es la víctima de un terrible y sanguinario gobierno acusado por la bocaza de uno de los mayores genocidas de América como lo es Alvaro Úribe; héroe de esta pandilla que dirige a la oposición. Activa, protestante, sin ninguna imaginación que no sea el vaciamiento continuo de las masas medias y pobres que la siguen empobrecidas y rabiosas, la derecha en su conducción vertical y archipersonalista, sin un miligramo de democracia interna (todo es conducido desde unos diez individuos incuestionables), su papel es liquidizar toda forma de insurgencia popular real y desviar los ímpetus hacia una nadificación continua de una protesta cada vez más violentista que no sugiere otra cosa que terminar de tumbar el árbol seco del chavismo gobernante y sembrarse de lleno, y de manera absoluta, en el nuevo modelo de poder naciente en nuestro continente y que el maravilloso Gustavo Cisneros ya le puso referente, dirá: “la Venezuela poschavista tiene que seguir el modelo de Macri” (que cinismo el que negoció con Hugo Chávez y multiplicó por fuera del país sus riquezas tres veces gracias a este consuelo presidencial y su condición de testaferro de la familia Bush). Bajo el eje Brasil-Argentina, y la red mediática mundial ha construido todo un escenario para convertir en una relación de la protesta y estado en una relación ciudadano-víctima de un gobierno atroz, con las consecuencias mundiales legales y de presión que aprietan todos los días.


La Guardia Nacional, siguiendo su causa casi ontológica, ha sido en demasiadas oportunidades una bestia de la represión y los asesinatos que están por comprobarse, del allanamiento declarado, de robos, etc. Es decir, ha sido lo que es. Pero esto es solo el evento necesario para fundir el armatoste imperial, ya no sobre el gobierno seco sino sobre la nación. “¡Se desmorona entonces la nación!”… porque no hay sujeto que la sostenga. El sujeto nadificado de la protesta no solo no habla sino es parte de un debilitamiento sostenido de una moral débil, los guerreros sin causa otra que la negatividad pura del “vete Maduro” terminan siendo las víctimas de su sin sentido. Un sujeto debilitado que así es como sirve a los intereses que están detrás, sin inteligencia propia y estratégica, sin pensamiento político de ningún orden que no sea “democracia, instituciones, ley, obediencia”; el simplismo reaccionario más torpe y aéreo. Víctimas de esa moral de la víctima; perfectos juguetes colonizados; allí sí podemos hablar de verdaderos instrumentos del imperialismo, con la bandera nacional al revés y a la espera de sus héroes políticos y empresariales de rancia blancura.


Sigue el escenario de gobierno haciendo uso de lo mismo y sin darse cuenta (o vaya a saber si la conspiración interna es tan grande que lo hacen a propósito) que ante la situación de debilidad política objetiva, donde pierde legitimidad y credibilidad día a día, se lanza por medio de un discurso barato de una izquierda que pareciera que solo aprendió a ser la víctima de enemigos mayores, a justificar lo injustificable, lo realmente atroz que no son los Guardias Nacionales, aunque rayen el límite, sino la completa depauperación de la sociedad, de sus clases más pobres y sin capacidad de ponerle coto a nada. Los bandidos internos tienen el circo gubernamental totalmente copado, y en su tragedia son los que sostienen al propio gobierno. Lo cierto es que a cada una de las situaciones hay un imperio atrás que las provoca. En otras palabras: aquí no hay gobernabilidad responsable de nada, ni siquiera de sus actos prometidos; ya no hay ni misión vivienda culpa del imperialismo. Y es tan monstruoso ese imperio que la Delcy Rodríguez, en su lenguaje victimizante obsesivo, termina confundiendo lo político-estratégico con lo situacional. Se caen los apoyos del Caribe, verificándose una situación porque Venezuela ya no puede sostener la estrategia petrolera del Caricom, por una Pdvsa que se comió por dentro y donde “el imperio” desde Exxon hasta los chinos –cada quien puso su parte, no porque el imperio le pagó al embajador de la OEA–, pero la “chilindrina”, como la llaman, dirá que es una estrategia del imperio, siendo nosotros como nación, las víctimas eternas de ese monstruo. Ahora veremos cómo reconstruir una industria central lo que se advirtió por “los traidores” diez mil veces.


Lo interesante entonces es ver cómo desde el más gobiernero hasta el ojo crítico y disidente del chavismo, adoptó por igual los lenguajes de la moral débil de la víctima: “de la nación que se desmorona”, víctima del horroroso imperialismo. Y como Pilatos, dicho y hecho, se lavaron las manos.


El lugar hoy de la insurgencia del alzado

Aquí no estamos jugando a posición centrista alguna. Aquí no vamos a hacerle el juego a posición de poder alguna por acercarse a él y menos en su versión imperial que ya lo vemos sobre las costas, pareciendo tan distinto y a la vez tan igual, tal y como le ha pasado a los juegos democratistas y centristas de la “tercera vía” para fines electorales o cual sea. El único 3 posible es “otra política”, pero ella no puede, comenzar siendo sin asumir su propia responsabilidad en esta historia, y sin diferenciar tres cosas principales: gobierno-nación-resistencia. Nos toca resistir efectivamente; defender a nuestra nación por encima de todo, que es el punto de partida, este o cualquier gobierno que venga, sabemos que es muy poco con lo que podremos contar a tal efecto, y ojalá estemos equivocados. Las FANB en cualquier momento se quiebran, pero igual, como nunca están tan lejanas al pueblo en lucha… Pero aquí no somos víctimas de nadie, y menos de quienes juegan desde sus respectivos lugares de manipulación a las víctimas de su enemigo. Nuestro enemigo es la horrorosa lógica capitalista y los sujetos que la dirigen desde el mando industrial militar y bancario, que se ha afincado sobre nosotros de manera bestial en los últimos años, utilizando a gobierno, oposición y factores de la sociedad civil para debilitar al punto 0, nuestra capacidad de defensa, de soberanía territorial, técnica y alimentaria y, concretamente, toda posibilidad de sueño transformador, hasta convertirnos en vendedores baratos a un solo comprador de las riquezas sobre las cuales esta nación está viva y parada.


Pero aún así debemos posicionarnos desde “la moral del alzado”. Frase del filosofo Alain Badiou, que ve en su libro sobre la ética, refiriéndose al caso Palestino, precisamente el pueblo que al perder su vitalidad, su capacidad de sentirse autosuficiente y con el ímpetu de una voluntad trascendente a su precaria situación, como lo fueron los ejemplos de las intifadas, regresa a la condición del pueblo sometido de nuevo a la caverna que supone sentirse quebrado y víctima eterna del sionismo, sometido desde las burocracias laicas y religiosas a la “moral de la víctima”. Quien se alza sobre su debilidad es quien se reconstruye utilizando las fuerzas que le son propias y, que antes de ser recursos materiales o despliegue político, es una moral guerrera que se alza sobre la realidad concreta, es decir lo primero que violenta es su propia realidad.


Volvemos a reiterar, aquí no está ni perdida ni deshilachada ninguna nación, por el contrario nuestro pueblo día a día sobrevive casi de manera milagrosa incluso al acecho de quien una y otra vez le repite “estás perdido” o lo utiliza a la sobrevivencia de unos burócratas. Divulgando el orgullo de ser lo que somos y partiéndole el espinazo político, es decir su base popular explotada, a cuanto traidor se asienta ahora en las lides del poder, este país se reconstruye en tiempos igualmente milagrosos.


Un fenómeno interesante, una ilusión provisional pero fuerte es lo que ha creado la esfera de encuentros de los candidatos a constituyente, sin estar idealizando nada ya que se trata de un movimiento implosivo –el chavismo– que a estas alturas, en sus franjas más nobles sobrevive de la pura lealtad al símbolo de su nacimiento. Esa maniobra politiquera e inservible a las necesidades de hoy para quienes bloquearon la revolución popular desde los mandos de Estado y que ahora la utilizan como mecanismo para su eternidad en el poder, les puede, al menos en las próximas semanas, salir el tiro por la culata. Si por pactos obligados, dadas las resquebrajaduras cada vez más evidentes del poder constituido, incluidos militares, por la inconstitucionalidad de la convocatoria, y la presión internacional e interna de la oposición, a Nicolás se le ocurriese negociar los tiempos y formas de esa constituyente, a cambio de elecciones o lo que sea, tendrá que enfrentarse a la base popular que lo sostiene en el poder, siendo de los últimos pero más impetuosos niveles de convocatoria que le quedan. Ilusionada, cuestión que ya advertimos y será sólo por unas semanas, pero esperanzada al fin, y junto a un repudio generalizado al gobierno pero esta vez de clases populares, la lucha puede transformarse ahora sí en otra cosa; es decir en un verdadero evento político. La razón es muy simple, por ilusión, por una esperanza que vuelve a re-sentirse, esos sujetos ya no actúan desde la moral del débil, de la víctima. Constriñen entonces los pactos de élites, y el terreno regresa a la verdadera lucha política (de poder, de visiones de mundo) entre ricos y pobres. En estas semanas esos pocxs, a pie descalzo, pero demasiado significativos a nuestra historia van a volver a imaginar el mundo de su deseo.


El debate reaparece descarnado destapándose el espíritu del 2002, donde se une el candidato de base y la rabia sin canalización aún de la depauperación social, que la oposición ha convertido en un líquido agresivo o muy inocente pero en el fondo pasivo y mudo. Por supuesto que esa constituyente la van a controlar desde los mandos autocráticos, incluso sus contenidos y texto que ya deben estar maqueteados, dada la imposibilidad o incapacidad por años de fabricar esa fuerza autónoma en esa “otra política” que hubiese demarcado el fin de tanto uso político del movimiento revolucionario de masas. Pero la propia ANC se ha tenido que montar a elegir rápido porque cualquiera de estos entiende que el proceso popular auténticamente constituyente que se dispara en la imaginación colectiva, en el “intelecto emocional” como diría el líder kurdo Öcalan, les puede crear una sorpresa que quiebra sus intereses propios de reproducción en el poder, y sembrar a contrapelo los fundamentos de una “moral del alzado” renovada.


Si el asambleismo y la decisión de base reaparece en las próximas semanas se jodieron los imperios y sus instrumentos internos fuera y dentro de gobierno y los patiquines de la oposición. Por ello los estudios tan “políticos” que mil veces les dan vuelta a las hipótesis de que pasa si hay pacto o confrontación, que hay detrás de la fiscal, etc., jamás tienen en cuenta que todo acontecimiento de ruptura se crea muy lejos de allí, es un problema de barrios y campos; no son eventos como diría un buen marxista de la “superestructura política” sino de sus laberintos subterráneos previamente in-ubicables. “Otra política”, es también una metodología abierta para entender estos fenómenos que son siempre inadvertibles desde los lugares más insólitos del laberinto socio-político y cultural de un pueblo.



Nuestra nación no está ni vencida ni es la víctima de nada. Nuestra nación por el contrario empieza a sentirse de nuevo en su fortaleza escondida. Alzado quiere decir con el pecho enfrente y el orgullo de ser, de hacer, de pensar como copartícipe un mundo que al mismo tiempo por ética propia debe negar e inventar su propia ruptura; es decir, ser política y estratégica. Y así como diría bravo al menos por espíritu a muchos candidatos de base, también lo podríamos decir de muchachos que una tarde le sumaron una molotov a una tanqueta de la Guardia guiados por una fuerza inconsciente eufórica, que solo un verdadero movimiento insurgente, catalizador de la sangre de nuestro pueblo, con un claro sello de clase, podría convertirse en una verdadera fuerza de liberación. Defender nuestra nación, abrir el espíritu a lo insólito del mundo, desechar toda mentalidad de víctima, es también tarea de quienes perdemos –o ganamos– algo de nuestro tiempo poniendo palabras que el viento hace volar como las hojas donde se escriben.

Venezuela : Resolución de la Asamblea Continental del Comité para la Abolición de las Deudas Ilegítimas – Abya Yala Nuestra América (CADTM / AYNA)

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Venezuela : Resolución de la Asamblea Continental del Comité para la Abolición de las Deudas Ilegítimas – Abya Yala Nuestra América (CADTM / AYNA)



Bogotá, 27 de Abril de 2017

por CADTM AYNA


El Comité para la Abolición de las Deudas Ilegítimas (CADTM), en su expresión suramericana, latinoamericana y caribeña (CADTM/AYNA), en el marco de su Asamblea Continental 2017, realizada en Bogotá, Colombia, del 24 al 27 de abril de 2017, ha discutido la situación venezolana, en el contexto de la situación latinoamericana – caribeña y mundial, con énfasis en los temas y objetivos que definen sus ámbitos de actuación, como son los que conciernen al sistema de dominación de la Deuda Pública (Externa e Interna) como instrumento de la dominación capitalista global sobre los pueblos del mundo, entre otros mecanismos fundamentales.

En este sentido, en pro de la defensa de la soberanía de la República Bolivariana de Venezuela y de su pueblo, así como de las conquistas logradas en el transcurso de la revolución bolivariana, manifestamos nuestra convicción y certeza de que para la reafirmación de esa soberanía y la preservación de tales conquistas sociales, económicas y democráticas, es esencial que se le dé prioridad a la satisfacción de las necesidades del pueblo, frente al pago de la Deuda Pública (Externa e Interna), como una vía para enfrentar la crisis actual y poder destinar el grueso de los recursos a la recuperación del país y a hacer valer su independencia.

Por ello, reiteramos nuestra disposición de acompañar las iniciativas populares orientadas hacia el logro de la suspensión del pago de la Deuda, que permita la liberación de recursos para atender y superar la emergencia en la que se encuentra el país y que pone en juego su proceso emancipatorio. Ponemos al servicio del pueblo venezolano, de sus movimientos sociales y populares, así como del gobierno nacional, nuestra experiencia de lucha en torno al tema de la Deuda y nuestros conocimientos relacionados con procesos de Auditoría Pública y Ciudadana de la Deuda en varios países (Ecuador, Grecia, Brasil, auditorías municipales en España, entre otros casos), con el fin de contribuir a que dicha Auditoría pueda realizarse en la República Bolivariana de Venezuela, para detectar componentes ilegítimos de la Deuda y dar base a la aspiración y a la urgencia de poder utilizar las divisas recuperadas para el beneficio del pueblo y del disfrute de sus derechos. Entendemos esta Auditoría con una perspectiva integral que englobe la Deuda Financiera, Deuda Ecológica, Deuda Histórica y Deuda Social, como incluso lo propuso Hugo Chávez públicamente en 2006 en el marco del Foro Social Mundial realizado en Caracas. Ratificamos laexhortación y ofrecimiento de apoyo al pueblo y al gobierno venezolano para la realización de esa Auditoría, aprobada por el CADTM / AYNA en la Asamblea Mundial de la Red CADTM en Túnez 2016.

La realización de dicha Auditoría, que ha sido reivindicada durante años por el Capitulo Venezuela del CADTM (la Red Venezolana Contra las Deudas) y actualmente por la Plataforma para la Auditoría Pública y Ciudadana, está estrechamente relacionada con el ejercicio del derecho a la información sobre los asuntos públicos y con la obligación que al respecto tienen los funcionarios del Estado, que deben proporcionarla, tal como está establecido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en las leyes anticorrupción y en las leyes del Poder Popular que se refieren a la Contraloría Social. El conocimiento y la participación social son fundamentales para la democracia y para la soberanía de los pueblos.

Tomando en cuenta lo anterior, proponemos la creacion de una Comisión Internacional de Apoyo a las promotoras y los promotores de la Auditoría Pública y Ciudadana de la Deuda en Venezuela.

Por otra parte, considerando la coyuntura actual que atraviesa la nación venezolana, en la que afloran operaciones injerencistas e intervencionistas desde la OEA y desde los EE.UU, expresamos nuestro rotundo rechazo a toda forma de injerencia e intervencionismo que atente contra la soberanía venezolana como pueblo y como nación; así como condenamos tajantemente todas las amenazas y maniobras que se intentan o imponen contra Venezuela al servicio de intereses externos y apetitos capitalistas. Aspiramos a que los conflictos venezolanos se resuelvan por la vía pacífica, democrática y constitucional y no a través de la violencia.

Finalmente, abogamos por que se dé apertura en Venezuela al debate público sobre el tratamiento del tema de la Deuda y sobre el reclamo de una Auditoría Pública y Ciudadana, así como de temas sensibles relacionados con la búsqueda de opciones de reemplazo del modelo rentista-extractivista, con sus expresiones, como el Arco Minero del Orinoco, estrechamente conectado con el sistema de la deuda, que genera profundas preocupaciones sobre sus impactos ambientales, socioculturales y en materia de dependencia respecto al capital transnacional.


Aspiramos a que se brinden desde las instituciones todas las facilidades democráticas para que sean tomadas en cuenta las preocupaciones, denuncias y alertas, los aportes de investigación y las propuestas alternativas liberadoras.

Violencia y gobernabilidad ante una nueva fase del extractivismo en Venezuela

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Violencia y gobernabilidad ante una nueva fase del extractivismo en Venezuela


Emiliano Teran Mantovani*

No hay prioridad más alta en Venezuela en la actualidad: evitar, desactivar (o detener) la guerra. El horizonte de paz más próximo es apenas el no desbordamiento masivo de todas las estrategias y pulsiones de muerte que se reproducen en el país. Expresiones extremas de violencia y barbarie; destrucción del entorno cotidiano; sectores radicalizados y fascistizados de la oposición venezolana que, a nuestro juicio, son el principal detonante de la situación; declaraciones y políticas gubernamentales soberbias, desafiantes e irresponsables; represión subida de tono y excesos de los cuerpos de seguridad del Estado; actores armados informales; la política exterior estadounidense más agresiva y frontal contra Venezuela en toda la historia republicana de nuestro país; los señores de la guerra. Todo un cúmulo de actores que unido a condiciones materiales y diversos factores sociales nos han acercado al filo del abismo en el que nos encontramos.

Los dramáticos costos del desbordamiento de una guerra serían cargados principalmente en los hombros del campo popular, en los tejidos sociales, en la vida en sus territorios. Los ‘ganadores’ serían otros, en lo fundamental (aunque no únicamente) actores foráneos y transnacionales. Y las condiciones para la subsistencia y luchas de los pueblos y comunidades quedarían arruinadas. El fin de ciclo progresista en Venezuela se habría coronado con esta fase superior del “capitalismo del desastre” (Naomi Klein dixit).

En esta situación es urgente y esencial recuperar el sentido, rescatar las facetas más democráticas que se han evidenciado en las expresiones populares en los últimos años en el país, reencontrarlas, articularlas, hacerlas masa crítica. Sumar rápidamente sensateces, configurar nuevas alianzas, re-abrirle caminos a la política. Crear deslindes con la cadena de agresiones políticas que desde la oposición y el Gobierno nacional nos han traído a la situación actual. Denunciar claramente y con fuerza los factores foráneos que promueven la violencia con sus políticas y declaraciones, los brutales cercos mediáticos internacionales contra Venezuela y la política intervencionista del gobierno estadounidense, que amenaza con hacernos mucho daño. En fin, organizarse para la paz, en vez de seguir avanzando hacia el precipicio al cual nos dirigimos. Nadie ha dicho que es cosa fácil, pero no tenemos otro camino.

No obstante, conviene pensar también qué se está desarrollando en las entrañas de este proceso. Si en el corto plazo sorteáramos el desbordamiento de la beligerancia, es necesario reconocer que esa construcción de la paz en realidad será un camino largo. Pactos, acuerdos y negociaciones, grupos de interés en disputa y requerimientos de estabilidad política interna, la potencial construcción de nuevas hegemonías, están también en el escenario próximo, pero se sostienen sobre un hecho ineludible: las bases materiales que generan las condiciones para una alta intensidad del conflicto político y social persisten. La grave crisis del modelo rentista petrolero no es, a nuestro juicio, una circunstancia coyuntural:

  • hay una enorme volatilidad de los precios internacionales del petróleo, lo que volatiliza la economía venezolana;
  • el país está inexorablemente enganchado a los menos rentables y demandantes crudos pesados y extra-pesados (Faja Petrolífera del Orinoco);
  • se están desarrollando importantes cambios en el mercado energético global –dominado por los hidrocarburos– al tiempo que la OPEP tiene cada vez menos incidencia geopolítica;
  • esto implica que cada vez hay mayores dificultades para la captación de la renta petrolera, lo que además se vería agravado ante un proceso de flexibilización económica que favorecería aún más a las corporaciones transnacionales, en detrimento de la captación de excedentes del Petro-Estado venezolano;
  • pero no solo esto: las dificultades también se registran en la retención de la renta captada, la cual debe dirigirse en parte al pago de la deuda y sus servicios, o bien migra por fuga de capitales, entre otros factores;
  • la debilidad política del Petro-Estado y la crisis hegemónica potencian aun más la corrupción como forma de distribución de la renta, lo que dificulta sobremanera una centralización de la misma, y la puesta en marcha de políticas coherentes para salir de la crisis;
  • la severa crisis política, social e institucional también ha desestructurado buena parte de los canales de distribución rentística de la economía doméstica formal, prevaleciendo en cambio distribuciones a discreción y la economía informal;
  • el ejercicio de la violencia pasa a cumplir un rol más determinante en las capacidades políticas, institucionales y sociales para apropiarse de esta renta.
Estas condiciones materiales son ineluctables, evidencian los nexos entre la inestabilidad económica y la turbulencia política y al mismo tiempo nos señalan la configuración de nuevos esquemas de gobernabilidad y gobernanza. En este sentido, es necesario resaltar la relación que existe entre la re-estructuración del régimen de apropiación de la naturaleza (el relanzamiento y la reformulación del extractivismo en el país), de los mecanismos de captura y distribución de la renta (cambios en la arquitectura del capitalismo rentístico) y de los patrones de gobernabilidad y control social. Esta relación sufre transformaciones significativas en períodos de cambio histórico. El llamado “Pacto de Punto Fijo” (1958) se establecía en Venezuela sobre la base de hacer coherente los principios de una nueva gobernabilidad con los procesos de apropiación y acumulación de capital domésticos y transnacionales.

Pero los tiempos han cambiado. La reciente aprobación del proceso Constituyente del día 30 de julio convocado por el Gobierno nacional, o bien el llamado “Compromiso Unitario para la Gobernabilidad”[1]presentado el pasado 19 de julio por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), dan cuenta explícita de su necesidad de construir un nuevo marco de dominación y control social. Solo que ahora deben adaptarlo a las condiciones de la profunda crisis del modelo histórico petrolero rentista, inaugurado a principios del siglo XX; y a los marcos de una crisis económica global y de peligrosas tensiones geopolíticas.

El capital se filtra en las grietas de la crisis: rutas y coordenadas de una nueva fase del extractivismo
A pesar de nuestros dramas sociales y políticos, del caos existente, de la crudeza del conflicto, el capital foráneo negocia, con bajo perfil, se posiciona, avanza, gana concesiones, rompe obstáculos, echa raíces en nuestros territorios. La beligerancia y el desastre no le son ajenos; si por un lado es inestabilidad, por el otro es también oportunidad de negocios. En los acuerdos se van trazando rutas y coordenadas de nuevos ciclos de acumulación, se van delineando nuevos códigos, estructuras y geografías del extractivismo en Venezuela.

Podemos hacer un inventario general: ni la inestabilidad de los precios internacionales del crudo y el mercado energético mundial, ni el conflicto político nacional han detenido los acuerdos y las inversiones en la Faja Petrolífera del Orinoco, cinturón de petróleos no convencionales (pesados y extra-pesados) que, por sus costos y niveles de inversión e instalaciones requeridos, necesitan en cambio precios altos y estables. El objetivo: incrementar la producción. Desde principio de 2016 se ha anunciado la puesta en marcha de un proyecto para invertir unos US$ 9.000 millones para la perforación de 480 pozos, sobre lo cual se ha venido avanzando en anuncios y acuerdos desde entonces hasta la fecha.

China National Petroleum Corporation, Rosneft, Schlumberger, Horizontal Well Drillers, Baker Hughes, Halliburton, entre otras, resaltan entre las corporaciones que suscriben los últimos acuerdos. La clave del negocio está en profundizar la flexibilización económica de los marcos que los regulan, lo que el presidente de Petróleos de Venezuela, Eulogio Del Pino, ha llamado “régimen especial de inversiones” para que los proyectos logren su pleno desarrollo[2]. Facilidades económicas, tasas de cambio flotantes, zonas de desarrollo económico especial, socios foráneos que no solo participen accionariamente sino que ahora traigan el financiamiento necesario para los negocios (en lugar de los desembolsos de caja que asumía PDVSA)[3], y algo importante: la cobertura de esas retribuciones y deudas con las corporaciones se basa en los barriles que provengan del aumento de la producción[4]. Esto es, más extractivismo para poder pagarles. Es el modelo de negocios de la Faja del Orinoco, que se proyecta al resto de los sectores de nuestra economía extractiva.

Se cuenta también: la búsqueda de reconexión de pozos en el occidente de Venezuela (como los del Lago de Maracaibo), área de viejas explotaciones convencionales; relanzamiento de los grandes proyectos gasíferos offshore (como el Rafael Urdaneta), con el proyecto Cardón IV en la península de Paraguaná como punta de lanza, destacando la explotación del mega-campo ‘Perla’ en la cual la inversión ha sido 100% privada (Del Pino dixit) –Repsol (50%) y Eni (50%)[5]–; re-impulso y reactivación de obras de infraestructura para la exportación de commodities como el Puerto de Aguas Profundas de la península de Araya (13/6) orientado al comercio petrolero principalmente con el mercado asiático[6], la nueva fase de construcción del gaseoducto Venezuela-Colombia, el acuerdo de gaseoducto entre Venezuela y Trinidad y Tobago (PDVSA-NGC-Shell)[7] o los puertos para la producción de Carbozulia; nueva fase histórica de la minería, con el proceso de certificación de reservas, reactivación de minas que cayeron en el período de crisis o apertura de otras nuevas en todo el país, como el Arco Minero del Orinoco y la conformación de la empresa mixta ‘Siembra Minera’ (Gold Reserve, oro y cobre, empresa a la que el Estado venezolano adeuda  aproximadamente 992 millones US$)[8] para la explotación del proyecto "Las Brisas"; empresas mixtas y memorandos de entendimiento con compañías como Faoz (una incógnita), Afridiam (Congo) o China CAMC Engineering para explotar coltán en el municipio Cedeño, estado Bolívar; Endiama (Angola)[9], Guaniamo Mining Co. (EEUU) y empresas sudafricanas no anunciadas para explotar diamantes –en general las mineras junior suelen abrir el camino para la posterior aparición de las grandes corporaciones mineras–; pero también destaca la reactivación de las minas del proyecto de Lomas de Níquel (China Camc Engineering y Yankuang Group - sur de Aragua-Miranda)[10], reactivación de Carbozulia (mayo 2017) con miras a la estabilización y posterior expansión de la producción de carbón[11] (Inter American Coal, China CAMC Engineering  y Yankuang Group), sea en las minas ya existentes o en nuevas, como ‘Las Carmelitas’[12]; o finalmente proyectos más pequeños de minería no metálica para la extracción de fosfato en el Táchira, mármol en Anzoátegui (empresa Canteras y Mármoles) o sílice en Lara.

Pero estas redes del capital que crecen y se expanden, estos nuevos métodos y marcos de negocios, no sólo evidencian una reestructuración económica en desarrollo –ciertamente inestable, contingente y maleable–, sino también revelan una específica correlación de fuerzas muy negativa para regímenes de intervención y proteccionismo estatal, formas de nacionalismo económico, y para el campo popular y la naturaleza. En este escenario van prevaleciendo cada vez más los intereses y agendas del capital transnacional, que trazan las rutas más estables y predecibles del rumbo económico a partir del mapeo de los “recursos naturales”.

En esta específica correlación de fuerzas la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) no ha estado al margen ni ha sido espectadora pasiva. Muy al contrario, ha sido actor principal para ir configurándola, a través de métodos cada vez más extremistas que impulsan este escenario del ‘capitalismo del desastre’. Porque, aunque se declare en el “Compromiso Unitario para la Gobernabilidad” que “la justicia social es la prioridad” y los “desfavorecidos y vulnerables serán el objetivo central”, el horizonte constituyente de esta coalición política derechista conservadora ha sido neoliberal. En muchos casos sin secretos (como en el llamado ‘capitalismo popular’ de Maria Corina Machado). En otros, que son la mayoría de los casos, se esconden detrás de una retórica vaga y generalista sobre progreso, bienestar y desarrollo, sin mencionar la prevalencia de mecanismos de mercado, recortes, corporativización y desregulación. Pero a pesar de las sutilezas e intentos de hermetismo al respecto, siempre afloran estas voluntades y políticas neoliberales.

Por citar dos ejemplos recientes, el conocido empresario venezolano Gustavo Cisneros ha planteado que el modelo impulsado por Mauricio Macri en Argentina puede ser el idóneo para la Venezuela postchavista[13]; y aunque hayan criticado y sancionado hasta la saciedad el entreguista y devastador proyecto del Arco Minero del Orinoco, en mayo de este año el presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges, le aseguraba a las transnacionales mineras que asistían al ‘Latin American Downunder Conference’ en Australia que “una vez la democracia haya sido restaurada… las puertas estarán abiertas para recibir las inversiones” –our doors will be open to receive the investments[14], lo que va en consonancia con numerosas de las propuestas del bloque opositor de expandir el extractivismo en el país.

La pregunta que surge ante esta puesta en escena y el desarrollo y expansión de esta red de capitales foráneos en Venezuela, es qué tipo de modelo de gobernabilidad y control social pudiera estar gestándose de la mano de este proceso, y cuál podría ser el rol de la violencia en el mismo.

Adiós al ‘neo-extractivismo progresista’: violencia y nuevas gobernabilidades
Replicando el patrón histórico-colonial de la división internacional del trabajo y la naturaleza, las inversiones extranjeras en la crisis actual siguen dirigiéndose en proporciones considerables a los sectores extractivos –como se evidencia por ejemplo en el anuncio de ‘Alianzas Estratégicas’ entre el Gobierno Nacional y empresas extranjeras (21 de julio), donde el 92% de las inversiones era para minería y 8% para turismo[15]–. No solo no aparece el giro productivo para poder paliar la situación de precariedad económica interna, sino que el capital y las élites políticas locales establecen acuerdos de largo plazo que nos atornilla a un horizonte de extracción y despojo, vinculado a recortes y desregulación.

Se marcha el llamado “neo-extractivismo progresista”. El patrón que lo ha caracterizado se disuelve: la posibilidad de construir consenso social por la vía de la distribución masiva de las rentas presenta extraordinarios límites; la programática gubernamental sigue modificándose progresivamente; como ya se ha mencionado, continúan produciéndose cambios significativos en la correlación de fuerzas; y el contexto internacional va recrudeciendo aún más la competencia global por los “recursos naturales”.

En este sentido, y en relación a la gobernabilidad de este probable nuevo extractivismo, cabe preguntarse si las diversas formas de violencia que se han desarrollado en el país son sólo expresiones de un conflicto político coyuntural o en cambio estas también se instalan y se incorporan a los dispositivos de dominación, trazando las coordenadas de un régimen de control social en formación. Sus orígenes provienen de al menos tres escalas geográficas diferentes: una violencia imperial-geopolítica, una estatal-nacional y una social-molecular.

El contexto de intensa conflictividad y el colapso de la economía nacional han hecho prevalecer los marcos de un estado de excepción (que hasta el momento ha sido sectorizado), políticas de emergencia y conmoción, la creciente militarización de todos los ámbitos de la vida junto a mecanismos de intervención policial directa en barrios urbanos y rurales (como la llamada ‘Operación de Liberación del Pueblo’ - OLP). Esto no sólo se expresa en las actuales políticas del Estado, sino que se presenta como el horizonte de 'seguridad' de los partidos de la MUD. Recordemos que el líder de la oposición venezolana, Leopoldo López, ha señalado la necesidad de aplicar el modelo “exitoso” de seguridad del ex-presidente colombiano Álvaro Uribe Vélez, el cual podría emplearse de manera inmediata[16]. En el “Compromiso Unitario para la Gobernabilidad” 2017 de la MUD se expresa como uno de los primeros objetivos de “un próximo gobierno” el “Plan efectivo y contundente contra la inseguridad” (punto 1.3).


Resalta también el empleo de actores armados informales por parte de los grupos políticos en disputa, que ejercen formas subterráneas de control social, generando formas directas de represión y terror en la población.

Al mismo tiempo, el abanico de operaciones de intervención que han sido impulsadas al menos desde 2002 por los Estados Unidos para lograr el ‘cambio de gobierno’ en Venezuela se han hecho cada vez más explícitas e incisivas –vea las recientes declaraciones del director de la CIA, Mike Pompeo, sobre sus esfuerzos para lograr la ‘transición’ en el país[17]– y tienen notable incidencia en el desarrollo de la violencia en el país. Un potencial avance y triunfos de esta política norteamericana en Venezuela plantearía una transición desde mecanismos de financiamiento de operaciones de inteligencia y desestabilización hasta formas de militarización de impacto regional (en conexión con acuerdos como el Plan Colombia) y estrategias de contrainsurgencia como forma de controlar territorios.

Por último pero no menos importante, también se registra el aprovechamiento de las crecientes formas de violencia social-molecular producto de las contradicciones sociales y territoriales (pobreza, exclusión, masificación de la corrupción y la impunidad), en especial a través de la cooptación de grupos criminales (urbanos y rurales) y la canalización de expresiones de fascistización social (evidentes básicamente en sectores de oposición al gobierno) que no solo generan crímenes de odio e intento de aniquilamiento del 'enemigo' (chavista) sino una profunda intimidación y terror en la población en general.

La imposición del orden y la lucha contra 'agentes perturbadores' serán planteadas como los medios para la consecución de la ‘paz’ –la 'pacificación'. En estos casos es cuando la paz y la guerra se confunden más. Podríamos plantearnos reflexivamente la frase de Hanna Arendt cuando afirmaba en 1970 que la paz es la continuación de la guerra por otros medios. Para el caso venezolano, se han abierto ya nuevas preguntas sobre nuevas formas de poder, sobre la evolución de la estatalidad, sobre disputas territoriales por los bienes comunes. Y sobre todo, preguntarnos si terminaría de emerger una nueva versión de la economía de enclave del siglo XXI. Preguntas que además, tocan e interpelan a todo el resto de América Latina.

Resurgir del colapso del rentismo: re-existencias y la recuperación de las agendas propias de los movimientos populares
En Venezuela, todos los territorios y ámbitos de la vida cotidiana están en disputa. ¿Cuál es el horizonte, la estrategia, cuando la guerra y el estado de excepción van avanzando como régimen biopolítico para la acumulación de capital?

Cuando la paz es invadida de guerra, se va haciendo más difícil saber qué es y dónde se encuentra. A pesar de ello, ésta se convierte en una prioridad. Pero es necesario resaltarlo: organizarse para la paz implica reconocer que esta también se teje desde abajo, que supone que hay que ir hilándola, expresándola en la vida en los territorios, recreándola en las formas mínimas de convivencia, respeto, consensos, desplazando a la guerra de los espacios que busca ocupar, a través de resistencias y vida. Se trata del ejercicio de las re-existencias (como lo planteara Adolfo Albán), en la medida en la que se resiste a los diversos dispositivos de violencia, explotación, exclusión y despojo de la expansión capitalista, a través también de la reproducción de la vida, de su reafirmación a través de las prácticas cotidianas y la construcción de alternativas concretas.

Sin embargo, ¿cómo se puede enfrentar semejantes desafíos cuando el tejido social ha sido tan profundamente afectado, cuando se va desbordando el contrato social, cuando la barbarie se va normalizando, cuando se ha extraviado de tal forma el sentido en el país?

Nuevamente, hay que mirar adelante. Todavía hay mucho que rescatar. Aunque este socavamiento del tejido social nos atraviesa, no es una condición estructural o definitiva. Toca volver a mirar e inventariar todas esas potencialidades existentes en el campo popular venezolano, sus expresiones de democracia radical, sus experiencias productivas, sus narrativas y agendas propias, las formas emancipatorias de su dinamismo político aluvional. A pesar de que existan enormes obstáculos y debilidades, son finalmente estos factores el sustrato, la esencia, de cualquier proceso alternativo a desarrollarse en los próximos tiempos.

Pero también los tiempos invitan a reinventarse. El giro histórico-político de las luchas populares en Venezuela podría estar en la recuperación y re-centramiento de la dimensión territorial –abriéndose intempestivamente camino ante la irresistible primacía de los objetivos de escala nacional–; esto es, territorializar las luchas. Reconfigurar las localidades. Y tejer comunidad, en medio de las dificultades. Construir desde ya, alianzas con otros sectores de lo popular. Promover la creatividad, las éticas populares y el valor de la dignidad. Sin todas estas bases materiales, estas expresiones contrahegemónicas seguirán adoleciendo de organicidad, se evidenciarán débiles ante los numerosos dispositivos de guerra, tendrán una alta dependencia económica del Petro-Estado y los sectores privados y seguirán careciendo de resultados concretos en sus territorios para testimoniar ese mundo que sueñan transformar.

¿Qué nos queda por reivindicar en cuanto a las grandes narrativas políticas? No hay un panorama claro al respecto. Pero al menos, recuperar el sentido en el ámbito nacional apunta en principio a retomar las demandas económicas y políticas que han unido históricamente a los de abajo, unión que reconfiguraría la polarización, que sería planteada nuevamente entre los de arriba y el vasto conjunto de las clases desfavorecidas. Y a esto habría que añadirle las demandas de sostenibilidad y justicia ambiental, ante el creciente y dramático empeoramiento de la situación de los ecosistemas, bienes comunes y la vida ecológica que nos constituyen. Las dimensiones de la crisis estructural del capitalismo rentístico venezolano evidenciarán más claramente estas rutas a transitar.

De plano conviene resaltar que la situación de potencial impago de la deuda externa unido a la descomunal corrupción que se ha devorado las cuentas públicas puede hacer converger a numerosas organizaciones populares, movimientos y comunidades en torno a una campaña nacional por la auditoría de todas estas cuentas del país. Se presentaría además una oportunidad para evidenciar los vínculos de la deuda y el desfalco con el extractivismo, en la medida en la que el respaldo material de estos procesos de despojo financiero global contra Venezuela son precisamente sus ‘recursos naturales’ y sus territorios. El relanzamiento del Arco Minero del Orinoco y todo el conjunto de proyectos que buscan re-colonizar viejas geografías y las nuevas fronteras de las commodities se realiza bajo esta racionalidad. De esta manera, podríamos tener la convergencia de luchas por la justicia en la distribución económica y ecológica al mismo tiempo. Algo nunca visto en la historia de las luchas populares venezolanas.

Se nos vienen extraordinarios desafíos. La búsqueda de la paz navega en aguas turbulentas. Toca no perder el centro y tomar el timón con fuerza.


Caracas, julio 2017

*Emiliano Teran Mantovani es Sociólogo de la Universidad Central de Venezuela, ecologista político y master en Economía Ecológica por la Universidad Autónoma de Barcelona. Investigador en ciencias sociales y mención honorífica del Premio Libertador al Pensamiento Crítico 2015 por el libro ‘El fantasma de la Gran Venezuela’. Participa en el Grupo Permanente de Trabajo Sobre Alternativas al Desarrollo organizado por la Fundación Rosa Luxemburgo, en el Grupo de Trabajo CLACSO sobre ecología política  y ha colaborado con el proyecto EjAtlas - Justicia Ambiental con Joan Martínez Alier. Hace parte de la Red Oilwatch Latinoamérica.



[15] http://vtv.gob.ve/inversion-extranjera-631-millones-370-mil-dolares-firmaron-empresas-privadas-en-alianzas-estrategicas-de-motores-turismo-y-mineria/

[16]https://www.youtube.com/watch?v=L-MQIeCOPCY
[17] Pompeo afirmó el pasado 20 de julio que esperaba que se produjera una ‘transición’ en Venezuela y que trabajaban duro para comprender las cosas que allí ocurren y comunicárselas al Departamento de Estado y a los gobiernos de Colombia y México, de manera que obtuvieran los mejores resultados posibles https://www.youtube.com/watch?v=e1vFn3_5Xbw. Varias fuentes han revelado las diversas operaciones de intervención que se han aplicado desde el inicio de la Revolución Bolivariana. Por ejemplo, decenas de miles de cables revelados por Wikileaks han revelado apoyo a opositores al gobierno, desde la época del presidente Chávez. Citando un caso, la contratista de USAID/OTI ‘Development Alternatives Incorporated’ (DAI) reconocía que quienes organizaban las protestas contra el presidente Chávez en 2009 eran ‘nuestros financiados’ –‘are our grantees’. https://wikileaks.org/plusd/cables/09CARACAS1132_a.html



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